Agua en Siria
SIRIA (EFE) - Las filas de personas esperando para llenar garrafas de agua en pozos en la ciudad de Alepo, Siria, se han convertido en una escena habitual por el corte del suministro desde hace semanas, pese al cese de las hostilidades en la urbe.
Miles de personas inundan parques, mezquitas y otros establecimientos públicos día, tarde y noche aguardando su turno junto a los pozos. Y es que desde hace 20 días no llega ni una gota de agua a la población, acostumbrada a los cortes del suministro durante los últimos cuatro años de conflicto en sus calles, así como a la falta de electricidad.
Um Said espera con su garrafa en una fila de personas delante una mezquita en el barrio de Alepo Nuevo, en el oeste de la localidad. "Es vergonzoso, la gente de Alepo tiene sed, estamos privados de las necesidades más básicas", lamenta entre lágrimas.
La mujer culpa a todo el mundo de la situación y de "estas escenas humillantes": "Desde los rebeldes que desbarataron nuestra vida de paz hasta los terroristas que arruinaron nuestro país, pasando por algunas personas de nuestro Gobierno que siguen haciendo promesas falsas", denuncia.
Um Said explica que, pese a que tiene problemas en la espalda y apenas puede caminar, acude cada día con sus hijas a la mezquita a rellenar las garrafas de agua, mientras Samer, un estudiante universitario, se muestra desesperado ante la falta de suministro.
"Hace tres meses, el ejército sirio retomó la estación de agua del distrito de Suleiman al Halabi, en el este de la ciudad, y estábamos todos contentos porque finalmente íbamos a tener de nuevo agua en nuestras casas", recuerda.
Sin embargo, "han pasado tres meses y siguen arreglando algunos destrozos en las tuberías y la estación (de agua), y hay ataques del grupo Estado Islámico (EI) aquí y allá. Lo único que sabemos es que no podemos aguantar más". Ante este panorama, los habitantes de Alepo se han visto forzados a buscar alternativas y recurren a camiones cisterna que se dedican al reparto de agua, eso sí, a cambio de dinero.
Ibtisam, una profesora de 33 años, se queja a Efe del precio excesivo de este servicio, ya que pagan un media de 12.000 libras sirias (56 dólares) al mes, lo que sumado a las 18.000 libras (84 dólares) que abonan por tener electricidad de fuentes alternativas, asciende a un gasto mensual 30.000 libras sirias (140 dólares).
"Es demasiado para nosotros, porque el salario de mi marido y el mío juntos es de 55.000 libras sirias (256 dólares), con lo que supone más del 50 %" de los sueldos", se queja. Otro habitante de Alepo, Wahid Sarmini, detalla a Efe que su familia, compuesta por siete personas, necesitan "el agua para lavarse, limpiar y beber, es la cosa más importante en la vida".
Sarmini porta una caja llena de agua embotellada, cuyo precio se ha disparado.
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