Todo el mundo conoce los horrores que son capaces de cometer los miembros de Al Qaida en todo el mundo.
Amnistía Internacional ha publicado este martes un informe en el que incluye un nuevo país a la geografía del terror de la red fundada porOsama Bin Laden: Yemen, precisamente patria natal del líder terrorista.
Y es que en el pulso que libró con las fuerzas del gobierno por el control de la región sureña de Abyan desde 2011, la ONG denuncia que las violaciones de los derechos humanos cometidas sobre el terreno "deben ser objeto de investigaciones imparciales, detalladas e independientes".
Bajo el título "Conflicto en Yemen: la hora más oscura de Abyan", AI documenta violaciones de las reglas de la guerra en el conflicto armado entre el Ejército yemení y Ansar al-Shari'a ("Partidarios de la Ley Islámica"), un grupo islamista afiliado a Al Qaida en la Península Arábiga.
El texto describe "terribles violaciones de los derechos humanos" entre febrero de 2011 y junio de 2012, incluidos asesinatos sumarios en público, crucifixiones, amputaciones y flagelaciones.
"Abyan sufrió una catástrofe de derechos humanos mientras Ansar al-Shari'a y las fuerzas gubernamentales luchaban por el control de la región durante 2011 y la primera mitad de 2012", aseguró Philip Luther, director de AI para Oriente Medio y Norte de África.
"Las autoridades yemeníes deben asegurar que una comisión de investigación anunciada en septiembre de 2012 cubra los impactantes abusos cometidos. La tragedia de Abyan perseguirá a Yemen durante décadas a no ser que los responsables sean obligados a responder y las víctimas y sus familias reciban compensaciones", afirmó.
A principios de 2011, Ansar al-Shari'a se hizo rápidamente con el control de la pequeña ciudad de Ja'ar, aprovechando que las fuerzas gubernamentales estaban empleadas a fondo en le represión de las multitudes que exigían la salida del poder del presidente, Ali Abdulá Saleh.
Aprovechando el desconcierto, la filial de Al Qaida pudo golpear duramente a las fuerzas gubernamentales, asaltando bancos y haciéndose con armas pesadas, municiones y otros equipos militares en los cuarteles y comisarías abandonados. Para mediados de 2011 controlaba ya la mayoría de Abyan, includida su capital, Zinjibar.
Entonces se establecieron tribunales religiosos, que "impusieron con frecuencia castigos inhumanos y degradantes contra supuestos delincuentes, presuntos espías y personas que transgredían las normas culturales, incluidos asesinatos sumarios, amputaciones, crucifixiones y flagelaciones".
En un caso de amputación de una mano, testigos contaron a AI que el miembro cortado fue colgado en una soga en el mercado central de una población para que todos la vieran.
El estricto código religioso establecido por Ansar al-Shari'a buscó asegurar su poder a través de amenazas, intimidaciones y la implantación de un código religioso y social brutalmente represivo. En el caso de los derechos de la mujer y las niñas, la situación fue especialmente crítica, con un estricto código de vestimenta, separación de sexos y restricciones en el trabajo y las escuelas.
La ofensiva del Gobierno no se hizo esperar y, para junio de 2012, logró la expulsión de los islamistas de la zona, tras una dura ofensiva con ataques aéreos y de artillería, que dejó cientos de muertos y heridos y unos 250 mil desplazados.
Según AI, el peligro de una reedición del conflicto sigue latente en la zona.
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