Washington, EEUU. El primer recuento independiente de los abusos policiales en Estados Unidos contabiliza 1.100 civiles muertos en 2015, una cifra preocupante que confirma la necesidad de reformar los modos de actuación de las fuerzas del orden.
El joven, Quintonio LeGrier, que sufría de trastornos psiquiátricos, esgrimió un bate de béisbol, pero lo único malo que hizo la mujer fue abrir la puerta de su casa, según sus abogados. Este tipo de tiroteos son frecuentes en EEUU y en Chicago -la tercera ciudad del país- fue como arrojar aceite al fuego, que ha estado ardiendo a pesar de la remoción del jefe de la policía a principios de diciembre. El alcalde de Chicago, Rahm Emanuel, se ha visto obligado a responder con rapidez: el miércoles anunció que duplicará la cantidad de pistolas eléctricas Taser – que producen descargas no letales – para los policías y que reforzará su formación.
Este ex jefe del gabinete del presidente Barack Obama ha sido muy criticado tras ser acusado de intentar encubrir el escándalo que provocó el homicidio del adolescente negro Laquan McDonald, acribillado por 16 balas disparadas por un policía blanco. LeGrier, Jones y McDonald tenían en común el hecho de ser negros. En EEUU, los negros representan una parte altamente desproporcionada de las víctimas mortales de la policía. No obstante, el FBI no publica este tipo de estadísticas, lo cual le ha valido severas críticas.
Para contrarrestar dicha falta de datos, dos diarios, The Washington Post y la edición estadounidense del británico The Guardian, publicaron sus propios recuentos del 2015, un año en que el flagelo del abuso policial logró una gran atención mediática gracias a la gran cantidad de videos – filmado por civiles o de los mismos policías – que dieron lugar a enormes escándalos, debido a sus imágenes estremecedoras.