El análisis elaborado por la destacada economista Verónica Serafini señala que "el ingreso del quintil más rico de Asunción creció 22,9%, muy por encima del crecimiento del PIB que fue del 15 %, y el ingreso del quintil más pobre -en pobreza extrema- solo lo hizo en 1,1 %", en base a datos provenientes de un informe de Naciones Unidas y la Organización Internacional del Trabajo (PNUD/OIT).
Los dos pilares del problema son viejos conocidos de la gente carenciada: Los problemas de empleo que aquejan a la ciudadanía y la poca capacidad distributiva del sistema tributario paraguayo.
Tomando como base el índice de Gini, utilizado para medir la diferencia de ingresos, estos pasaron del 0,487 a 0,512, lo que da a entender que la brecha entre ricos y pobres ha aumentado de manera considerable en los últimos años. Esta situación se agudiza principalmente en el sector rural y áreas urbanas del departamento Central, según el informe de Cadep.
"Mientras la pobreza total disminuyó apenas 0,4 puntos porcentuales, bajando de 35,1 % a 34,7 %, la pobreza extrema aumentó de 18,8 % a 19,4 %", agrega Verónica Serafini.
Otro problema es que el celebrado crecimiento económico del país no trajo la cantidad de empleos que se esperaba. Las cifras hablan por sí solas: El subempleo afecta al 20,6 % de la Población Económicamente Activa ocupada, donde el 13,7 % está dado por las personas asalariadas o en relación de dependencia (empleados y obreros públicos y privados) que trabajando más de 30 horas por semana no llegan a percibir el salario mínimo vigente. El restante 6,8 % trabaja menos de 30 horas por semana pero desea trabajar más horas y está disponible para hacerlo.
Y el panorama se ennegrece teniendo en cuenta que un gran porcentaje de la población paraguaya no goza de una jubilación a consecuencia del empleo informal.
Serafini finaliza su estudio indicando que esta situación no podrá ser revertida si el Estado no recauda de los sectores que se benefician con el crecimiento. "Sin una modificación de la estructura productiva, no se logrará encaminar al país hacia un modelo de mayor inclusión, industrialización y absorción de mano de obra", reflexiona.
Los dos pilares del problema son viejos conocidos de la gente carenciada: Los problemas de empleo que aquejan a la ciudadanía y la poca capacidad distributiva del sistema tributario paraguayo.
Tomando como base el índice de Gini, utilizado para medir la diferencia de ingresos, estos pasaron del 0,487 a 0,512, lo que da a entender que la brecha entre ricos y pobres ha aumentado de manera considerable en los últimos años. Esta situación se agudiza principalmente en el sector rural y áreas urbanas del departamento Central, según el informe de Cadep.
"Mientras la pobreza total disminuyó apenas 0,4 puntos porcentuales, bajando de 35,1 % a 34,7 %, la pobreza extrema aumentó de 18,8 % a 19,4 %", agrega Verónica Serafini.
Otro problema es que el celebrado crecimiento económico del país no trajo la cantidad de empleos que se esperaba. Las cifras hablan por sí solas: El subempleo afecta al 20,6 % de la Población Económicamente Activa ocupada, donde el 13,7 % está dado por las personas asalariadas o en relación de dependencia (empleados y obreros públicos y privados) que trabajando más de 30 horas por semana no llegan a percibir el salario mínimo vigente. El restante 6,8 % trabaja menos de 30 horas por semana pero desea trabajar más horas y está disponible para hacerlo.
Y el panorama se ennegrece teniendo en cuenta que un gran porcentaje de la población paraguaya no goza de una jubilación a consecuencia del empleo informal.
Serafini finaliza su estudio indicando que esta situación no podrá ser revertida si el Estado no recauda de los sectores que se benefician con el crecimiento. "Sin una modificación de la estructura productiva, no se logrará encaminar al país hacia un modelo de mayor inclusión, industrialización y absorción de mano de obra", reflexiona.
Fuente: Ultima hora
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