La desigualdad campea en América Latina. Es como un monstruo de muchas cabezas que los ciudadanos identifican con gobiernos autoritarios que benefician a unos pocos y favorecen la proliferación de barrios pobres, donde la gente no puede acceder a servicios básicos indispensables, porque unas personas ostentan más derechos que otras.
Esa es la conclusión que se desprende de una encuesta de percepción promovida por UN Hábitat (la agencia de la Organización de Naciones Unidas para el desarrollo urbano) en 10 ciudades de América Latina: Asunción (Paraguay), Bogotá (Colombia), Córdoba (Argentina), Guadalajara (México), Lima (Perú), Montevideo (Uruguay), Quito (Ecuador), Santa Cruz (Bolivia), Sao Paulo (Brasil) y Valparaíso (Chile).
Los resultados de la encuesta no dejan lugar a dudas de la conciencia de los latinoamericanos sobre las condiciones de desigualdad en sus ciudades: en promedio, el 52 por ciento de todos los consultados en las 10 urbes aseguró que la desigualdad es alta o muy alta.
El estudio muestra que no solo hay una concepción generalizada de la desigualdad en la región, sino que en algunos centros urbanos es hasta 24 puntos más alta que el promedio. En Sao Paulo, por ejemplo, el porcentaje fue de 76 por ciento; en Asunción, de 75 y en Córdoba, de 67.
Más contundente es que los latinoamericanos no solo conocen que el fenómeno data de mucho tiempo atrás, sino que son pesimistas sobre la posibilidad de que las condiciones de desigualdad se reduzcan en el futuro.
En promedio, el 56 por ciento en todas las ciudades percibe que la desigualdad se ha incrementado en los últimos cinco años y el 47 por ciento vislumbra un panorama sombrío, pues cree que va a empeorar en el próximo lustro.
Asunción (75 por ciento), Córdoba (69) y Guadalajara (66) son las ciudades donde es más alta la percepción de que la desigualdad se ha incrementado. Y cuando se les pregunta por el futuro, Córdoba lidera en pesimismo (66 por ciento) sobre la posibilidad de que las condiciones cambien. Bogotá (60 por ciento) y Asunción (57) la acompañan en esa visión descreída de la posibilidad de reducir la brecha.
No obstante, las respuestas de las ciudades no son uniformes en este campo. Hay casos como el de Quito, donde el 48 por ciento de los encuestados habló de una desigualdad media y el 40 por ciento de una desigualdad baja o muy baja. Eso sí, el 34 por ciento en esa urbe cree que en los próximos cinco años las condiciones seguirán iguales.
En Montevideo, el 42 por ciento también percibe una disminución de la desigualdad. En Valparaíso y Lima, la cuarta parte de los encuestados cree que la desigualdad va a disminuir.
Sin embargo, es claro en las respuestas recogidas por la encuesta que la tercera parte de los encuestados considera que la situación de desigualdad se va a mantener en sus ciudades y solo una quinta parte cree que la situación de la gente mejorará un poco.
No obstante, el 53 por ciento de la las personas señaló la educación como la acción más efectiva para promover la reducción de la desigualdad.
La desigualdad es causa de conflictos sociales
En América Latina no solo la desigualdad con pocas posibilidades de cambio está a la orden del día. Esa brecha, que para nadie pasa inadvertida, es fuente de conflictos sociales y económicos, y en muchos casos de carácter ideológico.
Cuando la encuesta indagó sobre las relaciones que más generan conflicto, el 80 por ciento calificó como muy fuertes o fuertes las diferencias que se presentan entre empleadores y trabajadores. Muy cerca, con el 78 por ciento, señalaron los conflictos entre pobres y ricos, y con el 76 por ciento, los que se dan entre partidos políticos y ciudadanos.
Para los responsables del estudio “resulta preocupante que casi ocho de cada diez personas considere que el conflicto entre partidos políticos y ciudadanos es fuerte o muy fuerte”, entre otras razones porque el tema denota polarización.
En cambio, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades del mundo, en las urbes latinoamericanas incluidas en esta investigación resultó positivo que los conflictos entre locales e inmigrantes solo marca el 21 por ciento, y por temas de raza o género, el 15 y 13 por ciento, respectivamente.
Al comparar estas respuestas con el ‘Latinobarómetro del 2010’, el estudio encontró que los conflictos por razas es mayor entre los países que en las ciudades. En síntesis, “hay más cultura de la no discriminación en las áreas urbanas”.
Ficha de la encuesta
La encuesta fue promovida por UN Hábitat, financiada en gran parte por la Fundación Avina. Fue diseñada, aplicada, sistematizada y cofinanciada por iniciativas ciudadanas que hacen parte de la Red Latinoamericana por Ciudades Justas, Democráticas y Sustentables. Informe (análisis y comparación de resultados) fue realizado por ‘Jalisco, cómo vamos’, organización de Guadalajara (México).
