Según AFP, los jueces de Hamburgo condenaron a Ahmad Alhaw, de 27 años, quien describió su acto como "una contribución a la yihad mundial", circunstancia agravante para el "islamismo", lo que prácticamente descarta una liberación al cabo de 15 años, de la que suelen beneficiarse los condenados a perpetuidad.
A finales de julio de 2017, Alhaw entró en un supermercado de Hamburgo, agarró un cuchillo con una hoja de 20 cm en un estante y apuñaló mortalmente a un cliente de 50 años.
Después de darse a la fuga, hirió a otras seis personas en la calle al grito de "Allahu Akbar" (Alá es el más grande), antes de ser detenidos por transeúntes.
Los investigadores creen que se radicalizó durante 2016, el año en el que las autoridades denegaron su petición de asilo. A pesar de ese rechazo y de las señales de su deriva extremista, no pudo ser expulsado de Alemania porque carecía de documentos de identidad.
'Yihad mundial'
Su ataque se produjo en un contexto de miedo en el país, siete meses después de que un hombre embistiera a una multitud con un camión en un mercado navideño en Berlín, matando a 12 personas.
Aquel atentado ya había revelado importantes fallos en los servicios de inteligencia, un tema sobre el que trabajará una comisión de investigación que, previsiblemente, se pondrá en marcha este jueves.
El palestino llegó a Alemania en marzo de 2015, procedente de Noruega, tras haber vivido en Suecia y en España durante años.
Alhaw "intentó atacar de forma indiscriminada a víctimas que, según él, perpetuaban las injusticias contra los musulmanes", aseguró la fiscalía.
"Para él era importante matar al mayor número posible de cristianos alemanes. Quería que su acción se entendiera como una contribución a la yihad mundial", añadió.
La investigación no logró, sin embargo, revelar ningún vínculo con la organización Estado Islámico (EI) y se inclinó por la hipótesis de que actuó como un "lobo solitario".
El acusado reconoció no obstante que empezó a ver vídeo de propaganda del EI a partir de 2014.
El estilo de vida occidental
En un primer momento, las autoridades lo presentaron como un desequilibrado, pero varios expertos negaron que tuviera problemas psicológicos durante su juicio, que comenzó a mediados de enero.
Alhaw acostumbraba a consumir hachís y alcohol, pero no estaba bajo la influencia de ninguna de esas sustancias en el momento del atentado.
La defensa del palestino intentó encontrar circunstancias atenuantes a su cliente, asegurando que éste no habría perpetrado su ataque si Alemania hubiera facilitado su integración.
"Fascinado por el estilo de vida occidental" y "con sueños de una vida mejor" en Europa, Alhaw, sin embargo, "se radicalizó a su llegada a Alemania", recordó por su parte la fiscal Yasemin Tüz.
Durante el proceso, el juez leyó un pasaje de un texto que el acusado había dirigido al Gobierno alemán: "Las llamas de la guerra los alcanzarán tarde o temprano".
En el último día de audiencia, Alhaw, que no había pronunciado ninguna palabra desde el inicio del juicio, pidió finalmente perdón a las víctimas y sus familiares.
Ese día acudió por primera vez con la barba afeitada al tribunal, señalaron los medios alemanes.
"No puedo remontar el tiempo. Lo único que puedo hacer es pedirles disculpas y esperar que me perdonen", declaró.