En conferencia de prensa, la policía anunció el hallazgo, pero aclaró que solo recuperaron el relicario de cristal y oro, en tanto el trozo de tela con la sangre del Pontífice continúa desaparecido.
De acuerdo con el reporte, los jóvenes autores de la sustracción explicaron que su interés era vender el recipiente, por lo cual se deshicieron de la tela dado su escaso valor comercial.
En sus testimonios, los muchachos dijeron no recordar dónde tiraron la tela, manchada con sangre de Juan Pablo II en un atentado en su contra concurrido en 1981.
El robo de la reliquia se produjo en la iglesia San Pietro della Ienca, ubicada en la región de Abruzzo (este de Roma), lugar muy estimado por el Papa a donde iba con frecuencia para caminar, esquiar y rezas en el templo.
Por esa razón, su secretario personal por casi cuatro décadas, el cardenal Stanislaw Dziwisz, decidió entregar a esa iglesia la reliquia, una de las pocas que se conservan del Pontífice que será canonizado en mediados de este año.
Según la policía, las pesquisas para encontrar el trozo de tela continúan en los alrededores de la localidad.
De acuerdo con el reporte, los jóvenes autores de la sustracción explicaron que su interés era vender el recipiente, por lo cual se deshicieron de la tela dado su escaso valor comercial.
En sus testimonios, los muchachos dijeron no recordar dónde tiraron la tela, manchada con sangre de Juan Pablo II en un atentado en su contra concurrido en 1981.
El robo de la reliquia se produjo en la iglesia San Pietro della Ienca, ubicada en la región de Abruzzo (este de Roma), lugar muy estimado por el Papa a donde iba con frecuencia para caminar, esquiar y rezas en el templo.
Por esa razón, su secretario personal por casi cuatro décadas, el cardenal Stanislaw Dziwisz, decidió entregar a esa iglesia la reliquia, una de las pocas que se conservan del Pontífice que será canonizado en mediados de este año.
Según la policía, las pesquisas para encontrar el trozo de tela continúan en los alrededores de la localidad.
Prensa Libre