Los propagandistas del Estado Islámico intentan mostrar la imagen de que el movimiento yihadista es una gran familia feliz, pero la realidad es otra, porque tiene disputas internas que van desde el desigual reparto de botines de guerra, riñas por mujeres o la diferencia de salarios entre los combatientes de diferentes nacionalidades.Según el portal 'The Daily Beast', que cita a activistas políticos del norte de Siria que siguen de cerca las actividades del EI y testigos, en las últimas semanas se ha incrementado el número de combatientes desertores que fueron elegidos para realizar ataques suicidas.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos también ha informado que un clérigo del movimiento yihadista en la provincia siria de Alepo se atrevió a criticar la ejecución del piloto jordano, que fue quemado vivo, por lo que fue destituido de su cargo y será llevado a juicio por el grupo terrorista.
Se informa también que hace poco el jefe de la policía de Raqqa, responsable de hacer cumplir la sharia, huyó junto a varios de sus simpatizantes después de tratar de organizar un golpe de mando dentro del EI. Además se han observado ejecuciones de comandantes por sus diferencias, así como de decenas de combatientes extranjeros que querían abandonar las filas del Estado Islámico. Algunos militantes incluso han sido decapitados o crucificados.
Existen disputas internas, entre otros factores, por la inequidad de salarios que reciben los combatientes de diferentes nacionalidades, reparto de esclavas o novias yihadistas, así como por las diferentes posturas sobre el destino de los rehenes. Muchos combatientes tienen mayor lealtad a sus subgrupos, mientras que otros tratan de abandonar el EI para unirse a las filas del Frente Al-Nusra, organización terrorista asociada a Al Qaeda.