El ataque se produjo ayer cuando unos hombres armados irrumpieron en la iglesia y empezaron a disparar contra los feligreses, en su mayoría residentes en esta localidad situada en el estado de Borno, feudo político y operativo de Boko Haram.
“La primera vez que oí los disparos, corrí hacia el monte. Entonces oí gritos que procedían de la iglesia y vi a algunas personas escapar, incluso cuando los disparos continuaban”, relató hoy a los periodistas Abubakar Yusuf, un residente que consiguió escapar a Maiduguri, la capital del estado.
Según contó, algunos de los residentes que consiguieron escapar le aseguraron que “una docena de personas habían sido asesinadas”.
No obstante, la policía de Maiduguri todavía no ha confirmado el ataque ni ha proporcionado ninguna cifra de fallecidos.
Attangara es una localidad cercana a la frontera de Nigeria con Camerún y no cuenta con medidas de seguridad, como sí disponen Maiduguri u otras ciudades importantes de la zona.
También ayer al menos 40 personas murieron en un atentado con bomba en un concurrido bar de la ciudad de Mubi, en el noreste de Nigeria, perpetrado supuestamente por Boko Haram.
En la últimas dos semanas, más de 300 personas han muerto en diferentes ataques perpetrados por la milicia radical, que todavía retiene a más de 200 niñas secuestradas hace más de un mes.
Boko Haram, cuyo nombre significa en lenguas locales “la educación no islámica es pecado”, lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde que la Policía acabó en 2009 con el entonces líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que se ha intensificado en los últimos meses.
Según el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, el grupo terrorista ha asesinado a 12.000 personas y ha herido a otras 8.000 en los últimos cinco años.
Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.
EFE
“La primera vez que oí los disparos, corrí hacia el monte. Entonces oí gritos que procedían de la iglesia y vi a algunas personas escapar, incluso cuando los disparos continuaban”, relató hoy a los periodistas Abubakar Yusuf, un residente que consiguió escapar a Maiduguri, la capital del estado.
Según contó, algunos de los residentes que consiguieron escapar le aseguraron que “una docena de personas habían sido asesinadas”.
No obstante, la policía de Maiduguri todavía no ha confirmado el ataque ni ha proporcionado ninguna cifra de fallecidos.
Attangara es una localidad cercana a la frontera de Nigeria con Camerún y no cuenta con medidas de seguridad, como sí disponen Maiduguri u otras ciudades importantes de la zona.
También ayer al menos 40 personas murieron en un atentado con bomba en un concurrido bar de la ciudad de Mubi, en el noreste de Nigeria, perpetrado supuestamente por Boko Haram.
En la últimas dos semanas, más de 300 personas han muerto en diferentes ataques perpetrados por la milicia radical, que todavía retiene a más de 200 niñas secuestradas hace más de un mes.
Boko Haram, cuyo nombre significa en lenguas locales “la educación no islámica es pecado”, lucha por imponer un Estado islámico en Nigeria, país de mayoría musulmana en el norte y predominantemente cristiana en el sur.
Desde que la Policía acabó en 2009 con el entonces líder de Boko Haram, Mohamed Yusuf, los radicales mantienen una sangrienta campaña que se ha intensificado en los últimos meses.
Según el presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, el grupo terrorista ha asesinado a 12.000 personas y ha herido a otras 8.000 en los últimos cinco años.
Con unos 170 millones de habitantes integrados en más de 200 grupos tribales, Nigeria, el país más poblado de África, sufre múltiples tensiones por sus profundas diferencias políticas, religiosas y territoriales.
EFE