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LA NOTICIA DESTACADA
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BOGOTÁ.- Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) han realizado cambios en su delegación, de cara a la última fase del proceso de paz, sustituyendo a militares por ideólogos, según ha informado este martes Caracol Radio.
La emisora local ha revelado que en los últimos días han vuelto a Colombia 'Gentil Duarte' y 'Rolando', jefes militares del Bloque Oriental, y han llegado a La Habana 'Federico Nariño', 'Gregory', 'Sara' y 'Manuela', miembros de la red urbana Antonio Nariño, que se dedica a labores ideológicas.
Este relevo se produce en lo que se considera la recta final del proceso de paz, ya que el Gobierno y las FARC se han puesto como fecha límite --aunque variable-- para suscribir el acuerdo definitivo el próximo 23 de marzo.
En estos tres años de diálogo en La Habana las partes han cerrado acuerdos parciales en materia de desarrollo rural y agrario, participación política, drogas y víctimas, pero aún quedan los relativos al fin del conflicto y la refrendación y verificación de lo pactado.
Los más pequeños sufren discriminación en los países de origen de sus padres
Isabel tiene 14 años y su alma de niña ya conoce, en primera persona, el sufrimiento. Todos sus sueños se truncaron cuando, en una operación contra inmigrantes clandestinos, sus padres fueron apresados por las autoridades estadounidenses y deportados a Guatemala. Ocurrió en Atlanta, Georgia, en 2012. Isabel y su hermano Daniel, tres años menor, nacieron en Estados Unidos y, en consecuencia, son ciudadanos norteamericanos. Quedaron, momentáneamente al cuidado de una familia amiga, pero la separación resultaba muy dolorosa para los pequeños y decidieron viajar hacia la tierra de sus padres, para crecer en el seno del hogar.
Pero nada resultó como los niños y sus padres soñaron. “En Atlanta”, cuenta Amabilia, la madre de los pequeños, “los dos teníamos trabajo. No éramos ricos, pero podíamos comprar a los niños comida y ropa de calidad y hasta algún capricho”. Añade que, cuando volvieron a Guatemala, ni ella ni Gerson, su pareja, encontraron un empleo, por lo que él decidió migrar nuevamente.
Amabilia sigue sin tener un empleo. Sobrevive vendiendo pan a domicilio y su ingreso promedio ronda los tres dólares diarios
De nuevo en Atlanta, el padre de los pequeños decidió casarse con una ciudadana norteamericana, en un intento de obtener la residencia. No funcionó. Y, sin divorciarse, buscó una nueva pareja, con quien ya ha procreado dos hijos, y solo muy esporádicamente se comunica con Isabel y Daniel. Jamás les manda un solo dólar.
Amabilia sigue sin tener un empleo. Sobrevive vendiendo pan a domicilio y su ingreso promedio ronda los tres dólares diarios. Gracias a la ayuda de algunas personas caritativas, pagan una vivienda muy humilde en las afueras de La Antigua Guatemala. Pese a que los dos menores son ciudadanos estadounidenses, no reciben ayuda de su país de nacimiento.
La experiencia escolar resulta todavía más frustrante. Dado que su formación inicial fue en inglés, idioma que hablan con fluidez, su incorporación a la enseñanza local fue traumática, con el añadido de que las profesoras se burlaban de ellas, subrayando su ‘torpeza’ fruto de la barrera idiomática. Fue la excusa ideal para que los compañeros iniciaran una brutal campaña de acoso escolar en contra de los hermanos. “Ustedes son gringos, vuélvanse a su país”. “Aquí solo quitan oportunidad de educación a niños guatemaltecos”, son frases más frecuentes tienen que soportar, amén de agresiones físicas.
Con la mirada perdida en la nostalgia, Isabel recuerda la diferencia de trato en su escuela de Atlanta. “Mi maestra era muy amable. Mis compañeros me trataban bien. Nunca había peleas, utilizaban un lenguaje correcto, sin palabrotas. Todos compartían con todos. Me gustaba estar allá”, dice a EL PAÍS, para subrayar el contraste con el trato recibido aquí por sus profesoras. “Muchas son muy malas. A mi hermano y a mí nos trataban muy mal porque no entendíamos el castellano. Ese maltrato se convirtió en la excusa para que los otros niños nos insultaran”, cuenta mientras alguna lágrima se asoma a sus ojos.
