"En junio, si dios quiere, haré la expedición más larga de mi vida. El motivo será otro español y otra fecha histórica importante: el descubrimiento del Océano Pacífico el 26 de septiembre de 1513 por Blasco Núñez de Balboa", afirmó hoy Marichalar en una entrevista con Efe en La Habana.
El empresario inmobiliario y de las telecomunicaciones, que en pocos días cumplirá 52 años, llegó el miércoles a Cuba en la última etapa de su "Expedición Descubrimiento Florida" en homenaje al viaje protagonizado por el español Ponce de León en 1513, cuando salió de Puerto Rico en busca de la "fuente de la eterna juventud" y terminó descubriendo La Florida (EE.UU.).
Siglos después, Marichalar enfrentó su propia búsqueda resistiendo a mar abierto en una embarcación precaria "para sacar adelante una idea, una aventura, una ilusión".
El aventurero "zarpó" de Puerto Rico el 20 de marzo y recorrió casi 1.960 millas náuticas (unos 3.560 kilómetros) con paradas en República Dominicana, islas Turcos y Caicos y Bahamas, antes de arribar a San Agustín (Florida) el 3 de abril, la misma fecha en que llegó a esa tierra Ponce de León.
La última etapa Cayo Hueso-La Habana casi puso punto final a su aventura marítima número 39, que debe concluir finalmente este sábado con el viaje de regreso a Estados Unidos desde la Marina Hemingway de la capital cubana.
Entre los momentos más extremos del viaje, Marichalar relató dos tormentas nocturnas en los alrededores de Nassau (Bahamas), el mar revuelto del estrecho de La Florida y un fallo en su GPS que lo dejó cinco noches a la deriva.
"Te caes a veces, y el problema entonces no es sólo subirte a la embarcación, sino encontrarla, porque desaparece entre las olas", explicó el deportista nacido en Navarra.
"Tienes entonces que tener mucha calma -subrayó- otear al horizonte hasta que aparezca, claro que de día es más fácil".
A pesar de sus tres décadas como marino y de anteriores hazañas (al menos 11 récords mundiales y recorridos similares China-Japón y Roma-Nueva York) Marichalar afirma que sigue aprendiendo a navegar y teme "todo en el mar porque es donde la naturaleza se manifiesta de manera más brutal".
Sin embarcación de apoyo ni teléfono satelital ("No merece la pena ¿A quién vas a llamar?"), la logística de sus travesías incluye una moto-agua reforzada con amarres, luces, 4 bidones de combustible, radio, GPS y un "obligatorio" sistema de señales en caso de emergencia.
Para sobrevivir, carga con unos 5 litros de agua, frutos secos, miel, un cuchillo para sacar la basura que se cuela en las turbinas, cargadores para sus cámaras; dentro de una caja estanca guarda su pasaporte, usa una sola muda de ropa y protectores solares.
Con la piel curtida por el sol de los últimos días pero relajado a pesar del esfuerzo, el expedicionario aseveró a Efe que navega de pie todo el tiempo y pierde entre 2 y 3 kilos de peso diarios.
Aunque ha soñado con viajar en catamarán y piragua, sostiene que la moto acuática "es como un delfín, una navegación preciosa, íntima y muy verdadera".
Al igual que en travesías anteriores, Marichalar reunió material para un documental de National Geographic que debe salir en mayo y para conferencias en las que trata de "concienciar" a la gente, sobre todo a los niños, del deber de cuidar el mar.
"Enseño las imágenes de lo que veo: delfines muertos, barcos tirando basura, ácidos y petróleo, contenedores con material radioactivo (...) la mar es un basurero", indicó.
Recuerda que sus expediciones son una iniciativa "totalmente privada" y un "riesgo financiero total" en el que los patrocinadores "apoyan a partir de los resultados".
Esta vez, los beneficios del documental, las conferencias y los libros estarán dedicados a una ONG en Haití, apuntó.
"Me motiva mandar mensajes por la vida sana, por el esfuerzo personal, por afrontar el miedo (...) es un acto de honor romántico, a cambio de nada", dijo.
Radicado en Moscú, donde gestiona sus negocios, Marichalar confesó que cuando está en su oficina vive su "aventura empresarial" e intenta "resistir entre cuatro paredes 11 meses al año hasta que puedo meterme al agua".
Sin embargo, en 2013 dedicará más tiempo del habitual a navegar. En junio planea iniciar otra travesía solo y con la misma embarcación para conquistar el Pacífico, desde Filipinas hasta Panamá, pasando por Rusia y Alaska.
"Por ahora es solo una idea, pero será la última grande y larga, y a partir de ahí pienso seguir haciendo travesías pero ya no tan duras", admitió.
Marichalar resaltó que hay que ser "muy realista" e "intentar que la ilusión por una idea esté acompañada por la capacidad física de hacerla".
Tras recordar la intrepidez de otros aventureros históricos y contemporáneos, manifestó que "el reconocimiento no se busca": "No me planteo ser recordado siquiera".
Según recalcó, salir al mar es una "motivación para "resistir otras experiencias y desafíos" de la vida.
