Santiago de Cuba, Cuba. AFP. Cuba inicia la era pos-Fidel Castro, el líder de la revolución que desafió a Estados Unidos y convulsionó a América Latina y cuyas cenizas son despedidas este domingo tras una semana de emocionados homenajes.
Los restos de uno de los protagonistas del último siglo, que gobernó con mano de hierro por casi 50 años, serán llevados al cementerio Santa Ifigenia, donde está el mausoleo del héroe independentista José Martí, en la ciudad de Santiago.Las cenizas serán inhumadas en una ceremonia privada que iniciará hacia las 7H00 locales (12H00 GMT).De esta forma, finalizará una semana de multitudinarios tributos al exguerrillero barbudo que montó un régimen comunista a menos de 200 km de Estados Unidos y fue implacable con los opositores.Al grito de “Yo soy Fidel”, millones de cubanos rindieron homenaje a su líder en plazas o al borde de las carreteras por donde pasó la caravana con las cenizas, que recorrió la isla de La Habana a Santiago.A partir de ahora Cuba abre una nueva página sin Fidel Castro, quien falleció el 25 de noviembre a los 90 años dejando un legado que desató odios y amores.“El duelo termina, lo que no termina es lo que dijo (Fidel), lo que nos enseñó. A partir de mañana es otra Cuba, pero que sigue por lo mismo”, señaló José Luis Soria, un reciclador de 42 años.Osmar Montes, un pescador de 57 años, nació y se educó bajo la Revolución cubana. Como muchos, cree que la isla mantendrá el rumbo que trazó Fidel Castro y ha prometido continuar su hermano Raúl.“Respecto al futuro me siento optimista. Las cosas en Cuba cambian en correspondencia con el destino de Cuba”, afirma.
¿Un futuro sin cambios?
Raúl Castro, que gobierna desde 2006, cuando Fidel cayó enfermo, estará al frente del gobierno hasta febrero de 2018, aunque mantendrá su máximo cargo en el Partido Comunista de Cuba.
El sábado, durante el último acto de masas en memoria de Fidel, el presidente cubano juró que defenderá la revolución socialista.
“Ante los restos de Fidel (…) juramos defender la patria y el socialismo”, proclamó emocionado el dirigente de 85 años.
Sin apartarse del régimen de partido único, Raúl Castro está empeñado en una serie de reformas para oxigenar el modelo de corte soviético mientras avanza en el proceso de acercamiento con Estados Unidos iniciado en diciembre de 2015.
La cauta y lenta apertura ha permitido que los cubanos trabajen por cuenta propia en algunas actividades, viajen fuera del país libremente (a excepción de los médicos), y llegue más inversión extranjera.
“A corto plazo, probablemente no habrá muchos cambios en Cuba, tras la muerte de Fidel. Habrá mucha cautela, especialmente con el próximo gobierno de (Donald) Trump en Washington”, opinó Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano en Washington.
Sin Fidel, “Raúl tendrá más margen de maniobra para tomar decisiones. Ya no necesitará la aprobación de su hermano mayor”, añadió.
En lo inmediato deberá enfrentar la desaceleración de la economía golpeada en gran parte por la crisis en Venezuela, su mayor aliado.
“Este año no ha sido precisamente favorable” para las reformas porque “al ser incompletas han potenciado los aspectos negativos de las mismas, por ejemplo, la profundización de la desigualdad”, según Mauricio de Miranda, economista cubano que enseña en la Universidad Javeriana de Colombia.
Sin monumentos
El sábado los mandatarios de Venezuela, Nicolás Maduro; de Bolivia, Evo Morales, y de Nicaragua, Daniel Ortega, asistieron al último acto de masas en memoria del padre de la revolución cubana.
También participaron los exmandatarios brasileños Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Sin embargo, fueron notorias las ausencias de líderes de otras partes del mundo.
“La participación internacional para los funerales de Fidel Castro no estuvo al nivel que uno hubiera esperado”, observa Paul Webster, exembajador británico en Cuba.
En su opinión, esto “significa que el atractivo de la (revolución) cubana ha mermado. Entonces uno puede esperar que Rusia y China urjan a Raúl que se deje de vieja revolución y ponga en marcha reformas de la economía”.
Mientras el presidente despeja las dudas sobre el futuro sin Fidel, convertirá en ley el último deseo de su hermano: prohibir las estatuas o monumentos en su memoria.
Fidel “rechazaba cualquier manifestación de culto a la personalidad y fue consecuente con esa actitud hasta las últimas horas de vida”, dijo Raúl Castro.