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El ataque se habría producido, según la oposición, en la zona de Ghouta, casi un suburbio de la capital. El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, otro organismo disidente con sede en Londres e informadores dentro de Siria, habla de unos 200 fallecidos en estos ataques, perpetrados, señalan, con proyectiles lanzados desde aviones. Las cifras son muy dispares, imposibles de corroborar de forma independiente.
Los diferentes grupos han difundido una veintena de vídeos, supuestamente grabados el martes por la noche y el miércoles por la mañana, en Ain Tarma y Zamalka, al este de Ghouta, y en Moudamieh, al oeste, los puntos más afectados. En las imágenes se aprecia el momento en el que los heridos llegan a los hospitales y el tratamiento médico que reciben. Se pueden contar al menos una veintena de cuerpos de niños entre las decenas de cuerpos acumuladas en escaleras y pasillos, sin sudarios siquiera.
No se ve sangre en esas imágenes. No aparecen heridas comúnmente producidas por la metralla de un bombardeo ordinario o por el colapso de una vivienda dañada. Lo que se aprecia son personas de todas las edades con convulsiones, calambres, vómitos y problemas respiratorios. En una de las tomas se muestra a un bebé de menos de un año con polvo amarillo en la cara, sin vida; el doctor que lo toma en brazos habla de sarín como la causa de la muerte. Los intentos de reanimación se mezclan con la impotencia de quien porta ya cadáveres, no heridos. Los vídeos han sido colgados este miércoles en el canal de Internet Youtube, pero se desconoce a ciencia cierta cuándo fueron grabados.
Los Comités Locales de Coordinación sostienen que la situación es “crítica” porque a la falta habitual de medios sanitarios ahora se suman las carencias en aparatos de respiración asistida (electrónicos o manuales) y sobre todo, de atropina, un compuesto esencial para paliar los efectos del supuesto gas nervioso. Hasta cuatro grupos opositores han pedido al Gobierno sirio que deje que Cruz Roja pueda introducir material médico de urgencia, para atender a los que aún están vivos.
La atención a los afectados, añaden, no es sencilla, ya que los barrios afectados supuestamente por las armas químicas están siendo bombardeados a esta hora con misiles tierra-tierra y morteros. La zona es uno de los enclaves más proclives al rebelde Ejército Libre de Siria y en las últimas semanas ha sido un importante escondite para miembros de Al Nusra, vinculados a Al Qaeda, explica a Reuters Charles Lister, analista en terrorismo e insurgencia del Centro Jane de Inteligencia.
La oposición siria ha acusado a la comunidad internacional de complicidad con el ataque. "Lo que nos mata, lo que mata a nuestros hijos, no es solo el régimen [de Asad]", ha afirmado George Sabra, un dirigente opositor, en una rueda de prensa en Estambul. "La indecisión estadounidense nos mata. El silencio de nuestros amigos nos mata. El abandono de la comunidad internacional nos mata".
La Liga Árabe ha pedido a los inspectores de la ONU, que llegaron hace tres días al país para determinar si se había recurrido a armas químicas en el conflicto, que acudan inmediatamente a la zona. Los inspectores tienen previsto registrar tres localidades, incluida Khan al-Assal, donde en marzo murieron 26 personas, acto del que el Gobierno acusa a los rebeldes.
Los químicos y médicos del equipo, que tienen un plazo inicial de 14 días para tomar muestras y hacer entrevistas, no podrán señalar a un culpable, sólo aclarar si se usaron estas armas ilegales, no quién lo hizo. Tanto el régimen como la insurgencia se cruzan acusaciones sobre el empleo de este armamento. Siria es uno de los siete países del mundo que no firmaron en 1997 el protocolo que rechaza el uso de armas químicas.
“Se hace complicado pensar que El Asad va a atacar con armas químicas justo cuando hay una delegación internacional en la zona, que puede exigir ir allá y tomar muestras. Es una situación que hay que seguir muy atentamente”, dice una fuente militar de Israel, país que junto a EE UU, Francia, Reino Unido y Turquía está convencido de que el régimen ha usado armas químicas durante esta guerra, aunque sea puntualmente.
Reino Unido llevará el asunto al Consejo de Seguridad y condena el ataque, una petición hecha desde primera hora de la mañana por los opositores sirios. El Ejecutivo de David Cameron ha pedido al Gobierno de El Asad que permita que los inspectores de la ONU que accedan al lugar donde supuestamente se ha producido este ataque. Lo mismo ha pedido el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, que el miércoles en Bruselas ha afirmado que si se confirma el uso de armas químicas "no solo sería una masacre; sería una atrocidad sin precedentes".
El régimen de El Asad ha negado a través de la televisión estatal que haya "ninguna verdad" en las informaciones difundidas por activistas opositores denunciando ataques con armas químicas cerca de Damasco en los que habrían muerto decenas de personas, según la agencia oficial SANA. En el Ministerio de Información se limitan a repetir esta versión e interpretan que la denuncia de sus críticos supone un intento de “dañar” a la delegación de inspección de la ONU.
Justo esta mañana, el diario The Washington Post publica que los rebeldes están haciéndose fuertes gracias sobre todo a la toma de una base militar cerca de Alepo. En tres semanas, afirma, se ha reforzado notablemente su poderío con misiles anti tanque, blindados y ametralladoras. Sin embargo, la agencia oficial SANA informa diariamente de retrocesos de los sublevados, especialmente en la costa.
Fuente: El pais