La resolución obtuvo 138 votos a favor, nueve en contra y 41 abstenciones, una sonora derrota que puso de manifiesto el creciente aislamiento diplomático israelí.
"Incluso antiguos amigos como Alemania se negaron a estar con nosotros. Hubo factores externos, pero es difícil no ver esto como un fracaso total de nuestra diplomacia que obviamente tendrá consecuencias", dijo un alto cargo, que no quiso ser identificado.
El alto cargo avisó de consecuencias que no tardaron en llegar. Los planes de construir en una zona conocida como E-1, cerca de Jerusalén y que corta por la mitad gran parte de Cisjordania, están considerados por algunos como un factor que haga cambiar el juego.
"E-1 supondrá el final de la solución de dos estados", dijo Daniel Seidemann, un experto israelí sobre los asentamientos.
Seidemann añadió que los preparativos llevarían entre seis y nueve meses, lo que significa que su construcción no es una conclusión de antemano.
Unos 500.000 israelíes ya viven en Cisjordania y Jerusalén este en territorio capturado en la Guerra de los Seis Días de 1967 - un territorio que los palestinos reclaman para un estado propio.
Estados Unidos, uno de los ocho países que votó con Israel en contra de la resolución de la Asamblea General, dijo que los planes de expansión son contraproducentes para la reanudación de las conversaciones de paz.
ABSURDAS
Antes de la votación, el Gobierno del primer ministro, Benjamin Netanyahu, argumentó que la propuesta unilateral palestina rompía sus acuerdos anteriores y acusó al organismo de 193 naciones de fracasar en sus responsabilidades."La Asamblea General puede recordar al teatro de lo absurdo, que una vez al año aprueba automáticamente ridículas resoluciones antiisraelíes", afirmó el portavoz gubernamental Mark Regev.
" A veces tienen el apoyo de Europa, a veces no", agregó, frente al único 'no' de República Checa entre los Veintisiete.
A pesar de ello, analistas dijeron que la votación dejó clara la brecha entre Europa y Netanyahu por su tratamiento hacia la administración palestina del presidente Mahmud Abas, que tiene el apoyo de Occidente, y el alcance de la oposición europea a la expansión de los asentamientos judíos.
"El Gobierno ha fallado a la hora de apreciar la gravedad del reto a la legitimidad fundamental de Israel en Europa", manifestó Gidi Grinstein, director del centro de estudios Reut Institute.
"La candidatura palestina en la ONU está resultando ser una derrota mayor de lo anticipado", manifestó.
En muchos modos, Israel fue sorprendido con el pie cambiado. La semana pasada estaba combatiendo contra milicianos islamistas en la Franja de Gaza, agradecido por el apoyo de gran parte de Occidente a su determinación de acabar con el fuego indiscriminado de cohetes desde el territorio palestino, cuyos dirigentes no apoyan el derecho a la existencia de Israel.
El bombardeo durante ocho días acabó con un alto el fuego que fue considerado ampliamente como una victoria de Hamás a expensas de Abas y de la Organización para la Liberación de Palestina, que renunció a la violencia a favor de la diplomacia.
Occidente ha inyectado miles de millones en la administración de Abas a lo largo de los años, en un intento de reforzar a un socio para la paz en Oriente Próximo, y creía que tenía que apoyarlo en Nueva York.
AMENAZA JUDICIAL
Sin embargo, los ministros israelíes han bajado el tono de sus anteriores amenazas, y ahora solo advierten de que habrá graves repercusiones si Abas utiliza su nueva posición para unirse a la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya y demandar a Israel por supuestos crímenes de guerra.La Convención de Ginebra prohíbe a las potencias desplazar "partes de su propia población civil al territorio que ocupa". Israel sostiene que sus asentamientos son legales, citando lazos históricos y bíblicos con Cisjordania y Jerusalén.
Los palestinos aseguran que no tienen prisa por ir a la CPI, pero la amenaza está ahí, poniendo presión sobre el estado judío para que encuentre una solución creativa que supere la paralización de las negociaciones, de la que culpa a Abas.
"Esta votación es una señal muy fuerte a los israelíes de que no puede barrer este asunto debajo de la alfombra", dijo Alon Liel, antiguo director general del ministro israelí de Asuntos Exteriores. "Esta es una luz roja de Israel".
Con los políticos en campaña de cara a las elecciones generales del 22 de enero, es poco improbable que Israel cambie de rumbo.
Los sondeos sugieren que el bloque de derechas de Netanyahu podrá repetir mandato. En la coalición hay partidos favorables a los colonos, y el propio partido Likud del primer ministro pareció inclinase a la derecha en las primarias de esta semana, lo que vuelve aún más compleja la posibilidad de un compromiso de paz por territorios con los palestinos.
Un responsable israelí que habló a condición de no ser identificado, afirmó que el Gobierno ha autorizado la construcción de 3.000 viviendas y que ha ordenado "la delimitación y los preparativos para miles más".
De este modo, según medios israelíes, estaría reafirmando a nivel interno su rechazo de la votación en la Asamblea General de la ONU.
Responsables israelíes dicen que los palestinos deben estar dispuestos a hacer concesiones como renunciar al derecho de retorno de sus refugiados.
Pero los analistas dicen que una vez que pasen las elecciones, el nuevo Gobierno tendrá un periodo de calma para intentar acabar con un conflicto que dura décadas.
"La estrategia hacia la Autoridad Palestina estará probablemente en lo más alto del programa del próximo gobierno en invierno", dijo Grinstein, del Reut Institute.
"El resultado de su reconsideración estratégica podría bien ser una implicación activa en la actualización de las competencias y las responsabilidades de la Autoridad Palestina hacia el estado, y eventualmente reconocer a la Autoridad Palestina como un estado".
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