El presidente de Rusia, Vladímir Putin, acusó a Occidente de practicar —“durante décadas, tal vez incluso siglos”— una política de contención contra su país y de haber deseado que se desmembrara como Yugoslavia.
En su alocución anual ante el Parlamento y la élite política estatal y regional, convocadas en la sala de San Jorge del Kremlin, el líder arremetió contra EE UU y la UE, acusando a los “enemigos de ayer” de querer levantar un “nuevo telón de acero”.
El comité Antiterrorista Nacional de Rusia dio la cifra de 10 policías muertos y 28 heridos, además de 10 milicianos fallecidos en el curso del asalto al edificio, en el que las fuerzas del orden utilizaron carros de combate y artillería. Los guerrilleros se atrincheraron también en la escuela número 20 de Grozni y en la ciudad se decretó el régimen contraterrorista. “No hemos podido dormir en toda la noche debido a los tiroteos, el centro está vacío y lleno de carros blindados. Esto recuerda los años noventa”, manifestó por teléfono un habitante de Grozni, según el cual en muchos móviles de la ciudad se había recibido por la mañana el mensaje de un tal Jamzat. “Somos muchos”, dijo el autor del mensaje en un checheno trufado de palabras árabes. Añadía que no estaban dispuestos a permitir que las mujeres chechenas fueran descubiertas, manifestó la fuente.
Tras el ataque, la calma regresó a la ciudad.Mientras tanto, Grozni experimentaba un brote de violencia sin parangón en los últimos años. La capital de Chechenia ha sido reconstruida tras ser devastada por dos guerras separatistas. Del comienzo de la primera de ellas, en diciembre de 1994, van a cumplirse 20 años.
Según las fuentes locales, un grupo de guerrilleros llegó a Grozni poco después de la una de la madrugada del jueves y tras asesinar a tres policías de una patrulla de tráfico se hizo fuerte en la Casa de la Prensa, edificio que es sede de diversos medios informativos y entidades no gubernamentales.
Mientras la Casa de la Prensa ardía aparatosamente en Grozni, en Moscú Putin reprochó a Occidente haber apoyado “abiertamente a los separatistas” de Chechenia en los años noventa del pasado siglo y a principios de este. El líder ruso dijo que los “asesinos que tenían las manos manchadas de sangre fueron tratados como insurgentes y “ahora estos insurgentes se manifiestan de nuevo en Chechenia”.
Tras pedir apoyo para los órganos del orden público, Putin volvió a fustigar a Occidente: “Nos acordamos de cómo recibieron a los terroristas a alto nivel como luchadores por la libertad y la democracia. Ya entonces quedó claro que, cuanto más retrocedemos y nos justificamos, tanto más descarados, cínicos y agresivos se muestran nuestros oponentes”. Putin no mencionó que también su predecesor Boris Yeltsin recibió a los líderes separatistas chechenos en el Kremlin en 1996.
Putin manifestó que el separatismo en Rusia había recibido apoyo informativo, político, financiero y de los órganos de seguridad extranjeros. “Los enemigos de ayer con gusto nos hubieran lanzado por el camino de la desintegración y desmembración de Yugoslavia”, dijo, con todas las “consecuencias para los pueblos de Rusia”. “No sucedió, no lo permitimos”, sentenció y sus palabras fueron acogidas con aplausos. Putin presentó la anexión de Crimea (la “histórica reunificación” de la península con Rusia, según su terminología) como una prueba superable únicamente por “una nación madura y unida y verdaderamente soberana y fuerte”. Crimea tiene una “importancia sagrada” para los rusos, “como la montaña del templo de Jerusalén para los que profesan el islam y para los judíos. Esto será así desde ahora y para siempre”, remachó Putin, que se refirió al valor simbólico del bautizo del príncipe Vladímir en el siglo X (cuando la capital de Rusia era Kiev).
El líder ruso no aportó ideas nuevas para acabar con la guerra en Donetsk y Lugansk, a la que se refirió como “tragedia en el sudeste de Ucrania”. Putin reiteró su condena al “golpe de Estado” contra el presidente ucranio Víctor Yanukóvich y calificó de “puro cinismo” a quienes han apoyado el uso de las Fuerzas Armadas ucranias para “aplastar” a los descontentos del este del país. El mandatario insistió en que la soberanía nacional es fundamental para Rusia: de lo contrario “nos disolveremos, nos perderemos en el mundo”.
En cuanto a las sanciones, afirmó que “son perjudiciales para todos, pero sobre todo para quienes las emplean”, pero fue más lejos. “No se trata de una reacción nerviosa de EE UU o de sus aliados por nuestra posición relación con el golpe de Estado en Ucrania y sobre la llamada Primavera de Crimea”, dijo. “Estoy seguro de que si no hubiera existido todo esto, hubieran inventado cualquier otro pretexto para contener las crecientes posibilidades de Rusia, influir sobre ella y, aún mejor, utilizarla en sus intereses”. “La política de contención no se inventó ayer. Se ha mantenido durante muchos años, décadas, tal vez siglos. (...) Sin embargo, hablar con Rusia desde una posición de fuerza es inútil”. El presidente dijo también que Rusia mantendrá su capacidad defensiva para afrontar el escudo antimisiles proyectado por EE UU, aseguró que su país no se cierra al mundo aunque se adentra en una “época difícil” e invitó a considerar la actual coyuntura como “un estímulo para el desarrollo nacional”.
Fuente: El pais