El Cedin será canjeable por dólares en efectivo en el banco para efectuar inversiones inmobiliarias, siempre y cuando el propietario del certificado presente toda la documentación pertinente a la compra que desea realizar.
El Gobierno argentino confía en que el blanqueo de capitales haga emerger alrededor de 4.000 millones de dólares no declarados y reactive el sector inmobiliario, el más golpeado por las restricciones cambiarias vigentes desde hace más de un año.
El Cedin "tendrá un efecto dinamizador y brindará un interesante nivel de liquidez en la economía", dijo hoy en declaraciones a medios locales el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV, regulador de los mercados), Alejandro Vanoli.
Vanoli reveló que el Gobierno estudia ampliar el uso del Cedin para la compra de acciones, bonos, cheques de pago y fideicomisos, entre otros.
Ello convertiría a los Cedin en una "cuasimoneda", según el presidente de la Cámara Inmobiliaria Argentina (CIA), Roberto Arévalo.
El director y socio de la consultora Analytica, Rodrigo Álvarez, valoró la "gran expectativa" generada por el Cedin y del posible mercado secundario que se generará entorno a ellos en un momento en que, debido a las restricciones cambiarias, "no hay otras puertas disponibles para acceder a dólares".
En declaraciones a Efe, Álvarez dudó que el nuevo instrumento aumente de forma significativa las operaciones inmobiliarias mientras se mantenga "la falta de liquidez en dólares y la incertidumbre sobre el valor de las propiedades".
"En este contexto los argentinos privilegian tener dólares en cajas de seguridad o en el exterior antes de desprenderse de ellos", señaló.
Los dólares invertidos en certificados quedarán como reservas del Banco Central hasta que sean canjeados de nuevo en divisas estadounidenses.
Las reservas internacionales de Argentina totalizaban 37.156 millones de dólares a fines de junio, uno de sus niveles más bajos de los últimos seis años.
El país suramericano tiene muy limitado su acceso a créditos internacionales desde el cese de pagos de 2001, lo que le obliga a recurrir a otros medios de financiación.
EFE