Peshawar, Pakistán— Al menos 29 personas, 26 de ellas soldados, fueron abatidas y 29 resultaron heridas este viernes en el ataque de un comando talibán a una base de las Fuerzas Aéreas en el noroeste de Pakistán.
Más de una decena de insurgentes atacaron en la mañana del viernes la base militar de Badaber, ubicada en las afueras de Peshawar, encrucijada al noroeste en el noroeste de Pakistán a un paso de Afganistán, pero los militares consiguieron frenar su avance, declaró el general Asim Bajwa, portavoz del ejército paquistaní.
Las fuerzas paquistaníes "reaccionaron con rapidez y eficacia para confinar a los terroristas en un espacio restringido", añadió este responsable.
"Unas 20 personas que oraban en una mezquita" próxima a los enfrentamientos fallecieron, según el ejército que no precisó si las víctimas eran civiles o militares.
Un oficial del ejército también fue abatido en los enfrentamientos, así como al menos 13 insurgentes, según los militares paquistaníes. Pero este balance podría aumentar, según una fuente de seguridad.
Un alto responsable de las Fuerzas Aéreas que requirió anonimato indicó que la base sirve únicamente para alojar a militares. "En esta base no está desplegado ningún aparato del ejército del aire, ningún avión de combate", dijo.
"El ataque comenzó temprano por la mañana con disparos de granadas y armas automáticas", contó a la AFP Kifayatulá, un testigo dueño de un comercio próximo a esta base militar.
"Estaba orando en una mezquita, muy cerca. Era imposible salir por la puerta principal, por lo que tuvimos que saltar por la ventana para escapar", agregó.
"Las explosiones y los disparos era ensordecedores. Fue aterrador", dijo por su parte Khan Sabitulá, un jornalero cuya casa fue parcialmente dañada por el ataque. La base Badaber se encuentra cerca de una zona residencial.
Recuerdos amargos en Peshawar
El portavoz de Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), grupo islamista armado en lucha desde hace ocho años contra el Gobierno y el Ejército, reivindicó en un correo electrónico a la AFP este asalto realizado según él por un "comando de kamikazes".
El TTP cometió en diciembre 2014 el atentado más mortífero de la historia moderna de Pakistán cuando uno de sus comandos se infiltró en una escuela de Peshawar para matar fríamente a más de 150 personas, en su mayoría niños.
Después de ese ataque, el Ejército paquistaní intensificó las operaciones contra los feudos yihadistas en el noroeste del país, en particular en las zonas tribales de Berkeley y Waziristán del Norte, sector que sirvió de cuartel general al TTP, a la red Haqani y a Al Qaida en el transcurso de la última década.
Esta misma semana, la aviación paquistaní bombardeaba el valle de Shawal, un sector apartado de Waziristán del Norte cubierto por un bosque denso que permite a los insurgentes ocultarse. Estas operaciones militares contribuyeron a reducir el número de atentados islamistas a través del país estos últimos meses.
Como reacción al ataque contra la escuela de Peshawar, Pakistán reanudó las ejecuciones de condenados a muerte y creó tribunales antiterroristas controvertidos porque autorizan al ejército a juzgar a civiles a puerta cerrada.
Desde entonces, Pakistán ha ahorcado a más de 200 condenados a muerte, algunos de ellos sin relación alguna con atentados o con los talibanes locales, denuncian organizaciones de defensa de los derechos humanos, que piden a Islamabad que vuelva a instaurar una moratoria de la pena capital.
AFP
Las fuerzas paquistaníes "reaccionaron con rapidez y eficacia para confinar a los terroristas en un espacio restringido", añadió este responsable.
"Unas 20 personas que oraban en una mezquita" próxima a los enfrentamientos fallecieron, según el ejército que no precisó si las víctimas eran civiles o militares.
Un oficial del ejército también fue abatido en los enfrentamientos, así como al menos 13 insurgentes, según los militares paquistaníes. Pero este balance podría aumentar, según una fuente de seguridad.
Un alto responsable de las Fuerzas Aéreas que requirió anonimato indicó que la base sirve únicamente para alojar a militares. "En esta base no está desplegado ningún aparato del ejército del aire, ningún avión de combate", dijo.
"El ataque comenzó temprano por la mañana con disparos de granadas y armas automáticas", contó a la AFP Kifayatulá, un testigo dueño de un comercio próximo a esta base militar.
"Estaba orando en una mezquita, muy cerca. Era imposible salir por la puerta principal, por lo que tuvimos que saltar por la ventana para escapar", agregó.
"Las explosiones y los disparos era ensordecedores. Fue aterrador", dijo por su parte Khan Sabitulá, un jornalero cuya casa fue parcialmente dañada por el ataque. La base Badaber se encuentra cerca de una zona residencial.
Recuerdos amargos en Peshawar
El portavoz de Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), grupo islamista armado en lucha desde hace ocho años contra el Gobierno y el Ejército, reivindicó en un correo electrónico a la AFP este asalto realizado según él por un "comando de kamikazes".
El TTP cometió en diciembre 2014 el atentado más mortífero de la historia moderna de Pakistán cuando uno de sus comandos se infiltró en una escuela de Peshawar para matar fríamente a más de 150 personas, en su mayoría niños.
Después de ese ataque, el Ejército paquistaní intensificó las operaciones contra los feudos yihadistas en el noroeste del país, en particular en las zonas tribales de Berkeley y Waziristán del Norte, sector que sirvió de cuartel general al TTP, a la red Haqani y a Al Qaida en el transcurso de la última década.
Esta misma semana, la aviación paquistaní bombardeaba el valle de Shawal, un sector apartado de Waziristán del Norte cubierto por un bosque denso que permite a los insurgentes ocultarse. Estas operaciones militares contribuyeron a reducir el número de atentados islamistas a través del país estos últimos meses.
Como reacción al ataque contra la escuela de Peshawar, Pakistán reanudó las ejecuciones de condenados a muerte y creó tribunales antiterroristas controvertidos porque autorizan al ejército a juzgar a civiles a puerta cerrada.
Desde entonces, Pakistán ha ahorcado a más de 200 condenados a muerte, algunos de ellos sin relación alguna con atentados o con los talibanes locales, denuncian organizaciones de defensa de los derechos humanos, que piden a Islamabad que vuelva a instaurar una moratoria de la pena capital.
AFP
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