La corporación rusa Rosatom construirá en 2023 dos reactores más, de 2.200 MW en general, en la planta nuclear de Paks, en Hungría. Rusia financiará la realización de este proyecto, otorgando a Hungría un crédito de hasta 10.000 millones de euros por un plazo de 30 años.
El acuerdo estratégico, que incluye la construcción de los dos bloques energéticos, fue firmado por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, tras su reunión en Moscú con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Los detalles del acuerdo intergubernamental no se revelan. Según fuentes oficiales, es necesario acordar en los próximos meses los términos de los contratos entre las empresas rusas y húngaras y las condiciones del préstamo.
Las autoridades húngaras han estado preparando este acuerdo durante los últimos cinco años, marcados con debates sobre el futuro del sector energético de un país que dos años antes de esto había decidido reducir su dependencia energética de Rusia.
Budapest renunció a licitar la adjudicación del contrato, puso en riesgo sus relaciones con la UE, mantuvo negociaciones secretas con Moscú y firmó un acuerdo intergubernamental con Rusia tres meses antes de la celebración de las elecciones parlamentarias.
“Todos están sorprendidos. Hasta hace poco, no se podía pensar que Viktor Orban fuese amigo de Moscú, porque el primer ministro húngaro fue conocido por su retórica antirrusa. Así que esto sorprendió hasta a muchos militantes de su partido”, afirma Agoston Mraz, director del centro húngaro de estudios políticos Nezopont, próximo al Gobierno.
Un secreto plan estratégico
Los medios de comunicación y los expertos húngaros destacan la importancia de este acuerdo para Hungría.
“Desde el punto de vista estratégico, es posiblemente el evento más importante que ha tenido lugar en los últimos cuatro años, en los que Orban ha ocupado el cargo de primer ministro del país. Junto con la presidencia en la UE en 2011, este acuerdo tendrá una gran importancia estratégica tanto en el ámbito geopolítico como en el de la política interior y seguridad”, afirma Andras Racz, experto del Instituto húngaro de Política Exterior. “En lo que se refiere a la capacidad del Gobierno de alcanzar los objetivos planteados, es un éxito”, agrega.
Según los cálculos de Racz, el precio de este acuerdo supone del 25% al 40% del presupuesto anual de Hungría. “Es una suma enorme”, señala Racz. “A juzgar por este volumen, el acuerdo determinará cómo serían las relaciones ruso-húngaras durante los próximos 30 años, como mínimo, porque se debería devolver el préstamo”, agrega.
Una puerta a Europa
El acuerdo es también muy importante para la industria nuclear rusa, así como para reforzar las posiciones de Rusia en Europa a largo plazo.
“Europa es un mercado rico para el sector energético y muchos países están dispuestos a desarrollar la energía atómica. Rusia tiene la oportunidad de demostrar la alta seguridad de sus reactores en el territorio de un país de la UE”, destaca Alexandr Uvárov, presidente del centro ruso de investigación Atominformcentr. Según él, las centrales nucleares que quedan en Europa desde la época de la ofrecen buenas oportunidades, pero hasta hace poco Rosatom no ha logrado firmar contratos para la construcción de nuevos reactores rusos en Europa.
En diciembre pasado la corporación estatal rusa suscribió un contrato con sus socios finlandeses para la construcción de la central nuclear Hanhikivi-1 al norte de Finlandia en la que Rusia obtendrá el 34% de acciones y suministrará el combustible y los servicios de mantenimiento durante unos 60 o 80 años.
Ahora llega el momento de suscribir acuerdos a largo plazo con Hungría. Según Uvárov, estos dos acontecimientos desempeñan un papel importante para reforzar las posiciones de los expertos rusos en energía atómica en Europa, justo cuando la República Checa tarda en determinar el ganador del concurso de adjudicación del contrato para la modernización de una central nuclear en su territorio y Bulgaria abandona el proyecto para la construcción de una nueva central nuclear.
Intrigas con Bruselas
Una de las dudas principales que surgen en torno al acuerdo firmado consiste en si Bruselas ha dado su visto bueno a éste o no.
La portavoz de la Comisión Europea, Sabine Berger, declaró el pasado 15 de enero que los expertos analizarían próximamente el acuerdo para sacar conclusiones respecto a su conformidad con la normativa de la UE en materia de contratos públicos.
Al mismo tiempo, el Gobierno húngaro da señales de que la UE ha aprobado de antemano el acuerdo con Rusia. Según la agencia Reuters, el ministro a cargo de la oficina del primer ministro húngaro, János Lázár, declaró el pasado 14 de enero que el acuerdo había sido acordado con la Comisión Europea.
“Para Rusia es importante, ante todo, que esta decisión haya sido acordada con la Unión Europea”, afirma Uvárov. “Es importante que la UE haya permitido a Hungría evitar trámites y realizar los proyectos de construcción de nuevos reactores sin convocar un concurso de adjudicación del contrato. Si éste fuese convocado, el proceso sería mucho más largo”, agrega.
Mientras, Andras Deak, experto en política energética del Instituto húngaro de Política Exterior en Budapest, expresa sus dudas al respecto. “Bruselas no suele dar aprobaciones previas”, señala Deak. Según él, existen problemas relacionados con la normativa sobre libre competencia porque el concurso de adjudicación de contrato no fue convocado. También hay problemas serios por parte del control financiero, porque este acuerdo aumenta la deuda externa de Hungría en más de un 10%. Pero el Gobierno de Orban logrará resolver estos problemas, asegura el experto. “Creo que Bruselas aprobará este acuerdo”, afirma Deak.
