El Sumo Pontífice hablará el próximo 24 de septiembre ante una sesión conjunta de ambas cámaras, invitado por el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, quien hizo el anuncio.
El pontífice, el argentino Jorge Bergoglio, será el primero en la historia en dirigirse al Capitolio en Washington.
En su cuenta de la red social Twitter, Boehner explicó que “Será una visita histórica y estamos verdaderamente agradecidos de que el papa Francisco haya aceptado nuestra invitación”.
La invitación formal al papa fue remitida en conjunto por Boehner y la líder de la minoría demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi.
“En un momento de agitación global, el mensaje del Santo Padre de compasión y dignidad humana, ha emocionado a gentes de todas las creencias y orígenes. Sus enseñanzas, oraciones y su propio ejemplo nos recuerdan las bendiciones de las cosas sencillas y nuestras obligaciones con el prójimo”, agregó Boehner.
La visita del sumo pontífice se enmarca en una gira estadounidense en septiembre próximo, que lo llevará a participar en la Jornada Mundial de la Familia en Filadelfia, y a hablar en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas con motivo de la Asamblea General del organismo, reseñó la agencia de noticias EFE.
Francisco -que el martes aprobó el decreto que da vía libre a la beatificación del arzobispo de El Salvador, Arnulfo Romero, asesinado por paramilitares apoyados por Estados Unidos- prevé, además, celebrar una misa en Washington por la canonización del misionero español Junípero Serra, fundador de varias misiones en la California española y luego mexicana hasta que fue anexada por Estados Unidos en 1848.
El papado de Francisco se caracteriza por una intensa actividad de carácter político y apostólico, dentro y fuera de la estructura de la Iglesia.
Por un lado, el sucesor de Benedicto XVI envió una serie de mensajes modernizadores que, si bien todavía no se tradujeron en decisiones prácticas, dieron la señal de que se revertía una era de creciente conservadurismo en la institución eclesiástica.
Simultáneamente, inició una serie de acciones para resolver algunos de los más graves problemas que enfrentaba la milenaria institución, como el ataque a la pederastia y un duro saneamiento financiero que afecta áreas poderosas de la banca vaticana.
En ese marco, el papa argentino puso el eje de su labor misional en viajes a zonas conflictivas, donde los católicos son minoría, se encuentran perseguidos o bajo fuego de disputas intestinas, o son mayoría pero fuera de los grandes países católicos de Europa.
Su primer viaje, en julio de 2013, fue a Brasil, donde ya había cumplido un destacado papel en el encuentro de obispos de América Latina en Aparecida, de 2007, que completó las transformaciones de los de Medellin y Puebla.
La iglesia católica brasileña, dividida históricamente entre prelados conservadores y los de la “opción por los pobres”, enfrenta una dura competencia de las iglesias evangelistas, que en las últimas décadas tuvieron un fuerte crecimiento.
El 24, 25 y 26 de mayo de 2014, Francisco visitó Jordania, Israel y Palestina, donde intentó fomentar un acercamiento entre los países de la región, e incluso logró organizar un encuentro de aproximación en Roma entre él, el presidente de Israel, Shimon Peres, y el de Palestina, Mahmoud Abbas.
Sin embargo, el 8 de julio de 2014 se inició la operación israelí sobre Gaza que costó más de 2100 vidas palestinas, con un fuerte componente de civiles y entre ellos de mujeres y niños, y 70 israelíes.
Del 13 al 18 de agosto de 2014, visito Corea del Sur, donde participó de la jornada de la juventud asiática en Seúl.
El 21 de setiembre de 2014, se desplazó a Tirana, capital de la musulmana y pobre Albania, cuyos emigrantes sufren discriminación en Italia y además mantiene una larga confrontación con sus vecinos de religión cristiana ortodoxa, en Grecia y Serbia.
Poco más de un mes después, 25 de noviembre de 2014, Francisco habló ante la primera sesión del Parlamento Europeo de ese año, además de entrevistarse con líderes de los 28 reunidos en esa ciudad para la ocasión.
