Washington,- La relación entre EEUU e Israel se tensó ayer un poco más con el anuncio del presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, de su próximo viaje a ese país tras la reciente victoria electoral de Benjamin Netanyahu.
La visita del líder conservador llega en medio de un momento complicado entre ambos países, después de que el primer ministro de Israel afirmara en una entrevista previa a las elecciones del martes, cuando las encuestas no le eran muy favorables, que no permitiría la creación de un Estado palestino.
Durante la campaña, también dijo que la minoría árabe de Israel estaba siendo movilizada por grupos de izquierda para votar en su contra, una acusación que le acarreó críticas por racismo de sus opositores y que la Casa Blanca consideró “divisiva”.
Netanyahu ya había levantado la polémica semanas antes, al aceptar precisamente una invitación de Boehner para dar un discurso ante la sesión conjunta del Congreso estadounidense, algo sobre lo que la Casa Blanca no fue informada y, según el Ejecutivo, supuso una ruptura del protocolo.
El líder del Likud, también conocido como “Bibi”, atacó duramente a la Administración del presidente Barack Obama en aquella ocasión por su manejo de las negociaciones dentro del G5+1 (EEUU, China, Rusia, Francia y Reino Unido más Alemania) con Irán sobre su programa nuclear, al que se opone de manera frontal.
Así, el viaje de Boehner, que se prevé para finales de marzo durante el receso legislativo, servirá para subrayar aún más desavenencias crecientes en los últimos tiempos entre el Ejecutivo de Obama y el de Netanyahu.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró ayer en su rueda de prensa diaria que “no es una sorpresa” el anuncio de la visita, que, según ha explicado la oficina del líder republicano, estaba prevista antes del resultado electoral.
Earnest aprovechó para recordar la postura sobre Israel de la Casa Blanca y del presidente, quien no felicitó por teléfono a “Bibi” hasta el día de ayer, tras su éxito en las urnas el pasado martes.
“Cuando el primer ministro Netanyahu mostró una debilidad en su compromiso -y creo que estoy siendo benévolo al llamarlo así- con una solución de dos estados, manifestó una diferencia de opinión no sólo con el presidente Obama, también con la política del presidente (George W.) Bush, y con la política que cuenta con un fuerte apoyo de demócratas y republicanos en el Congreso de EEUU”, dijo Earnest.
Por EFE
Durante la campaña, también dijo que la minoría árabe de Israel estaba siendo movilizada por grupos de izquierda para votar en su contra, una acusación que le acarreó críticas por racismo de sus opositores y que la Casa Blanca consideró “divisiva”.
Netanyahu ya había levantado la polémica semanas antes, al aceptar precisamente una invitación de Boehner para dar un discurso ante la sesión conjunta del Congreso estadounidense, algo sobre lo que la Casa Blanca no fue informada y, según el Ejecutivo, supuso una ruptura del protocolo.
El líder del Likud, también conocido como “Bibi”, atacó duramente a la Administración del presidente Barack Obama en aquella ocasión por su manejo de las negociaciones dentro del G5+1 (EEUU, China, Rusia, Francia y Reino Unido más Alemania) con Irán sobre su programa nuclear, al que se opone de manera frontal.
Así, el viaje de Boehner, que se prevé para finales de marzo durante el receso legislativo, servirá para subrayar aún más desavenencias crecientes en los últimos tiempos entre el Ejecutivo de Obama y el de Netanyahu.
El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, aseguró ayer en su rueda de prensa diaria que “no es una sorpresa” el anuncio de la visita, que, según ha explicado la oficina del líder republicano, estaba prevista antes del resultado electoral.
Earnest aprovechó para recordar la postura sobre Israel de la Casa Blanca y del presidente, quien no felicitó por teléfono a “Bibi” hasta el día de ayer, tras su éxito en las urnas el pasado martes.
“Cuando el primer ministro Netanyahu mostró una debilidad en su compromiso -y creo que estoy siendo benévolo al llamarlo así- con una solución de dos estados, manifestó una diferencia de opinión no sólo con el presidente Obama, también con la política del presidente (George W.) Bush, y con la política que cuenta con un fuerte apoyo de demócratas y republicanos en el Congreso de EEUU”, dijo Earnest.
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