Tras su llegada el Santo Padre rezó brevemente ante las pozas en donde se ubicaban los rascacielos derribados en el atentado y dejó una flor blanca en recuerdo de todas las víctimas del 11-S.
El Papa Francisco llegó esta mañana a las 11:15 a.m. aproximadamente y rezó brevemente ante el memorial del Ground Zero (Zona Cero) en donde participó de un encuentro interreligioso en el que resaltó la necesidad de rezar por el don de la paz.
Tras su llegada el Santo Padre rezó brevemente ante las pozas en donde se ubicaban los rascacielos derribados en el atentado y dejó una flor blanca en recuerdo de todas las víctimas del 11 de septiembre de 2001.
Acompañado siempre del Arzobispo de Nueva York, Cardenal Timothy Dolan, el Santo Padre saludó a diversas autoridades y participantes del evento. Al inicio del mismo, el Purpurado dijo al Papa que en Nueva York “tratamos de servir juntos como una sola persona a la ciudad a la que llamamos nuestra casa en la tierra, mientras esperamos llegar a nuestra casa en el cielo. Su presencia, su palabra y sus oraciones nos inspiran”.
El Pontífice se disculpó “por no hablar en inglés” y leyó un sentido discurso en castellano en el que señaló que “aquí el dolor es palpable. El agua que vemos correr (en las pozas del memorial del Ground Zero) hacia ese centro vacío nos recuerda todas esas vidas que se fueron bajo el poder de aquellos que creen que la destrucción es la única forma de solucionar los conflictos”.
“Es el grito silencioso de quienes sufrieron en su carne la lógica de la violencia, del odio, de la revancha. Una lógica que lo único que puede producir es dolor, sufrimiento, destrucción, lágrimas. El agua cayendo es símbolo también de nuestras lágrimas”.
El Papa se refirió luego a un encuentro que sostuvo con las familias de los primeros socorristas que fallecieron y dijo que esa reunión le permitió constatar “una vez más cómo la destrucción nunca es impersonal, abstracta o de cosas; sino, por sobre todo, tiene rostro e historia, es concreta, posee nombres. En los familiares, se puede ver el rostro del dolor, un dolor que nos deja atónitos y grita al cielo”.
Francisco dijo luego que se asocia “a los líderes que representan las muchas tradiciones religiosas que enriquecen la vida de esta gran ciudad. Espero que nuestra presencia aquí sea un signo potente de nuestras ganas de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz y justicia en esta comunidad y a lo largo y ancho de nuestro
mundo”.
“En las diferencias, en las discrepancias, es posible vivir en un mundo de paz. Frente a todo intento uniformizador es posible y necesario reunirnos desde las diferentes lenguas, culturas, religiones y alzar la voz a todo lo que quiera impedirlo. Juntos hoy somos invitados a decir «no» a todo intento uniformante y «sí» a una diferencia aceptada y reconciliada”, prosiguió.
El Papa resaltó la importancia y la necesidad de la oración para “empeñarnos por la causa de la paz. Paz en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades. Paz en esos lugares donde la guerra parece no tener fin. Paz en esos rostros que lo único que han conocido ha sido el dolor. Paz en este mundo vasto que Dios nos lo ha dado como casa de todos y para todos. Tan solo, PAZ”.
Después de estas palabras el Santo Padre rezó en completo silencio con los asistentes y luego prosiguió: “así, la vida de nuestros seres queridos no será una vida que quedará en el olvido, sino que se hará presente cada vez que luchemos por ser profetas de construcción, profetas de reconciliación, profetas de paz”.
Tras las palabras del Papa un coro de jóvenes entonó un canto por la paz. En el encuentro participaron el rabino Elliot Cosgrove de la sinagoga judía de Park Avenue y el imán Khalid Latif, capellán musulmán de la Universidad de Nueva York.
Cosgrove dijo en su intervención que “en este lugar, en donde la violencia horrenda se cometió falsamente en el nombre de Dios, nosotros los representantes de las religiones del mundo en esta gran ciudad de Nueva York, nos reunimos para ofrecer palabras de consuelo y oración”.
“Con amor y afecto recordamos a las víctimas de los ataques del 11 de septiembre y rezamos para que sus almas y las de los que sirvieron a los afectados sean recordadas siempre para la bendición eterna. Hoy y todos los días, que comprendamos nuestra misión de ser, en palabras del Papa Francisco, ‘un hospital después de la batalla’ para curar las heridas y calentar los corazones de una humanidad que necesita desesperadamente consuelo”.
Por su parte, el imán Latif dijo que “la intolerancia y la ignorancia alimentaban a los que atacaron este lugar. El valor de esta reunión nos distingue de los que se oponen a la libertad religiosa mientras estamos juntos como hermanos y hermanas para condenar estos terribles actos de violencia”.
Luego de una intensa oración en recuerdo de las víctimas rezada por el Papa, se leyeron algunas reflexiones en distintos idiomas, a cargo de los representantes de otras religiones como el hinduismo y el budismo.
