“Hoy puedo decir, en este recinto histórico, que hemos cumplido a los colombianos y al mundo. En Colombia estamos pasando la página de la guerra para comenzar a escribir el capítulo de la paz”, dijo el mandatario ante el pleno de la Asamblea General.
“América –el inmenso continente americano, con todas sus islas, desde la Patagonia hasta Alaska– ¡es ahora una zona de paz!”, agregó Santos al presentarles a los líderes mundiales lo acordado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas), la principal y más antigua guerrilla del país, tras casi cuatro años de negociaciones en Cuba.
“Ha terminado el último y más viejo conflicto armado del Hemisferio Occidental”, sostuvo Santos en un emotivo discurso que coincide con el Día Internacional de la Paz. “Hay una guerra menos en el planeta”, añadió, en un comentario que genera un sentimiento de alivio en momentos en que los líderes mundiales se estancan en las frustrantes negociaciones para intentar detener la sangrienta guerra de Siria.
El acuerdo final se firmará el lunes en Cartagena y para entonces “comenzará la concentración de los miembros de la guerrilla en diversos campamentos, donde entregarán sus armas a las Naciones Unidas en un plazo de seis meses, e iniciarán su proceso de reincorporación a la sociedad”, sostuvo. Antes de su discurso en la Asamblea, Santos había entregado en una carpeta decorada con la bandera colombiana el acuerdo al Consejo de Seguridad de la ONU, cuyos 15 miembros lo recibieron con aplausos y de pie.
Guerrilla pasará a ser un partido político
El jefe de Estado dijo que el pacto final acordado el 24 de agosto en La Habana, que para entrar en vigor deberá ser aprobado por los colombianos en un plebiscito el 2 de octubre, en esencia establece que el grupo rebelde pasará a ser una organización política legal. Explicó que el acuerdo tuvo “como principal característica” la “protección y garantía de los derechos de las víctimas”.
Además, dijo que “es la primera vez en la historia de la resolución de conflictos armados en el mundo en que un gobierno y un grupo armado ilegal –a través de un acuerdo y no por imposiciones externas– pactan una justicia transicional para someterse a ella”. “Los responsables de crímenes internacionales y otros delitos graves serán investigados, juzgados y sancionados”, advirtió. El acuerdo también significará que la guerrilla abandonará el narcotráfico.