Uruguay tiene una penetración alta de televisión paga en comparación con el resto de América Latina. Sin embargo, a nivel del país existe una importante brecha entre la capital y el interior. Además, los grupos socioeconómicos bajos no acceden a la suscripción legal por la falta de competencia en un terreno dominado por tres grandes grupos de medios que poseen la gran mayoría de canales abiertos, de operadores de televisión paga y de radios. El resultado de esta falta de competencia es que el precio promedio de acceso a la TV paga es el segundo más alto de la región.
Este análisis se presenta en el documento El impacto de la televisión satelital en América Latina del centro de investigación Convergencia Research, que expone la situación de la televisión paga. A diferencia de lo que sucede en otros países de Latinoamérica, si bien la televisión satelital aumenta el número de abonados, no se proyecta como una alternativa para sectores socioeconómicos más bajos. A esto contribuye que, después de que el permiso para que Claro operara en el país fuera revocado, en Uruguay los sistemas de televisión satelital son únicamente DirecTV y Ñande Tanga, que trabaja solo en zonas rurales.
En promedio, Uruguay tiene el segundo precio más alto por suscripción, después de Venezuela. El promedio se realiza con los valores de los planes más económicos de las distintas operadoras, que en el país oscilan (con datos de 2011) entre los US$ 30 y US$ 42.
Según datos del informe para Uruguay, basados en la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec) y el último censo, a fines de 2011, el país tenía 536 mil abonados de televisión paga. La penetración por hogares –según la base de hogares que la Ursec utilizaba hasta 2011– era del 40%, la segunda más alta de América del Sur después de Argentina (Ver infografía). En correspondencia con este criterio, Convergencia Reserch estima que para el 2017 “Uruguay alcanzaría una penetración del 49% de los hogares, ubicándose por debajo del promedio regional, cuando históricamente ha estado entre los tres primeros países con mayor adopción de televisión paga”.
Según el estudio, la inaccesibilidad de sectores socioeconómicos bajos se debe al “precio del servicio que actúa como barrera”. “La falta de alternativas de precios y por ende competencia, tiene su origen en la estructura de propiedad de los medios (radios y televisión) y los operadores de cable. Tres grandes grupos de medios: Cardoso-Pombo, Romay y Fontaina-DeFeo, dominan el mercado”, argumenta el informe.
En Montevideo, los operadores comparten una red y cada uno opera en un área específica.
Poro otro lado está Cablevisión –del grupo Clarín–, que capta mercado en los alrededores de Montevideo y, según el informe, “estaría vinculado a varios operadores del interior”. Esta empresa no compite en general con la zona cubierta por los cables y avanza al igual que DirecTV en las zonas periféricas de la capital.
“Este entorno en Montevideo y alrededores en el cual hay una competencia imperfecta hace que los precios se mantengan en US$ 40. Los operadores privilegian el ARPU en lugar de optar por captar una porción del 50% de los hogares que aún no acceden a la TV paga”. ARPU es el acrónimo de Average Revenue Per User, que define el promedio de ingresos por usuario que obtiene una empresa de servicios durante un período de tiempo.
Después de consultar diversas fuentes, el informe establece que todas coinciden en que en Montevideo existe un mercado potencial de 100 mil abonados –de los 250 mil hogares de la capital que hoy no tienen suscripción– que podrían ser captados por ofertas de menor precio. Los altos precios contribuyen a que la competencia de la televisión satelital en el interior sea la piratería. Según el estudio, se estima que funcionan 80 mil decodificadores AzBox que se venden junto con una antena satelital y permiten obtener más de 100 señales.
Por otra parte, Uruguay es el único país de la región donde los operadores de televisión por cable no pueden ofrecer servicios de internet o voz mediante sus propias redes. Según el informe, estos aspectos ayudan a “comprender el mercado y su potencial evolución”.
Este análisis se presenta en el documento El impacto de la televisión satelital en América Latina del centro de investigación Convergencia Research, que expone la situación de la televisión paga. A diferencia de lo que sucede en otros países de Latinoamérica, si bien la televisión satelital aumenta el número de abonados, no se proyecta como una alternativa para sectores socioeconómicos más bajos. A esto contribuye que, después de que el permiso para que Claro operara en el país fuera revocado, en Uruguay los sistemas de televisión satelital son únicamente DirecTV y Ñande Tanga, que trabaja solo en zonas rurales.
En promedio, Uruguay tiene el segundo precio más alto por suscripción, después de Venezuela. El promedio se realiza con los valores de los planes más económicos de las distintas operadoras, que en el país oscilan (con datos de 2011) entre los US$ 30 y US$ 42.
Según datos del informe para Uruguay, basados en la Unidad Reguladora de Servicios de Comunicaciones (Ursec) y el último censo, a fines de 2011, el país tenía 536 mil abonados de televisión paga. La penetración por hogares –según la base de hogares que la Ursec utilizaba hasta 2011– era del 40%, la segunda más alta de América del Sur después de Argentina (Ver infografía). En correspondencia con este criterio, Convergencia Reserch estima que para el 2017 “Uruguay alcanzaría una penetración del 49% de los hogares, ubicándose por debajo del promedio regional, cuando históricamente ha estado entre los tres primeros países con mayor adopción de televisión paga”.
Según el estudio, la inaccesibilidad de sectores socioeconómicos bajos se debe al “precio del servicio que actúa como barrera”. “La falta de alternativas de precios y por ende competencia, tiene su origen en la estructura de propiedad de los medios (radios y televisión) y los operadores de cable. Tres grandes grupos de medios: Cardoso-Pombo, Romay y Fontaina-DeFeo, dominan el mercado”, argumenta el informe.
En Montevideo, los operadores comparten una red y cada uno opera en un área específica.
Poro otro lado está Cablevisión –del grupo Clarín–, que capta mercado en los alrededores de Montevideo y, según el informe, “estaría vinculado a varios operadores del interior”. Esta empresa no compite en general con la zona cubierta por los cables y avanza al igual que DirecTV en las zonas periféricas de la capital.
“Este entorno en Montevideo y alrededores en el cual hay una competencia imperfecta hace que los precios se mantengan en US$ 40. Los operadores privilegian el ARPU en lugar de optar por captar una porción del 50% de los hogares que aún no acceden a la TV paga”. ARPU es el acrónimo de Average Revenue Per User, que define el promedio de ingresos por usuario que obtiene una empresa de servicios durante un período de tiempo.
Después de consultar diversas fuentes, el informe establece que todas coinciden en que en Montevideo existe un mercado potencial de 100 mil abonados –de los 250 mil hogares de la capital que hoy no tienen suscripción– que podrían ser captados por ofertas de menor precio. Los altos precios contribuyen a que la competencia de la televisión satelital en el interior sea la piratería. Según el estudio, se estima que funcionan 80 mil decodificadores AzBox que se venden junto con una antena satelital y permiten obtener más de 100 señales.
Por otra parte, Uruguay es el único país de la región donde los operadores de televisión por cable no pueden ofrecer servicios de internet o voz mediante sus propias redes. Según el informe, estos aspectos ayudan a “comprender el mercado y su potencial evolución”.
Fuente: elobservador.com.uy
No hay comentarios.:
Publicar un comentario