- Los violentos choques entre policías y manifestantes en las calles de Hong Kong en los últimos días han teñido de escepticismo las expectativas sobre los resultados que pueda arrojar el diálogo entre el movimiento estudiantil prodemocracia y el gobierno autónomo.
Cinco representantes estudiantiles se reunirán el martes con otros tantos emisarios del ejecutivo local, encabezados por la número dosdel gobierno, Carrie Lam, para un debate televisado sobre sus diferencias en torno a la reforma electoral que permitiría el sufragio universal en la ciudad para 2017.
El jefe del ejecutivo, Leung Chun-Ying, ha advertido que los operativos de desalojo de las calles continuarán a pesar de la promesa de diálogo. “Son dos asuntos aparte y no mutuamente excluyentes”, ha dicho. En una entrevista concedida a la emisora de televisión ATV, Leung se mostró hoy poco dispuesto a ceder. Acusó a las manifestacione de contar con el apoyo de “fuerzas externas” y de no ser un “movimiento completamente autóctono”, aunque declinó dar detalles. Las autoridades del Gobierno de Pekín “están completamente al tanto” de la situación en Hong Kong y le apoyan, subrayó.
Los estudiantes han criticado lo que consideran una muestra de mala fe, pero han reiterado que no rechazarán el ofrecimiento. “Han puesto varias trabas y precondiciones pero hablaremos con ellos porque nosotros tenemos razón”, dijo Lester Shum, subsecretario de la Federación de Estudiantes y uno de los líderes del movimiento prodemocracia que ocupa calles importantes de la ciudad desde hace 22 días.
En el epicentro de los peores altercados entre manifestantes y policías, en el barrio comercial de Mong Kok, Shum instó en la medianoche del sábado al domingo a miles de manifestantes a mantener la calma y evitar confrontaciones. "Tememos que el bando de Leung Chun Ying intentará sabotear las posibilidades de diálogo, así que tenemos que respetar la no violencia, que es nuestra mayor baza”.
Entre la noche del sábado y la madrugada del domingo se repitieron escaramuzas entre los manifestantes, equipados con paraguas y mascarillas contra el gas pimienta, y las fuerzas policiales que ahora prefieren recurrir más a sus porras que al gas. Esa noche, 33 personas fueron arrestadas; un día antes, los detenidos fueron 26. El viernes hubo 60 heridos.
Si en algo coinciden, por lo menos tácitamente, los organizadores de las manifestaciones, ya conocidas como la revolución de los paraguas y los funcionarios del Gobierno es en la necesidad de contener la violencia. El jefe de la policía, Ken Tsang, dijo el sábado que las manifestaciones han dejado el pacifismo y se han tornado violentas. También aseguró que la policía ha mostrado máximo autocontrol. El profesor de Ciencias Sociales Chan Kin-man, uno de los líderes del movimiento civil Occupy Central, convocante de las manifestaciones, lanzó un llamamiento tanto a la Policía como a los manifestantes a mantener la calma y ejercer la autodisciplina, en un artículo en el diario local Ming Pao.
Desde el inicio de las manifestaciones, los participantes han insistido en que acerecen de líderes, algo que los organizadores parecen haber asumido como realidad irrefutable y que este fin de semana se ha mostrado su mayor debilidad.
"El movimiento corre el riesgo de fracasar a falta de un claro liderazgo", opinó el legislador Leung Kwok-hung, de la Liga Socialdemócrata y veterano activista social en Hong Kong. "Una plataforma coherente es necesaria no sólo para entablar con legitimidad el diálogo con el gobierno sino también para crear cohesión y coherencia entre los manifestantes" y evitar que diferentes grupos se muevan por iniciativa propia o puedan desviarse del objetivo central, a su juicio.
Occupy Central, la Federación de Estudiantes Universitarios y Scholarism, una agrupación de estudiantes secundarios, organizan conjuntamente las manifestaciones que reclaman una reforma electoral que permita elecciones verdaderamente libres, incluida la posibilidad de que los ciudadanos propongan candidatos. El 31 de agosto Pekín presentó una reforma electoral que elimina esa posibilidad, lo que ha dado origen a las protestas actuales.
Fuente: El pais