GRUPO DE DIARIOS DE AMÉRICA (GDA)
Esa es la conclusión que se desprende de una encuesta de percepción promovida por UN Hábitat (la agencia de la Organización de Naciones Unidas para el desarrollo urbano) en 10 ciudades de América Latina: Asunción (Paraguay), Bogotá (Colombia), Córdoba (Argentina), Guadalajara (México), Lima (Perú), Montevideo (Uruguay), Quito (Ecuador), Santa Cruz (Bolivia), Sao Paulo (Brasil) y Valparaíso (Chile).
Los resultados de la encuesta no dejan lugar a dudas de la conciencia de los latinoamericanos sobre las condiciones de desigualdad en sus ciudades: en promedio, el 52 por ciento de todos los consultados en las 10 urbes aseguró que la desigualdad es alta o muy alta.
El estudio muestra que no solo hay una concepción generalizada de la desigualdad en la región, sino que en algunos centros urbanos es hasta 24 puntos más alta que el promedio. En Sao Paulo, por ejemplo, el porcentaje fue de 76 por ciento; en Asunción, de 75 y en Córdoba, de 67.
Más contundente es que los latinoamericanos no solo conocen que el fenómeno data de mucho tiempo atrás, sino que son pesimistas sobre la posibilidad de que las condiciones de desigualdad se reduzcan en el futuro.
En promedio, el 56 por ciento en todas las ciudades percibe que la desigualdad se ha incrementado en los últimos cinco años y el 47 por ciento vislumbra un panorama sombrío, pues cree que va a empeorar en el próximo lustro.
Asunción (75 por ciento), Córdoba (69) y Guadalajara (66) son las ciudades donde es más alta la percepción de que la desigualdad se ha incrementado. Y cuando se les pregunta por el futuro, Córdoba lidera en pesimismo (66 por ciento) sobre la posibilidad de que las condiciones cambien. Bogotá (60 por ciento) y Asunción (57) la acompañan en esa visión descreída de la posibilidad de reducir la brecha.
No obstante, las respuestas de las ciudades no son uniformes en este campo. Hay casos como el de Quito, donde el 48 por ciento de los encuestados habló de una desigualdad media y el 40 por ciento de una desigualdad baja o muy baja. Eso sí, el 34 por ciento en esa urbe cree que en los próximos cinco años las condiciones seguirán iguales.
En Montevideo, el 42 por ciento también percibe una disminución de la desigualdad. En Valparaíso y Lima, la cuarta parte de los encuestados cree que la desigualdad va a disminuir.
Sin embargo, es claro en las respuestas recogidas por la encuesta que la tercera parte de los encuestados considera que la situación de desigualdad se va a mantener en sus ciudades y solo una quinta parte cree que la situación de la gente mejorará un poco.
No obstante, el 53 por ciento de la las personas señaló la educación como la acción más efectiva para promover la reducción de la desigualdad.
La desigualdad es causa de conflictos sociales
En América Latina no solo la desigualdad con pocas posibilidades de cambio está a la orden del día. Esa brecha, que para nadie pasa inadvertida, es fuente de conflictos sociales y económicos, y en muchos casos de carácter ideológico.
Cuando la encuesta indagó sobre las relaciones que más generan conflicto, el 80 por ciento calificó como muy fuertes o fuertes las diferencias que se presentan entre empleadores y trabajadores. Muy cerca, con el 78 por ciento, señalaron los conflictos entre pobres y ricos, y con el 76 por ciento, los que se dan entre partidos políticos y ciudadanos.
Para los responsables del estudio “resulta preocupante que casi ocho de cada diez personas considere que el conflicto entre partidos políticos y ciudadanos es fuerte o muy fuerte”, entre otras razones porque el tema denota polarización.
En cambio, a diferencia de lo que ocurre en otras ciudades del mundo, en las urbes latinoamericanas incluidas en esta investigación resultó positivo que los conflictos entre locales e inmigrantes solo marca el 21 por ciento, y por temas de raza o género, el 15 y 13 por ciento, respectivamente.
Al comparar estas respuestas con el ‘Latinobarómetro del 2010’, el estudio encontró que los conflictos por razas es mayor entre los países que en las ciudades. En síntesis, “hay más cultura de la no discriminación en las áreas urbanas”.
Ficha de la encuesta
La encuesta fue promovida por UN Hábitat, financiada en gran parte por la Fundación Avina. Fue diseñada, aplicada, sistematizada y cofinanciada por iniciativas ciudadanas que hacen parte de la Red Latinoamericana por Ciudades Justas, Democráticas y Sustentables. Informe (análisis y comparación de resultados) fue realizado por ‘Jalisco, cómo vamos’, organización de Guadalajara (México).
GRUPO DE DIARIOS DE AMÉRICA (GDA)