Tres días más tarde, el 28, el pontífice viajó a Turquía, limítrofe con Siria, donde los conflictos bélicos iniciados cuatro años atrás durante la “primavera árabe” afectan de manera particular -y muchas veces cruenta- a las minorías cristianas.
Allí, además de los encuentros con las autoridades del país, Bergoglio se entrevistó con el patriarca de Constantinopla Bartolomé I, una de las máximas autoridades de las iglesias monofisitas u ortodoxas.
El año 2015 vio al papa haciendo un extenso viaje, en la semana del 12 al 19 de enero, a Sri Lanka, país desangrado por décadas por un largo conflicto civil y religioso, y a Filipinas, el principal reducto del catolicismo en Asia Oriental, donde también hay un conflicto religioso en el Sur.
Francisco, quien tuvo una participación de primer orden en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos y conversó sobre ello con el presidente estadounidense, Barack Obama, antes de que éstas se reiniciaran, tiene previsto por lo demás dos visitas a zonas de gran conflictividad.
El 6 de junio de 2015 viajará a la ciudad de Sarajevo, ciudad de mayoría musulmana, pero con una importante población ortodoxa y católica. Espera que ese viaje “de ánimo a los fieles católicos, suscite fermento del bien y contribuya a consolidar la fraternidad y la paz, del diálogo interreligioso y de la amistad”.
Sarajevo, otrora capital de la integración étnico-religiosa en la Yugoslavia unificada fue escenario de algunas de las más mortíferas batallas y masacres religiosas y nacionalistas durante el período de la disolución de ese país.
Por último, antes de viajar a la Argentina, Chile y Uruguay para las fiestas del Bicentenario de la Independencia en julio de 2016, Francisco recorrerá la ruta de los “coyotes”, el camino por donde los contrabandistas de migrantes ilegales atraviesan México hasta la frontera estadounidense.
Este último periplo le fue solicitado reiteradamente, en diversos encuentros, por familiares de las víctimas de la violencia y tráfico humano en esa sacudida región de América.
Fuente: Télam
En su cuenta de la red social Twitter, Boehner explicó que “Será una visita histórica y estamos verdaderamente agradecidos de que el papa Francisco haya aceptado nuestra invitación”.
La invitación formal al papa fue remitida en conjunto por Boehner y la líder de la minoría demócrata en la Cámara baja, Nancy Pelosi.
“En un momento de agitación global, el mensaje del Santo Padre de compasión y dignidad humana, ha emocionado a gentes de todas las creencias y orígenes. Sus enseñanzas, oraciones y su propio ejemplo nos recuerdan las bendiciones de las cosas sencillas y nuestras obligaciones con el prójimo”, agregó Boehner.
La visita del sumo pontífice se enmarca en una gira estadounidense en septiembre próximo, que lo llevará a participar en la Jornada Mundial de la Familia en Filadelfia, y a hablar en Nueva York en la sede de las Naciones Unidas con motivo de la Asamblea General del organismo, reseñó la agencia de noticias EFE.
Francisco -que el martes aprobó el decreto que da vía libre a la beatificación del arzobispo de El Salvador, Arnulfo Romero, asesinado por paramilitares apoyados por Estados Unidos- prevé, además, celebrar una misa en Washington por la canonización del misionero español Junípero Serra, fundador de varias misiones en la California española y luego mexicana hasta que fue anexada por Estados Unidos en 1848.
El papado de Francisco se caracteriza por una intensa actividad de carácter político y apostólico, dentro y fuera de la estructura de la Iglesia.
Por un lado, el sucesor de Benedicto XVI envió una serie de mensajes modernizadores que, si bien todavía no se tradujeron en decisiones prácticas, dieron la señal de que se revertía una era de creciente conservadurismo en la institución eclesiástica.
Simultáneamente, inició una serie de acciones para resolver algunos de los más graves problemas que enfrentaba la milenaria institución, como el ataque a la pederastia y un duro saneamiento financiero que afecta áreas poderosas de la banca vaticana.
