RÍO DE JANEIRO (NA) 23 OCT ─ Una turista española de 67 años falleció este lunes por disparos de la policía en una violenta favela de Río de Janeiro, donde efectuaba un tour turístico en un vehículo junto a familiares.
Los hechos ocurrieron hacia las 10H30 locales (12H30 GMT) cuando el carro en el que viajaba María Esperanza Jiménez Ruiz "rompió el bloqueo policial" en una entrada de la favela Rocinha, una hora después de un tiroteo en el que dos agentes y un presunto delincuente resultaron heridos, precisó la Policía Militar (PM) en un comunicado. La mayor favela de Rio, ubicada en un cerro cercano a las turísticas playas de Ipanema y Leblon, lleva semanas bajo fuego cruzado entre bandas de narcotraficantes. A fines de septiembre, el gobierno brasileño movilizó a cerca de un millar de militares para reforzar la seguridad de la zona apoyados por tanques.
Al ver que el automóvil ignoró el alto, "hubo una reacción de la guarnición, alcanzando el vehículo", indicó la PM, un cuerpo que depende la autoridad de cada estado. Solo en el posterior "abordaje se verificó que se trataba de un vehículo para transporte de turistas", agregó. María Esperanza Jiménez resultó "herida" y fue trasladada al cercano Hospital Miguel Couto, "pero no resistió", señaló el comunicado. El departamento de homicidios de la Policía Civil (de investigación) precisó más tarde que la española recibió al menos un disparo en el cuello.
Peligrosos safaris en las favelas
A pesar de los tiroteos, los llamados "safaris" turísticos en las favelas, ofrecidos por operadores privados, prácticamente no han dejado de funcionar entre esas precarias construcciones de ladrillo donde se hacinan decenas de miles de habitantes. Las fotos del presunto vehículo baleado en los medios brasileños muestran un automóvil gris común, sin nada que lo identifique como coche de transporte de pasajeros.
El hermano y la cuñada de la española, que aparentemente estaban con ella en el vehículo, llegaron compungidos al hospital sin dar declaraciones a los medios y luego fueron a declarar ante la policía, acompañados por personal del consulado español. Según el portal G1, el conductor -un italiano que vive hace cuatro años en Brasil- negó en su declaración haber recibido órdenes de la policía para parar y dijo que no percibió ningún bloqueo policial. El cónsul de España en Rio, Manuel Salazar, sigue directamente las investigaciones.
Entretanto, el coordinador del proyecto comunitario Favela Walking Tour en Rocinha, Roberto Junior, afirmó que el grupo de españoles estaba probablemente guiado por alguien de fuera de la favela, que no conoce bien los peligros del lugar. "Nosotros trabajamos con guías locales y uno va pasando información al otro. Todo el día tenemos que evaluar la situación para ver si se puede hacer el tour o no (...) Nosotros velamos por la gente. No vamos a llevar turistas donde pueda pasar algo", dijo Junior al portal UOL.
Violencia endémica
Tras los Juegos Olímpicos-2016 y en medio de la bancarrota del Estado de Rio, la violencia repuntó rápidamente y se ha cebado especialmente en las favelas, donde vive un cuarto de la población de la ciudad, a menudo bajo el dominio de bandas de narcotraficantes. Esa violencia ha llegado a alcanzar también a varios turistas extranjeros en los últimos meses.
Sin embargo, las anteriores muertes fueron algo diferentes: generalmente los turistas entraron por error a una favela, donde traficantes que la dominaban les dispararon al desconfiar de sus vehículos. Fue el caso de una turista británica baleada en agosto al ingresar accidentalmente con su esposo e hijos a una favela en Angra dos Reis, en el estado de Rio. También el de una turista argentina que falleció después de haber sido herida de bala en marzo en la favela Morro dos Prazeres, donde había ingresado por error siguiendo las indicaciones de un GPS mientras intentaba llegar al Cristo Redentor, uno de los monumentos más visitados de la ciudad.
Tres meses antes, un italiano de 52 años perdió la vida de un disparo en esa misma barriada, desorientado por el GPS. Ante la crisis de seguridad, el gobierno brasileño desplegó 8.500 militares para apoyar a la policía ante la ola violenta en la Cidade Maravilhosa.