Son personas negras con piel blanca y, debido a este trastorno genético, son perseguidas y asesinadas para utilizar partes de su cuerpo en rituales y pociones en Tanzania.
Son personas negras con piel blanca y, debido a este trastorno genético, son perseguidas y asesinadas para utilizar partes de su cuerpo en rituales y pociones en Tanzania.
Las redes de traficantes que atacan a los albinos para abastecer a la brujería comienzan a extenderse por otros países de la región.
El mercado negro que trafica con partes del cuerpo de los albinos mueve miles de euros porque, en pleno siglo XXI, todavía sigue muy arraigada la creencia de que sus huesos tienen poderes mágicos en varios países africanos.
Por una extremidad de un albino se llega a pagar más de 3.000 euros, mientras que por todo el cuerpo la cifra ronda los 60.000 euros, apuntan los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Las redes de traficantes que atacan a los albinos para abastecer a la brujería comienzan a extenderse por otros países de la región.
El mercado negro que trafica con partes del cuerpo de los albinos mueve miles de euros porque, en pleno siglo XXI, todavía sigue muy arraigada la creencia de que sus huesos tienen poderes mágicos en varios países africanos.
Por una extremidad de un albino se llega a pagar más de 3.000 euros, mientras que por todo el cuerpo la cifra ronda los 60.000 euros, apuntan los últimos datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Las redes de traficantes que abastecen a los brujos tanzanos ya se extienden por varios países de la región, entre ellos Kenia, donde la comunidad albina vive atemorizada, especialmente en los últimos meses, en los que se han producido una decena de ataques.
"Estamos muy preocupados. Es difícil sentirse seguro porque nuestras vidas están en juego", admite a Efe el coordinador de la Sociedad de Albinismo en Kenia, Isaac Mwaura.
El último de estos ataques ocurrió la pasada semana en el oeste de Kenia, cuando tres hombres asaltaron de noche la casa de un albino de 56 años e intentaron cortarle las extremidades.
Afortunadamente, consiguió escapar y compartir su terrible experiencia desde el hospital, donde se recupera de los cortes en su cuello, orejas, brazos y dedos.
"Yo mismo he vivido de cerca estos ataques. Hace poco intentaron secuestrar a uno de los niños albinos que viven conmigo. Por suerte, está bien", relata Mwaura visiblemente afectado.
Este año puede ser el más duro para la comunidad albina, ya que la celebración de las elecciones generales y presidenciales del próximo mes en Tanzania ya ha provocado un "notable" incremento de los ataques contra albinos, según la ONU.
Aunque el Gobierno tanzano prohibió la brujería en enero y está llevando a cabo campañas para atajar esta barbarie, algunos políticos siguen recurriendo a ella durante la campaña electoral para conseguir ventaja sobre otros candidatos.
En un país como Tanzania, uno de los más pobres del mundo, políticos y grandes empresarios son las pocas personas capaces de pagar grandes sumas de dinero para conseguir huesos, cabellos o extremidades de albinos.
Aunque en lo que va de año centenares de curanderos han sido detenidos por estas prácticas y decenas han sido condenados -algunos de ellos a pena de muerte-, el drama persiste al desconocer el nombre de sus clientes.
Incluso el Parlamento tanzano ha abordado esta problemática y ha pedido a sus miembros que no recurran a la brujería para intentar imponerse en las urnas.
Pese a que la mayoría de los ataques se concentran en Tanzania, el país africano con mayor índice de albinismo, el drama se está extendiendo a otras naciones, como Malaui, Burundi y Kenia, donde están surgiendo preocupantes brotes violentos.
Los albinos no solo tienen que hacer frente a las altas posibilidades de muerte temprana por cáncer de piel, sino que además tienen que luchar a diario para sobrevivir en un ambiente de marginación y persecución.
"Tenemos mucho miedo. Pedimos a las autoridades del país que nos protejan", añade Mwaura que, pese a las dificultades, ha conseguido convertirse en el primer albino en el Parlamento keniano.