Moscú siempre fue aliado de Damasco, pero los refugiados consideran Rusia como país de paso, no de acogida. Quienes deciden ir a Rusia, tropiezan con grandes obstáculos.
Casi dos millones están registrados en Turquía y más de un millón en el Líbano. Desde el inicio del conflicto en 2011, unos 350.000 sirios han solicitado asilo en países europeos.
En comparación con la avalancha en el resto de Europa, el número parece insignificante, sobre todo si se tiene en cuenta lo grande que es Rusia. Pero ¿por qué los sirios no acuden a un país que siempre ha hecho hincapié en su amistad hacia Siria y que supuestamente desea ayudar? “Los sirios consideran Rusia más bien como un país de paso, dado que aquí apenas hay ayudas para refugiados”, explica Gannuschkina.
Según ella, los hijos de los refugiados tienen problemas para ser escolarizados y los adultos no encuentran trabajo. “Si se recibe asilo permanente, se puede trabajar. Pero los empresarios no lo saben y, a menudo, no contratan a los refugiados”.Svetlana Gannuschkina no está de acuerdo con esas cifras oficiales. Gannuschkina es presidenta de Apoyo Civil, la única ONG rusa que se ocupa desde hace décadas de los intereses de los refugiados.
Además dirige la red “Migración y Derecho”, perteneciente al Instituto ruso de Derechos Humanos “Memorial”. Según ella, la cifra de sirios en Rusia es mucho mayor. El problema es que muchos de ellos ni siquiera acceden a los procesos de petición de asilo. “El refugiado llega, pero no recibe cita en las instituciones. O son detenidos o deportados”, se lamenta Gannuschkina, que estima en 10.000 la cifra real de refugiados sirios en Rusia.
Apenas se conoce este dato, pero en Siria viven más de 100.000 personas de la etnia circasiana. Sus antepasados fueron allí reasentados en el siglo XIX, tras la guerra del Cáucaso.
En 2012, por iniciativa de Albert Kascharov, entonces senador de la región del Cáucaso norte Kabardia-Balkaria, se solicitó a la Federación Rusa una repatriación de los circasianos. "En realidad, más que de repatriar, se trata de salvar vidas humanas“, dijo entonces el ya fallecido Kascharov.
Un punto controvertido de aquella propuesta era el lugar en el que debían ser alojados los sirios circasianos. Además, las cuotas de repatriación eran más bajas que el número de personas que deseaba un reasentamiento. Las autoridades federales de Rusia no apoyaban la idea de erigir campos de refugiados. Con la muerte en 2013 de Kascharov, el tema quedó en el olvido.
Deportar en lugar de ayudar
A principios de septiembre, Maxm Schevtchenko, miembro del Consejo de Derechos Humanos del presidente ruso, habló de nuevo sobre el asunto en la "Echo Moskwy". “Dinamarca y Noruega acogen a los circasianos. Allí ya han sido aceptados en mayor medida que en Rusia, donde no se los admite”.
Schevtchenko considera las actuales cuotas de repatriación como “una vergüenza para mi país”. En los últimos tres años, solo unos 1.500 sirios circasianos fueron reasentados en Rusia, gracias al apoyo de organizaciones civiles, parientes y voluntarios.
El resto de personas procedentes de Siria dependen del apoyo de los defensores de derechos humanos, que a menudo deben defenderlos de las instancias oficiales, que tienden a devolver a Siria a personas cuyas vidas corren peligro por la guerra civil y la amenaza de Estado Islámico.
“Al menos hace unos días conseguimos, con ayuda del Alto Comisionado de Naciones Unidas, revertir una decisión de las autoridades de la República rusa de Daguestán, que pretendía deportar a dos refugiados sirios”, explica Gannuschkina.
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