Los 30 miembros del barco Artic Sunrise -28 activistas de esta ONG ecologista y dos periodistas- se encuentran desde el 19 de septiembre detenidos en Murmansk (norte de Rusia), acusados de “piratería en grupo organizado”, delito por el que se enfrentan a una pena de hasta 15 años de prisión.
La jornada de movilización convocada por Greenpeace, prevista en 47 países del mundo, comenzó en Nueva Zelanda, luego en Europa, y posteriormente continuaría en Estados Unidos y Canadá.
En Londres, unas 1,000 personas se concentraron frente a la embajada de Rusia, entre ellos el actor Jude Law, los músicos Paul Simonon (The Clash) y Damon Albarn (Blur).
Un número similar de personas se reunió en La Haya, Holanda, frente a la representación rusa, donde se hicieron escuchar con tambores y trompetas. Algunos manifestantes estaban vestidos como piratas y llevaban pancartas en las que se podía leer mensajes como “¿Piratería? ¿Es una broma?”.
En Madrid, varias decenas de personas se reunieron por la tarde en la emblemática plaza de la Puerta del Sol, donde los activistas instalaron una barca de pesca pintada de verde con un arco iris y una paloma blanca para representar al Artic Sunrise.
Una docena de militantes vestidos con monos naranja se esposaron las muñecas y se ataron pies y manos con gruesas cadenas.
A su alrededor, otros voluntarios vestidos con las camisetas verdes de Greenpeace sostenían en silencio pancartas con fotografías de los detenidos.
Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, enarbolaban carteles en los que decía: “Salva el Ártico. Libertad para los activistas” y mensajes en ruso.
“Me parece increíble que por protestar pacíficamente, 30 activistas de Greenpeace pasen dos meses en prisión preventiva en una cárcel de Siberia y se arriesguen a penas de 15 años”, dice Alejandro Esteban, de 30 años, uno de los voluntarios de la ONG esposados y arrodillados.
En París, unas 300 personas se manifestaron en la céntrica plaza de la República, entre ellas la hermana del francés detenido en Murmansk, Francesco Pisanu, un marino de 38 años.
Una inmensa banderola amarilla que decía “Liberen a los defensores del clima” fue desplegada con la ayuda de una grúa.
En Helsinki se reunieron unas 1,300 personas para protestar, en tanto que en Estocolmo fueron unas 500 y 200 en Viena.
La jornada de movilización convocada por Greenpeace, prevista en 47 países del mundo, comenzó en Nueva Zelanda, luego en Europa, y posteriormente continuaría en Estados Unidos y Canadá.
En Londres, unas 1,000 personas se concentraron frente a la embajada de Rusia, entre ellos el actor Jude Law, los músicos Paul Simonon (The Clash) y Damon Albarn (Blur).
Un número similar de personas se reunió en La Haya, Holanda, frente a la representación rusa, donde se hicieron escuchar con tambores y trompetas. Algunos manifestantes estaban vestidos como piratas y llevaban pancartas en las que se podía leer mensajes como “¿Piratería? ¿Es una broma?”.
En Madrid, varias decenas de personas se reunieron por la tarde en la emblemática plaza de la Puerta del Sol, donde los activistas instalaron una barca de pesca pintada de verde con un arco iris y una paloma blanca para representar al Artic Sunrise.
Una docena de militantes vestidos con monos naranja se esposaron las muñecas y se ataron pies y manos con gruesas cadenas.
A su alrededor, otros voluntarios vestidos con las camisetas verdes de Greenpeace sostenían en silencio pancartas con fotografías de los detenidos.
Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, enarbolaban carteles en los que decía: “Salva el Ártico. Libertad para los activistas” y mensajes en ruso.
“Me parece increíble que por protestar pacíficamente, 30 activistas de Greenpeace pasen dos meses en prisión preventiva en una cárcel de Siberia y se arriesguen a penas de 15 años”, dice Alejandro Esteban, de 30 años, uno de los voluntarios de la ONG esposados y arrodillados.
En París, unas 300 personas se manifestaron en la céntrica plaza de la República, entre ellas la hermana del francés detenido en Murmansk, Francesco Pisanu, un marino de 38 años.
Una inmensa banderola amarilla que decía “Liberen a los defensores del clima” fue desplegada con la ayuda de una grúa.
En Helsinki se reunieron unas 1,300 personas para protestar, en tanto que en Estocolmo fueron unas 500 y 200 en Viena.