Christian Clark con su pequeño hijo, Andre Price,
a quien ella habría asesinado.
Foto: KDKA CBS 2 Pittsburgh/Captura de pantalla
El informe policial señala que la mujer estuvo chateando durante dos horas con su marido, amenazando con matar a los bebés – asesinó a uno –, fotografió el cuerpecito sin vida del pequeño de 17 meses y envió el archivo al marido con emojis sonrientes.
Y lo peor: el marido nunca pidió auxilio a la policía.
De acuerdo a los datos, Christian Clark fue encarcelada sin derecho a fianza tras ser acusada del homicidio de su bebé de 17 meses y de tentativa de homicidio de su hija de dos años.
El macabro episodio tuvo lugar el jueves pasado, pero recién ahora cobra fuerza su divulgación en los medios y redes sociales.
En el día de los hechos, la mujer estuvo discutiendo vía chat telefónico con Andre Price (23), padre de las pequeñas víctimas.
La doña se enojó porque limpió agua del inodoro que la niña esparció en el baño, pero, sobre todo porque su esposo “fue temprano a trabajar y planeaba tener sexo con otra mujer.”
“Tus hijos no están seguros aquí. No los quiero. Respóndeme o iré a la cárcel por poner en peligro a los niños”, decía uno de los mensajes que la mujer y su pareja intercambiaron durante dos horas.
A las 10 de la noche, un mensaje decía: “los estoy matando”. Tenía un emoji sonriente y lagrimeante, el que se usa para señalar que uno se desternilla de risa.
A las 10:14 PM, Clark envió el primer video mostrando al bebé acostado en la cama, boca para abajo: “Mira, Angel todavía vive. Tu otro hijo ni siquiera respira. Ojalá pudiera sostener con firmeza la cámara.”
Cinco minutos después, en otro video, se ve a Clark apretando con su mano la cabeza de la pequeña, haciéndola llorar. Cuando apretó la cabecita del bebé, este ni siquiera se movió, dijo la policía.
Un detalle escalofriante es que, durante las dos horas que duró el chat, el hombre solo respondió seis veces a la mujer y en ningún momento llamó a la policía.
Por este hecho, Price también fue encarcelado, sin derecho a fianza.
La pena de muerte está vigente en Pensilvania, aunque el gobernador de ese estado emitió una moratoria para su aplicación en el 2015.
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