La inversión extranjera directa no lo es todo, mucha veces su llegada a un país implica solo una compraventa de empresas y no la expansión de la capacidad productiva, el crecimiento del empleo o la reducción de la pobreza.
Por eso, en el informe anual que al respecto difundió este miércoles la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), este organismo de la ONU advirtió que “es preciso favorecer el equilibrio entre las estrategias empresariales y los objetivos de desarrollo de los países receptores de inversión extranjera directa para aprovechar mejor las potencialidades de estos flujos”. Con esta aclaración, la CEPAL tampoco niega la importancia de este capital en una región que lo precisa, en especial en estos tiempos de huida de fondos de los países emergentes hacia EE UU, por el fortalecimiento del dólar, y de depreciación de las materias primas exportadas. Brasil, México y Chile son los que más lo captan.
Latinoamérica sufrió ya en 2014 una caída del 16,4% en la inversión extranjera directa, la que excluye los ingresos de capitales especulativos en los mercados de acciones y títulos de deuda. El año pasado, las empresas foráneas invirtieron aquí unos 146.019 millones de euros.
Pese a su estancamiento económico, las protestas sociales, los escándalos de corrupción y las elecciones presidenciales, que muchas veces provocan incertidumbre en el empresariado, Brasil ha seguido siendo el principal destino de la inversión extranjera en Latinoamérica. La mayor economía de la región atrajo 57.464 millones, lo que supuso una merma de solo el 2% respecto de 2013. Las fábricas de coches han elevado su inversión a niveles históricos en Brasil, un mercado protegido por las reglas de la unión aduanera de Mercosur (que también integran Argentina, Venezuela, Uruguay y Paraguay).
Chile casi empata con México; Colombia y Perú lo siguen en la clasificación regional
A pesar de las reformas económicas emprendidas por el Gobierno de Enrique Peña Nieto, México sufrió en 2014 un derrumbe del 49% en la inversión extranjera, pero se mantiene como segundo destino latinoamericano, con 20.960 millones. Solo en 2015 se espera la llegada de inversiones por la apertura del sector petrolero al capital privado y extranjero. Analistas consideran que la violencia del narcotráfico desalienta la radicación de compañías foráneas. No obstante, la industria del motor también batió en la segunda economía de la región un récord de inversión extranjera el año pasado, con la mirilla puesta en el creciente mercado de EE UU, al que accede sin barreras por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
Chile, quinta economía de Latinoamérica, fue el tercer país receptor de inversión extranjera. Captó 20.231 millones, casi tanto como México. La cifra representó un alza del 14% respecto de 2013, lo que demuestra que las empresas extranjeras siguieron apostando por este país pese a la desaceleración económica y la incertidumbre que en el empresariado local provocaron las reformas sociales del Gobierno de Michelle Bachelet.
Colombia, con el cuarto PIB en la región, también es el cuarto destino de las compañías del exterior. El año pasado recibió 14.762 millones, apenas el 1% menos que en 2013. La siguió Perú, séptima economía latinoamericana, con 6.995 millones, con un recorte del 18% en sintonía con la ralentización de su PIB. Entre los cuatro países de economías abiertas que integran la Alianza del Pacífico (México, Chile, Colombia y Perú) sumaron 62.947 millones, frente a 66.588 millones de Mercosur, cuyo peso se concentra en Brasil.
Argentina se mantuvo en 2014 como tercera economía latinoamericana, más allá de los pronósticos que vaticinaban que la devaluación del peso la dejaría cuarta, por detrás de Colombia. Pero no logró mejorar en términos de inversión extranjera: sigue relegada al sexto puesto regional, con 6.080 millones, un 41% menos que en 2013. Las restricciones a la salida de capitales desalientan el ingreso de capitales, así como obliga a las filiales de empresas extranjeras a reinvertir sus beneficios en el mismo país.
Venezuela también tiene controles de cambio, pero, a diferencia de la estancada economía de Argentina, sufrió una contracción del PIB en 2014 que lo llevó del cuarto al sexto puesto regional en los últimos años. Sumida también en fuertes tensiones políticas, Venezuela fue el año pasado el antepenúltimo destino de la inversión extranjera en Latinoamérica, con 294 millones, solo por encima de El Salvador y Paraguay. La suma supone una bajada del 88% respecto de 2013.
Después de Argentina, los siguientes mayores receptores de capital foráneo en Latinoamérica son Panamá, con 4.339 millones, pese a que es la 13º economía de la región; Uruguay (11º PIB regional), con 2.533 millones; República Dominicana (9º PIB regional), con 2.031 millones, y Costa Rica (12º por tamaño de economía), 1.936 millones. Ecuador y Guatemala, octava y décima economías de la región, se encuentran más relegados en términos de inversión extranjera.
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