"En el mar medito, rezo. La mar es una gran catedral donde uno ve un dios no interpretado por la religión, sino que es el verdadero dios de la creación", añadió.
Fuente: EFE/ Google
El empresario inmobiliario y de las telecomunicaciones, que en pocos días cumplirá 52 años, llegó el miércoles a Cuba en la última etapa de su "Expedición Descubrimiento Florida" en homenaje al viaje protagonizado por el español Ponce de León en 1513, cuando salió de Puerto Rico en busca de la "fuente de la eterna juventud" y terminó descubriendo La Florida (EE.UU.).
Siglos después, Marichalar enfrentó su propia búsqueda resistiendo a mar abierto en una embarcación precaria "para sacar adelante una idea, una aventura, una ilusión".
El aventurero "zarpó" de Puerto Rico el 20 de marzo y recorrió casi 1.960 millas náuticas (unos 3.560 kilómetros) con paradas en República Dominicana, islas Turcos y Caicos y Bahamas, antes de arribar a San Agustín (Florida) el 3 de abril, la misma fecha en que llegó a esa tierra Ponce de León.
La última etapa Cayo Hueso-La Habana casi puso punto final a su aventura marítima número 39, que debe concluir finalmente este sábado con el viaje de regreso a Estados Unidos desde la Marina Hemingway de la capital cubana.
Entre los momentos más extremos del viaje, Marichalar relató dos tormentas nocturnas en los alrededores de Nassau (Bahamas), el mar revuelto del estrecho de La Florida y un fallo en su GPS que lo dejó cinco noches a la deriva.
"Te caes a veces, y el problema entonces no es sólo subirte a la embarcación, sino encontrarla, porque desaparece entre las olas", explicó el deportista nacido en Navarra.
"Tienes entonces que tener mucha calma -subrayó- otear al horizonte hasta que aparezca, claro que de día es más fácil".
A pesar de sus tres décadas como marino y de anteriores hazañas (al menos 11 récords mundiales y recorridos similares China-Japón y Roma-Nueva York) Marichalar afirma que sigue aprendiendo a navegar y teme "todo en el mar porque es donde la naturaleza se manifiesta de manera más brutal".
Sin embarcación de apoyo ni teléfono satelital ("No merece la pena ¿A quién vas a llamar?"), la logística de sus travesías incluye una moto-agua reforzada con amarres, luces, 4 bidones de combustible, radio, GPS y un "obligatorio" sistema de señales en caso de emergencia.
Para sobrevivir, carga con unos 5 litros de agua, frutos secos, miel, un cuchillo para sacar la basura que se cuela en las turbinas, cargadores para sus cámaras; dentro de una caja estanca guarda su pasaporte, usa una sola muda de ropa y protectores solares.
Con la piel curtida por el sol de los últimos días pero relajado a pesar del esfuerzo, el expedicionario aseveró a Efe que navega de pie todo el tiempo y pierde entre 2 y 3 kilos de peso diarios.
Aunque ha soñado con viajar en catamarán y piragua, sostiene que la moto acuática "es como un delfín, una navegación preciosa, íntima y muy verdadera".
Al igual que en travesías anteriores, Marichalar reunió material para un documental de National Geographic que debe salir en mayo y para conferencias en las que trata de "concienciar" a la gente, sobre todo a los niños, del deber de cuidar el mar.
"Enseño las imágenes de lo que veo: delfines muertos, barcos tirando basura, ácidos y petróleo, contenedores con material radioactivo (...) la mar es un basurero", indicó.
Recuerda que sus expediciones son una iniciativa "totalmente privada" y un "riesgo financiero total" en el que los patrocinadores "apoyan a partir de los resultados".
Esta vez, los beneficios del documental, las conferencias y los libros estarán dedicados a una ONG en Haití, apuntó.
"Me motiva mandar mensajes por la vida sana, por el esfuerzo personal, por afrontar el miedo (...) es un acto de honor romántico, a cambio de nada", dijo.
Radicado en Moscú, donde gestiona sus negocios, Marichalar confesó que cuando está en su oficina vive su "aventura empresarial" e intenta "resistir entre cuatro paredes 11 meses al año hasta que puedo meterme al agua".
Sin embargo, en 2013 dedicará más tiempo del habitual a navegar. En junio planea iniciar otra travesía solo y con la misma embarcación para conquistar el Pacífico, desde Filipinas hasta Panamá, pasando por Rusia y Alaska.
"Por ahora es solo una idea, pero será la última grande y larga, y a partir de ahí pienso seguir haciendo travesías pero ya no tan duras", admitió.
Marichalar resaltó que hay que ser "muy realista" e "intentar que la ilusión por una idea esté acompañada por la capacidad física de hacerla".
Tras recordar la intrepidez de otros aventureros históricos y contemporáneos, manifestó que "el reconocimiento no se busca": "No me planteo ser recordado siquiera".
Según recalcó, salir al mar es una "motivación para "resistir otras experiencias y desafíos" de la vida.
"En el mar medito, rezo. La mar es una gran catedral donde uno ve un dios no interpretado por la religión, sino que es el verdadero dios de la creación", añadió.
Fuente: EFE/ Google