Río de Janeiro, Brasil.- El gobierno de Brasil incrementó 11,67% el salario mínimo y lo llevó a 880 reales por mes (unos 227 dólares), una medida que busca compensar la inflación pero que aumenta la presión sobre las cuentas públicas.
Originalmente, el Congreso había fijado el piso de ingresos en 871 reales, pero la presidenta izquierdista Dilma Rousseff decidió aumentarlo por encima de la inflación prevista para este año que es de 10,57%.
La medida entrará en vigencia el 1 de enero de 2016.
El aumento implicará un costo adicional de 2.900 millones de reales sobre el presupuesto, equivalentes a unos 743 millones de dólares, según detalló el Ministerio de Planificación.
La presión sobre las cuentas públicas es un tema sensible en momentos en que Brasil registra un creciente rojo fiscal y no pudo cumplir la meta de 2015.
El ministro de Trabajo, Miguel Rossetto, dijo que la política de actualizar el piso de los ingresos iniciada por el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva permitió aumentar el salario mínimo en 76% en términos reales entre 2003 y 2015.
“Significa una ampliación del mercado, de la calidad de vida y del desarrollo económico”, dijo.
No obstante, para el diputado Edmilson ROdrigues de la fuerza izquierdista PSOL, para vivir dignamente en Brasil es necesario contar con un ingreso en torno a los 2.500 reales mensuales.
Dos meses atrás, el ahora exministro de Hacienda Joaquim Levy había evaluado la posibilidad de postergar el incremento del salario mínimo hasta entre enero y mayo como parte de un programa de ajuste considerado escencial para reencaminar la atribulada economía.
Levy fue reemplazado el 18 de diciembre por Nelson Barbosa, quien conducía el Ministerio de Planificación.
Brasil, la primera economía de América Latina y la séptima del mundo, cayó en recesión en el segundo trimestre tras un largo ciclo de crecimiento pobre o nulo.
Además, el país fue sacudido a lo largo de 2015 por las revelaciones del escándalo de corrupción en la estatal Petrobras, que dejó al descubierto un multimillonario fraude que involucró a empresarios y políticos de primera línea.
La crisis política, agravada por los problemas económicos, se agudizó a principios de diciembre con la apertura de un proceso de impeachment que podría destituir a Rousseff por supuestamente adulterar las cuentas públicas.