En esas condiciones, la madre y sus retoños han decidido que la vuelta de los niños a Estados Unidos es el único camino para que puedan hacer una vida sana. El rechazo y la pobreza hacen que ambos sufran síntomas de depresión, lo que también empieza a reflejarse en su salud física. Pero no es tarea fácil. Los pasaportes de los niños están vencidos. No los pueden renovar sin una partida de nacimiento que solo se puede reclamar en Atlanta, y una carta del padre cada vez más ausente, amén de los gastos que implica este trámite burocrático y que desde su pobreza extrema, Amabilia no puede sufragar.
A lo anterior, Clara de Reyes, del Consejo Nacional de Atención al Migrante de Guatemala, Conamigua, añade que los niños están ya en calidad de ‘inmigrantes ilegales’ en el país, mientras que la ausencia del padre se convierte en un obstáculo infranqueable para que los pequeños puedan pedir la doble nacionalidad [la ley obliga a que los dos padres estén presentes].
Un drama que, con matices más o menos dramáticos, se repite en miles de hogares y que queda sumergido en la oscuridad de las frías estadísticas. Según los registros oficiales, a lo largo de 2015 desde Estados Unidos fueron deportados 31.443 guatemaltecos de los aproximadamente 1,8 millones que residen en aquel país. Un 60% de ellos migraron y laboran al margen de la ley y se habla de cifras aproximadas, porque es imposible cuantificar una actividad clandestina que mueve a decenas de personas cada día por los más de 1.000 puntos ciegos de la permeable frontera entre México y Guatemala. Al respecto, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) advierte que cada hora salen rumbo a estados Unidos dos niños guatemaltecos no acompañados por adultos. Un drama humano al que nadie parece ponerle la debida atención.
Cerca de 3,6 millones de personas en Haití sufren inseguridad alimentaria tras tres años de sequía, una situación que se ha visto exacerbada por el fenómeno meteorológico 'El Niño', ha informado el Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA) en un comunicado emitido este martes.
"Sin lluvias para la temporada de primavera de 2016, los agricultores perderán su cuarta cosecha consecutiva, de la cual dependen para alimentar a sus familias", ha advertido la subdirectora del PMA en Haití, Wendy Bingham. "Necesitamos asistencia para abordar las necesidades inmediatas y ayudar a la población a desarrollar su resiliencia", ha añadido.
Este 2015, la cosecha principal se situó por debajo de la media, con pérdidas de hasta el 70 por ciento en algunas áreas, un "duro golpe", según la organización internacional, para la seguridad alimentaria en Haití --donde la mitad de la población activa trabaja en el sector agrícola y donde el 75 por ciento de la población vive con menos de dos euros al día--.
El fenómeno meteorológico 'El Niño', que comenzó a principios de 2015, está afectando a la seguridad alimentaria de la población más vulnerable en el conjunto del globo.
En Haití, cerca de 3,6 millones de personas pasan hambre y viven en la pobreza, de las cuales 1,5 millones se encuentran en una situación alimentaria de urgencia, según una investigación realizada por el Estudio de Emergencia de Seguridad Alimentaria dirigido por el PMA, la Organización para la Alimentación y la Agricultura y la Coordinación Nacional de Seguridad Alimentaria.
7 DE CADA 10 PASAN HAMBRE
En algunas regiones del país, hasta el 70 por ciento de la población pasa hambre y en muchas comunidades los índices de desnutrición se encuentran por encima de los niveles de emergencia, según un estudio realizado por UNICEF y el Gobierno haitiano.
Ante esta situación, el PMA incrementará sus programas de asistencia humanitaria para satisfacer las necesidades de cerca de un millón de personas, las más afectadas por la sequía. En la actualidad, la organización da trabajo a 230.000 haitianos en tareas relacionadas con el mantenimiento de los campos y las cuencas, con el objetivo de mejorar las infraestructuras locales.
Desde noviembre, y en colaboración con el Gobierno, el PMA distribuye alimentos para cerca de 120.000 personas en las áreas más afectadas por la sequía y atiende a cerca de 500.000 escolares para garantizar que reciban, al menos, una comida diaria.
