El asesino obligaba a las víctimas a arrastrarse antes de disparales. A una chica la perdonó para entregar un mensaje a las autoridades.
El atacante que el jueves abrió fuego en una universidad de Oregon y mató a nueve jóvenes, le disparó a una ex compañera luego de decirle que podía salvar la vida si se lo rogaba. A otros, que fueron asesinados, antes le ordenó que se arrastraran por el suelo, según el testimonio de familiares de los estudiantes. El asesino de Roseburg, Oregon, había pasado por el centro de estudios.
Sin embargo, Christophen Sean Harper-Mercer le perdonó la vida a una estudiante y le dio algo para que entregara a las autoridades, según narró la madre de una estudiante.
Las autoridades no han revelado si tienen un sobre o un paquete de Harper-Mercer, quien según el jefe de policía del condado de Douglas, John Hanlin, se disparó mientras llegaba la policía. Pero las autoridades informaron que se recuperó un manifiesto de varias páginas.
Bonnie Schaan, la madre de Cheyeanne Fitzgerald, de 16 años de edad, dijo que su hija le comentó que el atacante le dio algo en un sobre y luego le ordenó que se fuera a un rincón del aula. Harper-Mercer señaló que “sería la afortunada’’, dijo Schaan en el hospital en el que le removieron un riñón a su hija luego de recibir un disparo. Familiares de otros sobrevivientes afirmaron que Harper-Mercer le dio algo a un estudiante de la clase. El pastor Randy Scroggins, cuya hija de 18 años Lacey escapó ilesa, dijo que ella le señaló que el atacante llamó a una estudiante y le dijo: “No te preocupes, tu eres la que va a sobrevivir’’.
Harper-Mercer le dijo a la estudiante que dentro de su mochila estaba “toda la información que necesitaba, dáselo a la policía’’, relató Scroggins. Comentó que su hija escuchó al atacante decirle a una víctima que le perdonaría la vida si suplicaba, pero luego le disparó.
Lacey Scroggins también habló sobre cómo el asesino ordenó a los estudiantes arrastrarse hasta el centro del salón antes de dispararles. Scroggins dijo que su hija sobrevivió porque quedó parcialmente cubierta por el cuerpo de otro estudiante. El atacante pensó que ella estaba muerta, le pasó por encima y le disparó a alguien más.
Janet Willis visitó a su nieta, Anastasia Boylan, quien resultó herida durante el ataque del jueves y simuló estar muerta mientras Harper Mercer seguía disparando, matando a ocho estudiantes y un profesor.
La policía reveló la existencia de un manifiesto del asesino y no discutió sus contenidos, pero dijo que era un esfuerzo por dejarles un mensaje a las autoridades.
Los policías no han dado detalles de lo sucedido en el salón. Sin embargo, dieron a conocer una “línea de tiempo” en la que se muestra a la policía llegando a la escena seis minutos después de la primera llamada de emergencias, y dos minutos después intercambiaron disparos con el atacante. Pero la policía comunicó el sábado que el asesino se había suicidado.
Harper-Mercer estaba inscripto en la universidad, pero las autoridades no han revelado un posible motivo del ataque. Al parecer, buscó vengarse de sus ex compañeros de estudios. En un comunicado, su familia se dijo “sorprendida y entristecida profundamente’’ por los asesinatos cometidos por el joven Christopher, de 26 años.