Meca regional de los amantes de las playas con aguas tibias y con decenas de destinos para elegir, en Brasil los argentinos encabezan el ranking de visitantes. La última temporada llegaron 1.670.000, sobre un total de 5,6 millones de turistas extranjeros. Estos datos deberán “incrementarse sustancialmente” el próximo verano, según estiman en el Ministerio de Turismo que comanda Gastao Vieira.
Pero los números traicionan la primacía nacional cuando se trata de gastos. En promedio, los argentinos gastan 648 dólares, la tercera parte del desembolso de los españoles. La cifra revela las trabas que el cepo al dólar levanta para los viajeros locales, que se sintieron especialmente en Florianópolis, uno de los destinos preferidos. Sin embargo, para este verano la empresa estatal de turismo Embratur prevé un fuerte aumento de los arribos.
El posible adelantamiento del inicio de las clases para canjearlo por un asueto durante el Mundial de fútbol, en junio, podría vaciar los hoteles de veraneantes brasileños durante febrero. “Si fuera así, la búsqueda de turistas argentinos sería infernal ”, coinciden dos fuentes del sector turístico brasileño. Desde Argentina, algunos agentes turísticos suponen que la devaluación que efectuó Brasil podría mejorar los precios en algunas tarifas hoteleras para las vacaciones de los argentinos.
En Uruguay, que está muy caro para los argentinos, intentan compensar esa desventaja con la anunciada devolución del IVA (22% de las compras) para las compras realizadas con tarjeta de crédito o débito, y las inmobiliarias se comprometieron a tratar de mantener los mismos precios del año pasado.
Además, algunas analizan ofrecer el pago en hasta seis cuotas. Los argentinos representan el 70% del turismo extranjero en ese país, y tanto funcionarios como comerciantes buscan minimizar los efectos del cepo al dólar y la desventaja cambiaria. ¿Los precios? En Punta del Este, una quincena en un departamento de dos ambientes lejos del mar y del centro cuesta unos 2.200 dólares, y una comida sale entre 20 y 50 dólares.
Del otro lado del país, cada vez son más los que cruzan la cordillera a visitar desde los lagos del sur hasta los “shoppings” de Santiago, aprovechando el atraso del dólar oficial y las ofertas de una economía abierta, con precios dos o tres veces más bajos en electrónica o indumentaria.
Según el Servicio Nacional de Turismo chileno, en 2012 viajaron a Chile cerca de un millón y medio de argentinos, lo que representa el 41,6% de los extranjeros que visitaron este país. Para alimentar el anzuelo de las compras, la campaña “Cruzá a Chile” ofrece un 20% de descuento contra entrega del DNI argentino en más de 400 servicios de hotelería, gastronomía y tiendas. Las ofertas se pueden consultar en www.cruzachile.com.ar.
Este año, Chile invirtió casi medio millón de dólares en promocionar sus destinos turísticos en Argentina. Y los frutos ya están a la vista. Las visitas de los argentinos suelen durar entre tres y seis noches para hacer turismo y salir de compras en la calle de las marcas de lujo que es Alonso de Córdova (similar a lo que fue la avenida Alvear en Buenos Aires) o en los más económicos “outlets” situados en el barrio de Quilicura.
Tan masiva es la presencia argentina en Santiago que el mall Parque Arauco tiene un cartel publicitario en la autopista que va de Buenos Aires al aeropuerto de Ezeiza. A su vez, el flamante Costanera Center tiene un programa de descuentos especiales para turistas llamado On Tour, que incluye a las grandes marcas. Y parece atractivo: el 38 por ciento de las compras fue hecha por argentinos. ¿Precios? Por ejemplo, un pantalón o una campera de esquí para niños puede encontrarse por menos de 250 pesos argentinos. En electrónica, la diferencia también es llamativa, aun contando la tasa aduanera.
