El Santo Padre de 85 años, conmemorando la octava temporada de Navidad de su pontificado, celebró una solemne Misa del Gallo en la Basílica de San Pedro, durante la que pidió una solución al conflicto árabe israelí y el fin de la guerra civil en Siria.
En la misa para unas 10.000 personas en la basílica y transmitida a millones más por televisión, el Sumo Pontífice elaboró su homilía en torno al tema del lugar de Dios en el mundo moderno.
"¿Tenemos tiempo y espacio para él? ¿No es precisamente a Dios mismo al que rechazamos? Y así se comienza porque no tenemos tiempo para él", dijo el Vicario de Dios, luciendo atuendos dorados y blancos.
"Cuanto más rápidamente nos movemos, cuanto más eficaces son los medios que nos permiten ahorrar tiempo, menos tiempo nos queda disponible. ¿Y Dios? Lo que se refiere a él, nunca parece urgente. Nuestro tiempo ya está completamente ocupado", agregó.
El líder de los 1.200 millones de católicos del mundo dijo que las sociedades han llegado al punto en que muchas personas creen que los procesos no les dejan espacio ni siquiera para la existencia de Dios.
"Aunque parece llamar a la puerta de nuestro pensamiento, debe ser rechazado con algún razonamiento. Para que se sea considerado serio, el pensamiento debe estar configurado de manera que la 'hipótesis Dios' sea superflua", declaró.
"No hay sitio para él. Tampoco hay lugar para él en nuestros sentimientos y deseos. Nosotros nos queremos a nosotros mismos, queremos las cosas tangibles, la felicidad que se pueda experimentar, el éxito de nuestros proyectos personales y de nuestras intenciones. Estamos completamente 'llenos' de nosotros mismos, de modo que ya no queda espacio alguno para Dios", añadió.
En la misa para unas 10.000 personas en la basílica y transmitida a millones más por televisión, el Sumo Pontífice elaboró su homilía en torno al tema del lugar de Dios en el mundo moderno.
"¿Tenemos tiempo y espacio para él? ¿No es precisamente a Dios mismo al que rechazamos? Y así se comienza porque no tenemos tiempo para él", dijo el Vicario de Dios, luciendo atuendos dorados y blancos.
"Cuanto más rápidamente nos movemos, cuanto más eficaces son los medios que nos permiten ahorrar tiempo, menos tiempo nos queda disponible. ¿Y Dios? Lo que se refiere a él, nunca parece urgente. Nuestro tiempo ya está completamente ocupado", agregó.
El líder de los 1.200 millones de católicos del mundo dijo que las sociedades han llegado al punto en que muchas personas creen que los procesos no les dejan espacio ni siquiera para la existencia de Dios.
"Aunque parece llamar a la puerta de nuestro pensamiento, debe ser rechazado con algún razonamiento. Para que se sea considerado serio, el pensamiento debe estar configurado de manera que la 'hipótesis Dios' sea superflua", declaró.
"No hay sitio para él. Tampoco hay lugar para él en nuestros sentimientos y deseos. Nosotros nos queremos a nosotros mismos, queremos las cosas tangibles, la felicidad que se pueda experimentar, el éxito de nuestros proyectos personales y de nuestras intenciones. Estamos completamente 'llenos' de nosotros mismos, de modo que ya no queda espacio alguno para Dios", añadió.
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