“Quisieron darme tratamiento médico y contrataron a un chamán para que me exorcizara”. Esa fue la reacción de la familia de Wu cuando reveló sus preferencias sexuales. “Tuve que acceder, pero también encontré en internet información acerca de la homosexualidad y la compartí con ellos”.
Sus padres tardaron varios años para cambiar de opinión, pero Wu y An, quienes se conocieron por internet y se enamoraron al poco tiempo, ahora viven juntos y dirigen una tienda de conveniencia junto a la casa de la familia de Wu, en la provincia rural de Hebei.
Conforme se esparcen las noticias sobre los avances en los derechos de los gays en otros países, los dos socios de vida y negocios han estado pensando en consolidar su propia relación.
“Espero que algún día se legalice el matrimonio entre personas del mismo sexo en China”, dijo An, de 32 años. “Iremos a obtener la autorización en ese instante para disfrutar de todos los derechos que tienen los matrimonios heterosexuales”. “Va a suceder”, agregó Wu, de 29 años. “Apuesto a que será el año próximo”.
Sin embargo, no todos son tan optimistas. Una pareja de lesbianas de Beijing presentó recientemente su solicitud de matrimonio y los funcionarios locales la rechazaron. Un video que narra su inútil intento circuló por internet.
Los activistas también se quejan de que el gobierno los reprime periódicamente e hicieron referencia a un caso que ocurrió en mayo. En la ciudad de Changsha, en el centro de China, un activista de 19 años que encabezaba una manifestación contra la homofobia fue encarcelado durante 12 días. La policía local lo acusó de “celebrar una protesta ilegal”.
“No solo van contra los grupos gay”, dijo Xiaogang Wei, prominente defensor de los derechos de los gays que encabeza el Instituto de Educación sobre Salud de Género de Beijing. “Las autoridades están cada vez más preocupadas de la capacidad de organización de varios grupos de defensa de derechos, especialmente cuando nos unimos, porque podríamos desafiar su poder político”.
La homosexualidad no es ilegal en China y el gobierno comunista la retiró desde hace tiempo de la lista oficial de trastornos mentales, aunque los activistas y los expertos coinciden en que persisten los prejuicios y la discriminación.
“La gente gay todavía no puede hacerse escuchar y no tienen representantes en la legislatura”, dijo Li Yinhe, renombrada socióloga de la Academia China de Ciencias Sociales.
Li llevó a cabo la primera encuesta integral sobre hombres gay. Durante más de una década, ha pedido a los legisladores nacionales que legalicen el matrimonio entre personas del mismo sexo, pero cree que a la causa le espera una prolongada batalla cuesta arriba.
Para muchos activistas, la oposición a otra clase de “matrimonio gay” es la prioridad. Los expertos dicen que a diferencia de lo que ocurre en Occidente, la gran mayoría de las personas gay en China, especialmente los hombres, no salen del armario y se casan con personas del sexo opuesto. Li explica que muchos hombres gay están bajo presión para casarse y tener hijos, especialmente en el campo.
An tuvo tres novias y casi se casa con la última. Wu estuvo casado con una mujer durante 40 días y desde entonces lo atormenta el arrepentimiento. “A veces, cuando estoy acostado, pienso en mi exesposa y me sigo sintiendo culpable”, dijo. Recuerda lo mucho que ella lloró durante su breve matrimonio sin sexo. “Mi momentánea falta de juicio le arruinó la vida: aunque nunca la toqué, será difícil que encuentre un esposo ideal por ser divorciada”.
Los medios estatales han calculado que hay más de 10 millones de mujeres chinas casadas con hombres gays. Li, la socióloga, dice que esas uniones son “tragedias” y ha asesorado a muchas mujeres que viven en ese tipo de matrimonios.
Aunque surgió una red nacional de apoyo para ayudar a que las llamadas “esposas gay” se liberen, los observadores señalan que algunos jóvenes gay de las grandes ciudades se están casando con lesbianas para apaciguar a sus familias y al mismo tiempo mantener su estilo de vida.
A Wu y An les desagrada esa clase de arreglos y predicen que habrá complicaciones personales y económicas.
Después de conocer a An, Wu empezó a escribir en Sina Weibo, el equivalente chino de Twitter, que cuenta con más de 300 millones de usuarios. Al contar su propia historia y republicar las noticias sobre las campañas por los derechos de los gays en el mundo, Wu espera inspirar a muchos chinos para que salgan del clóset.
Wu recuerda sus días de soledad en los que se sentía desamparado e incluso suicida y señala que su experiencia es la prueba que en China se está avanzando y hay esperanza de que se acepte a los gays, aún en las familias y los lugares menos esperados.
De vuelta en la feria del pueblo, Wu y An, en cuya aldea rural no hay cines y mucho menos bares para gays, hicieron una pausa para observar una interpretación de ópera en la que un actor se cambiaba rápidamente de máscara sobre el escenario para no revelar su identidad.
Tras vitorear al artista, los dos jóvenes, que en la vida real se quitaron las “máscaras”, prosiguieron su camino; los vendedores de la calle los saludaban como si fueran viejos amigos.
“Muchas personas dicen que nos admiran. Dicen que hicimos algo sorprendente”, dijo Wu. “Somos solo dos personas comunes que revelaron la verdad a su familia para poder vivir con nuestros seres queridos”. Y tal vez algún día, casarse.
Fuente: CNN