Fuente: http://sp.ria.ru/
El acuerdo estratégico, que incluye la construcción de los dos bloques energéticos, fue firmado por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, tras su reunión en Moscú con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Los detalles del acuerdo intergubernamental no se revelan. Según fuentes oficiales, es necesario acordar en los próximos meses los términos de los contratos entre las empresas rusas y húngaras y las condiciones del préstamo.
Las autoridades húngaras han estado preparando este acuerdo durante los últimos cinco años, marcados con debates sobre el futuro del sector energético de un país que dos años antes de esto había decidido reducir su dependencia energética de Rusia.
Budapest renunció a licitar la adjudicación del contrato, puso en riesgo sus relaciones con la UE, mantuvo negociaciones secretas con Moscú y firmó un acuerdo intergubernamental con Rusia tres meses antes de la celebración de las elecciones parlamentarias.
“Todos están sorprendidos. Hasta hace poco, no se podía pensar que Viktor Orban fuese amigo de Moscú, porque el primer ministro húngaro fue conocido por su retórica antirrusa. Así que esto sorprendió hasta a muchos militantes de su partido”, afirma Agoston Mraz, director del centro húngaro de estudios políticos Nezopont, próximo al Gobierno.
Un secreto plan estratégico
Los medios de comunicación y los expertos húngaros destacan la importancia de este acuerdo para Hungría.
“Desde el punto de vista estratégico, es posiblemente el evento más importante que ha tenido lugar en los últimos cuatro años, en los que Orban ha ocupado el cargo de primer ministro del país. Junto con la presidencia en la UE en 2011, este acuerdo tendrá una gran importancia estratégica tanto en el ámbito geopolítico como en el de la política interior y seguridad”, afirma Andras Racz, experto del Instituto húngaro de Política Exterior. “En lo que se refiere a la capacidad del Gobierno de alcanzar los objetivos planteados, es un éxito”, agrega.
Según los cálculos de Racz, el precio de este acuerdo supone del 25% al 40% del presupuesto anual de Hungría. “Es una suma enorme”, señala Racz. “A juzgar por este volumen, el acuerdo determinará cómo serían las relaciones ruso-húngaras durante los próximos 30 años, como mínimo, porque se debería devolver el préstamo”, agrega.
Una puerta a Europa
El acuerdo es también muy importante para la industria nuclear rusa, así como para reforzar las posiciones de Rusia en Europa a largo plazo.
“Europa es un mercado rico para el sector energético y muchos países están dispuestos a desarrollar la energía atómica. Rusia tiene la oportunidad de demostrar la alta seguridad de sus reactores en el territorio de un país de la UE”, destaca Alexandr Uvárov, presidente del centro ruso de investigación Atominformcentr. Según él, las centrales nucleares que quedan en Europa desde la época de la ofrecen buenas oportunidades, pero hasta hace poco Rosatom no ha logrado firmar contratos para la construcción de nuevos reactores rusos en Europa.
En diciembre pasado la corporación estatal rusa suscribió un contrato con sus socios finlandeses para la construcción de la central nuclear Hanhikivi-1 al norte de Finlandia en la que Rusia obtendrá el 34% de acciones y suministrará el combustible y los servicios de mantenimiento durante unos 60 o 80 años.
Ahora llega el momento de suscribir acuerdos a largo plazo con Hungría. Según Uvárov, estos dos acontecimientos desempeñan un papel importante para reforzar las posiciones de los expertos rusos en energía atómica en Europa, justo cuando la República Checa tarda en determinar el ganador del concurso de adjudicación del contrato para la modernización de una central nuclear en su territorio y Bulgaria abandona el proyecto para la construcción de una nueva central nuclear.
Intrigas con Bruselas
Una de las dudas principales que surgen en torno al acuerdo firmado consiste en si Bruselas ha dado su visto bueno a éste o no.
La portavoz de la Comisión Europea, Sabine Berger, declaró el pasado 15 de enero que los expertos analizarían próximamente el acuerdo para sacar conclusiones respecto a su conformidad con la normativa de la UE en materia de contratos públicos.
Al mismo tiempo, el Gobierno húngaro da señales de que la UE ha aprobado de antemano el acuerdo con Rusia. Según la agencia Reuters, el ministro a cargo de la oficina del primer ministro húngaro, János Lázár, declaró el pasado 14 de enero que el acuerdo había sido acordado con la Comisión Europea.
“Para Rusia es importante, ante todo, que esta decisión haya sido acordada con la Unión Europea”, afirma Uvárov. “Es importante que la UE haya permitido a Hungría evitar trámites y realizar los proyectos de construcción de nuevos reactores sin convocar un concurso de adjudicación del contrato. Si éste fuese convocado, el proceso sería mucho más largo”, agrega.
Mientras, Andras Deak, experto en política energética del Instituto húngaro de Política Exterior en Budapest, expresa sus dudas al respecto. “Bruselas no suele dar aprobaciones previas”, señala Deak. Según él, existen problemas relacionados con la normativa sobre libre competencia porque el concurso de adjudicación de contrato no fue convocado. También hay problemas serios por parte del control financiero, porque este acuerdo aumenta la deuda externa de Hungría en más de un 10%. Pero el Gobierno de Orban logrará resolver estos problemas, asegura el experto. “Creo que Bruselas aprobará este acuerdo”, afirma Deak.
Fuente: http://sp.ria.ru/