Al finalizar el evento el Papa salió del lugar y fue conducido a un recinto en donde se conserva una pieza de acero rescatada por los bomberos con forma de cruz, así como una Biblia que hallaron en el lugar de los atentados. El Pontífice luego pasó al museo construido para recordar esta tragedia.
Tras su llegada el Santo Padre rezó brevemente ante las pozas en donde se ubicaban los rascacielos derribados en el atentado y dejó una flor blanca en recuerdo de todas las víctimas del 11 de septiembre de 2001.
Acompañado siempre del Arzobispo de Nueva York, Cardenal Timothy Dolan, el Santo Padre saludó a diversas autoridades y participantes del evento. Al inicio del mismo, el Purpurado dijo al Papa que en Nueva York “tratamos de servir juntos como una sola persona a la ciudad a la que llamamos nuestra casa en la tierra, mientras esperamos llegar a nuestra casa en el cielo. Su presencia, su palabra y sus oraciones nos inspiran”.
El Pontífice se disculpó “por no hablar en inglés” y leyó un sentido discurso en castellano en el que señaló que “aquí el dolor es palpable. El agua que vemos correr (en las pozas del memorial del Ground Zero) hacia ese centro vacío nos recuerda todas esas vidas que se fueron bajo el poder de aquellos que creen que la destrucción es la única forma de solucionar los conflictos”.
“Es el grito silencioso de quienes sufrieron en su carne la lógica de la violencia, del odio, de la revancha. Una lógica que lo único que puede producir es dolor, sufrimiento, destrucción, lágrimas. El agua cayendo es símbolo también de nuestras lágrimas”.
El Papa se refirió luego a un encuentro que sostuvo con las familias de los primeros socorristas que fallecieron y dijo que esa reunión le permitió constatar “una vez más cómo la destrucción nunca es impersonal, abstracta o de cosas; sino, por sobre todo, tiene rostro e historia, es concreta, posee nombres. En los familiares, se puede ver el rostro del dolor, un dolor que nos deja atónitos y grita al cielo”.
Francisco dijo luego que se asocia “a los líderes que representan las muchas tradiciones religiosas que enriquecen la vida de esta gran ciudad. Espero que nuestra presencia aquí sea un signo potente de nuestras ganas de compartir y reafirmar el deseo de ser fuerzas de reconciliación, fuerzas de paz y justicia en esta comunidad y a lo largo y ancho de nuestro
mundo”.
“En las diferencias, en las discrepancias, es posible vivir en un mundo de paz. Frente a todo intento uniformizador es posible y necesario reunirnos desde las diferentes lenguas, culturas, religiones y alzar la voz a todo lo que quiera impedirlo. Juntos hoy somos invitados a decir «no» a todo intento uniformante y «sí» a una diferencia aceptada y reconciliada”, prosiguió.
El Papa resaltó la importancia y la necesidad de la oración para “empeñarnos por la causa de la paz. Paz en nuestras casas, en nuestras familias, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades. Paz en esos lugares donde la guerra parece no tener fin. Paz en esos rostros que lo único que han conocido ha sido el dolor. Paz en este mundo vasto que Dios nos lo ha dado como casa de todos y para todos. Tan solo, PAZ”.
Después de estas palabras el Santo Padre rezó en completo silencio con los asistentes y luego prosiguió: “así, la vida de nuestros seres queridos no será una vida que quedará en el olvido, sino que se hará presente cada vez que luchemos por ser profetas de construcción, profetas de reconciliación, profetas de paz”.
Tras las palabras del Papa un coro de jóvenes entonó un canto por la paz. En el encuentro participaron el rabino Elliot Cosgrove de la sinagoga judía de Park Avenue y el imán Khalid Latif, capellán musulmán de la Universidad de Nueva York.
Cosgrove dijo en su intervención que “en este lugar, en donde la violencia horrenda se cometió falsamente en el nombre de Dios, nosotros los representantes de las religiones del mundo en esta gran ciudad de Nueva York, nos reunimos para ofrecer palabras de consuelo y oración”.
“Con amor y afecto recordamos a las víctimas de los ataques del 11 de septiembre y rezamos para que sus almas y las de los que sirvieron a los afectados sean recordadas siempre para la bendición eterna. Hoy y todos los días, que comprendamos nuestra misión de ser, en palabras del Papa Francisco, ‘un hospital después de la batalla’ para curar las heridas y calentar los corazones de una humanidad que necesita desesperadamente consuelo”.
Por su parte, el imán Latif dijo que “la intolerancia y la ignorancia alimentaban a los que atacaron este lugar. El valor de esta reunión nos distingue de los que se oponen a la libertad religiosa mientras estamos juntos como hermanos y hermanas para condenar estos terribles actos de violencia”.
Luego de una intensa oración en recuerdo de las víctimas rezada por el Papa, se leyeron algunas reflexiones en distintos idiomas, a cargo de los representantes de otras religiones como el hinduismo y el budismo.
Al finalizar el evento el Papa salió del lugar y fue conducido a un recinto en donde se conserva una pieza de acero rescatada por los bomberos con forma de cruz, así como una Biblia que hallaron en el lugar de los atentados. El Pontífice luego pasó al museo construido para recordar esta tragedia.
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