En ese marco, el papa argentino puso el eje de su labor misional en viajes a zonas conflictivas, donde los católicos son minoría, se encuentran perseguidos o bajo fuego de disputas intestinas, o son mayoría pero fuera de los grandes países católicos de Europa.
Su primer viaje, en julio de 2013, fue a Brasil, donde ya había cumplido un destacado papel en el encuentro de obispos de América Latina en Aparecida, de 2007, que completó las transformaciones de los de Medellin y Puebla.
La iglesia católica brasileña, dividida históricamente entre prelados conservadores y los de la “opción por los pobres”, enfrenta una dura competencia de las iglesias evangelistas, que en las últimas décadas tuvieron un fuerte crecimiento.
El 24, 25 y 26 de mayo de 2014, Francisco visitó Jordania, Israel y Palestina, donde intentó fomentar un acercamiento entre los países de la región, e incluso logró organizar un encuentro de aproximación en Roma entre él, el presidente de Israel, Shimon Peres, y el de Palestina, Mahmoud Abbas.
Sin embargo, el 8 de julio de 2014 se inició la operación israelí sobre Gaza que costó más de 2100 vidas palestinas, con un fuerte componente de civiles y entre ellos de mujeres y niños, y 70 israelíes.
Del 13 al 18 de agosto de 2014, visito Corea del Sur, donde participó de la jornada de la juventud asiática en Seúl.
El 21 de setiembre de 2014, se desplazó a Tirana, capital de la musulmana y pobre Albania, cuyos emigrantes sufren discriminación en Italia y además mantiene una larga confrontación con sus vecinos de religión cristiana ortodoxa, en Grecia y Serbia.
Poco más de un mes después, 25 de noviembre de 2014, Francisco habló ante la primera sesión del Parlamento Europeo de ese año, además de entrevistarse con líderes de los 28 reunidos en esa ciudad para la ocasión.
Tres días más tarde, el 28, el pontífice viajó a Turquía, limítrofe con Siria, donde los conflictos bélicos iniciados cuatro años atrás durante la “primavera árabe” afectan de manera particular -y muchas veces cruenta- a las minorías cristianas.
Allí, además de los encuentros con las autoridades del país, Bergoglio se entrevistó con el patriarca de Constantinopla Bartolomé I, una de las máximas autoridades de las iglesias monofisitas u ortodoxas.
El año 2015 vio al papa haciendo un extenso viaje, en la semana del 12 al 19 de enero, a Sri Lanka, país desangrado por décadas por un largo conflicto civil y religioso, y a Filipinas, el principal reducto del catolicismo en Asia Oriental, donde también hay un conflicto religioso en el Sur.
Francisco, quien tuvo una participación de primer orden en el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos y conversó sobre ello con el presidente estadounidense, Barack Obama, antes de que éstas se reiniciaran, tiene previsto por lo demás dos visitas a zonas de gran conflictividad.
El 6 de junio de 2015 viajará a la ciudad de Sarajevo, ciudad de mayoría musulmana, pero con una importante población ortodoxa y católica. Espera que ese viaje “de ánimo a los fieles católicos, suscite fermento del bien y contribuya a consolidar la fraternidad y la paz, del diálogo interreligioso y de la amistad”.
Sarajevo, otrora capital de la integración étnico-religiosa en la Yugoslavia unificada fue escenario de algunas de las más mortíferas batallas y masacres religiosas y nacionalistas durante el período de la disolución de ese país.
Por último, antes de viajar a la Argentina, Chile y Uruguay para las fiestas del Bicentenario de la Independencia en julio de 2016, Francisco recorrerá la ruta de los “coyotes”, el camino por donde los contrabandistas de migrantes ilegales atraviesan México hasta la frontera estadounidense.
Este último periplo le fue solicitado reiteradamente, en diversos encuentros, por familiares de las víctimas de la violencia y tráfico humano en esa sacudida región de América.
Fuente: Télam