La organización de Naciones Unidas, cuyo presupuesto depende de donaciones voluntarias, necesita 74 millones de euros para atender las necesidades básicas de cerca de un millón de haitianos.
europapress
Turquía cerró un cruce fornterizo con Siria, donde se agolparon hasta 35.000 refugiados sirios, según autoridades turcas.
Refugiados sirios que huyen de la conflictiva región de Azaz, llegaron en un camión al cruce fronterizo de Bab al-Salam, en Siria, el viernes, 5 de febrero de 2016.
Mientras Turquía dice que alcanzó su capacidad de absorber refugiados, trabajadores de ayuda turcos proveen carpas y suministros a refugiados sirios en la frontera entre los dos países.La Fundación de Ayuda Humanitaria Turca colocó carpas el domingo adentro de territorio sirio para miles de personas que huyen de los ataques respaldados por Rusia en Alepo, mientras los ataques aéreos impactaban poblados a lo largo de la carretera que une la ciudad con la frontera turca.La canciller alemana, Angela Merkel, cuyo país admitió más de un millón de refugiados el año pasado, está en Ankara para conversaciones con líderes turcos.En un intento por presionar al gobierno del presidente Recep Tayyip Erdogan, las Naciones Unidas y agencias de ayuda internacionales se rehúsan a despachar ayuda a través de la frontera a los refugiados.Turquía ha cerrado el cruce fronterizo de Oncupinar con el cruce fronterizo sirio de Bab al-Shamam donde miles de sirios se agolparon el domingo.Autoridades turcas dicen que hasta 35.000 sirios están esperando cruzar la frontera.Los países de la Unión Europea han prometido 3.300 millones de dólares a Turquía para dar santuario a los refugiados y ayudar a reducir el número de solicitantes de asilo en Europa.
voanoticias
México, México.- Autoridades mexicanas localizaron un rancho en Veracruz (este) donde fueron hallados restos humanos y manchas de sangre de dos de los cinco jóvenes desaparecidos en enero pasado a manos de policías de esa institución, informó el lunes la secretaría de Gobernación (interior).
Los padres de las víctimas, entre los que estaba una joven de 16 años, acudieron el lunes a la capital para conocer los avances de la investigación sobre la desaparición de sus hijos el 11 de enero pasado en Tierra Blanca, un pueblo de Veracruz, donde, según las autoridades, fueron detenidos y desaparecidos por policías estatales.
Las autoridades informaron a los padres que hallaron un rancho en Tlalixcoyan, cerca del lugar donde desaparecieron, donde se “manipulaban drogas”, había equipos para alterar vehículos y se almacenaban hidrocarburos de manera ilegal, entre otros ilícitos, dijo la dependencia.
Perros adiestrados identificaron en el rancho puntos donde se encontraron restos óseos y manchas de sangre, añadió el comunicado.
Al confrontar las muestras tomadas del hallazgo con perfiles genéticos de los familiares de las víctimas, “se determinó la coincidencia con dos de los jóvenes desaparecidos”, indicó.
El informe no especificó quiénes son las dos víctimas identificadas.
Los jóvenes fueron detenidos por policías estatales de Veracruz cuando viajaban hacia sus comunidad de residencia en Playa Vicente, tras haber pasado un fin de semana en el puerto de Veracruz, a 90 km, donde habían festejado el cumpleaños de uno de ellos.
Videos de seguridad mostraron que los policías detuvieron a los jóvenes a plena luz del día y a solo 100 metros de las instalaciones policiales de Tierra Blanca.
Un testigo, que informó a los padres el día que ocurrió la detención, pudo observar que dos policías se subieron al automóvil de las víctimas y que dos de los chicos fueron llevados en la patrulla en la que iban los uniformados.
Desde entonces no se supo nada más de ellos.
Los padres de los cinco jóvenes, de entre 16 y 28 años, han permanecido desde el día de la desaparición en las instalaciones del ministerio público de Tierra Blanca, ubicado entre Playa Vicente y Veracruz, esperando noticias de sus hijos.
Hasta el momento han sido detenidos siete policías estatales, entre ellos el jefe policía de la zona, así como un jefe local del cartel Jalisco Nueva Generación, a quien los uniformados dijeron haber entregado a las víctimas.
La desaparición de estos siete jóvenes se suman a los más de 26.600 desparecidos en México desde 2006, cuando inició la llamada guerra del narcotráfico.
AFP