Washington, Estados Unidos.- Con la histórica visita que iniciará el presidente Barack Obama hoy domingo a La Habana, Estados Unidos y Cuba consagrarán la llegada de una nueva era en sus relaciones, marcadas en el siglo XX por la hostilidad de la Guerra Fría.
Detrás de la animosidad pública que imperó entre ambos países, con declaraciones altisonantes y el embargo, subyace otra realidad: misiones de exploración, contactos discretos y manos tendidas en vestíbulos de hoteles, salas de espera de aeropuertos y hasta en el Vaticano. Pese a que unos 160 km separan a ambos países, tras la llegada al poder de Fidel Castro y sus “barbudos” en 1959, Cuba fue siempre un tema políticamente extremadamente sensible en Estados Unidos.
En el otoño boreal de 1962, tras la crisis de los misiles soviéticos en la isla, John F. Kennedy exploró la posibilidad de un acercamiento, esperando sacar provecho de la furia de Fidel Castro con la Unión Soviética, que había decidido retirar los misiles sin consultarlo.
ASESINAN A KENNEDY
“Kennedy consideró que podía ser la ocasión para que Cuba saliera de la órbita soviética”, dice William LeoGrande, de la American University, y coautor del libro “Back Channel to Cuba”, que aborda el asunto.
JFK entregó personalmente al periodista francés Jean Daniel, en 1963, un mensaje para el “Líder Máximo”, Fidel Castro. El periodista, con la singular misión de “mensajero”, se reunió con Castro. “Ambos dirigentes parecían listos para alcanzar la paz”, contaría más tarde. Pero el mismo día de la entrevista, el 22 de noviembre de 1963, Kennedy fue asesinado en Dallas, Texas. Todo se desplomó. Lyndon Johnson, que sucedió a JFK en la Casa Blanca, no quiso seguir por ese camino.
AFP