Los supermercados, como Líder, de Walmart, venden tablets Samsung Galaxy de 8 pulgadas a 400 dólares. La cadena de tiendas París ofrece por ejemplo un iPad mini de 16GB a 398 dólares, o un televisor LED de 32 pulgadas Sony a 440 dólares. En gastronomía, en cambio, los precios son iguales o incluso más altos que en Argentina. Una pizza con gaseosa grande cuesta unos 26 dólares.
Fuente: Clarin
El posible adelantamiento del inicio de las clases para canjearlo por un asueto durante el Mundial de fútbol, en junio, podría vaciar los hoteles de veraneantes brasileños durante febrero. “Si fuera así, la búsqueda de turistas argentinos sería infernal ”, coinciden dos fuentes del sector turístico brasileño. Desde Argentina, algunos agentes turísticos suponen que la devaluación que efectuó Brasil podría mejorar los precios en algunas tarifas hoteleras para las vacaciones de los argentinos.
En Uruguay, que está muy caro para los argentinos, intentan compensar esa desventaja con la anunciada devolución del IVA (22% de las compras) para las compras realizadas con tarjeta de crédito o débito, y las inmobiliarias se comprometieron a tratar de mantener los mismos precios del año pasado.
Además, algunas analizan ofrecer el pago en hasta seis cuotas. Los argentinos representan el 70% del turismo extranjero en ese país, y tanto funcionarios como comerciantes buscan minimizar los efectos del cepo al dólar y la desventaja cambiaria. ¿Los precios? En Punta del Este, una quincena en un departamento de dos ambientes lejos del mar y del centro cuesta unos 2.200 dólares, y una comida sale entre 20 y 50 dólares.
Del otro lado del país, cada vez son más los que cruzan la cordillera a visitar desde los lagos del sur hasta los “shoppings” de Santiago, aprovechando el atraso del dólar oficial y las ofertas de una economía abierta, con precios dos o tres veces más bajos en electrónica o indumentaria.
Según el Servicio Nacional de Turismo chileno, en 2012 viajaron a Chile cerca de un millón y medio de argentinos, lo que representa el 41,6% de los extranjeros que visitaron este país. Para alimentar el anzuelo de las compras, la campaña “Cruzá a Chile” ofrece un 20% de descuento contra entrega del DNI argentino en más de 400 servicios de hotelería, gastronomía y tiendas. Las ofertas se pueden consultar en www.cruzachile.com.ar.
Este año, Chile invirtió casi medio millón de dólares en promocionar sus destinos turísticos en Argentina. Y los frutos ya están a la vista. Las visitas de los argentinos suelen durar entre tres y seis noches para hacer turismo y salir de compras en la calle de las marcas de lujo que es Alonso de Córdova (similar a lo que fue la avenida Alvear en Buenos Aires) o en los más económicos “outlets” situados en el barrio de Quilicura.
Tan masiva es la presencia argentina en Santiago que el mall Parque Arauco tiene un cartel publicitario en la autopista que va de Buenos Aires al aeropuerto de Ezeiza. A su vez, el flamante Costanera Center tiene un programa de descuentos especiales para turistas llamado On Tour, que incluye a las grandes marcas. Y parece atractivo: el 38 por ciento de las compras fue hecha por argentinos. ¿Precios? Por ejemplo, un pantalón o una campera de esquí para niños puede encontrarse por menos de 250 pesos argentinos. En electrónica, la diferencia también es llamativa, aun contando la tasa aduanera.
Los supermercados, como Líder, de Walmart, venden tablets Samsung Galaxy de 8 pulgadas a 400 dólares. La cadena de tiendas París ofrece por ejemplo un iPad mini de 16GB a 398 dólares, o un televisor LED de 32 pulgadas Sony a 440 dólares. En gastronomía, en cambio, los precios son iguales o incluso más altos que en Argentina. Una pizza con gaseosa grande cuesta unos 26 dólares.
Fuente: Clarin