- Con más de 750 millones de espectadores, la Gala de la Fiesta de la Primavera multiplica por siete la audiencia de la Super Bowl americana.
- Los anuncios, prohibidos desde hace cuatro años, podían llegar a costar más de 100 millones de dólares.
Rectificar es de sabios o como mínimo de gente bien informada. Y cuando ayer
todos los medios de comunicación hacíamos referencia a la Super Bowl como
el espectáculo televisivo con mayor audiencia en el planeta nos equivocábamos.
Y es que poco se puede hacer para competir contra China, el gigante
asiático que ostenta todos los récords. Así que para ser correctos diremos
que el show de televisión más visto en el mundo es la Gala de la
Fiesta de la Primavera, que tiene una audiencia superior a los 750 millones de
espectadores. Esto es casi siete veces más que los poco más de 100 millones que
se sientan a ver el partido de rugby año tras año.
El show es
una gala de cinco horas de duración donde cantantes, humoristas,
artistas y malabaristas comparten escenario en la televisión china. El índice
de audiencia es también de récord, con un 60% de cuota de pantalla. Aunque
lo cierto es que durante las últimas ediciones ha descendido ligeramente el
número de espectadores. De hecho, la gala era tan importante que los chistes y
frases que se decían en la retransmisión perduraban durante años en el
imaginario colectivo asiático.
Sin embargo,
una encuesta realizada recientemente por un periódico chino revela que seis de
cada 10 espectadores se ha sentido decepcionados con las últimas
ediciones de la gala. ¿El motivo? Que los humoristas se ha vuelto políticamente
correctos y ya no hacen bromas con la calidad de la comida o lo irrespirable de
la atmósfera de Pekín debido a la contaminación. Algunos blogueros apuntan a
que el Gobierno chino se decidió recortar los gags y
adecuarlos al "espíritu de la Fiesta de la Primavera" y se
sustituyeron algunas actuaciones emocionantes por otras bastante tediosas.
Para colmo,
en este Festival con 1400 millones de ojos puestos sobre los televisores, no
hay publicidad desde hace más de cuatro años. El motivo es "no
distraer" al espectador para que centre su atención en las consignas
ideológicas y los progresos de China que en motivarlo para consumir. Esta
prohibición fue un mazazo para la cadena que estableció el récord publicitario
en 107 millones de dólares por un anuncio de 30 segundos (más del
doble de 40 millones pagados por el mismo tiempo en la pausa de la Super Bowl).
Así las
cosas, la única manera que tienen los anunciantes para obtener cierta
relevancia es peleándose por conseguir ser el último anuncio antes de
que comience la Gala o intentando generar un debate a través de programas de
mensajería de pago como WeChat, que el año pasado registró 10 millones de
mensajes durante la emisión del programa. Así que, aunque con notables
diferencias, al César lo que es del César... y a China lo que es de China.
Y para los
que tengan cinco horas libres, aquí está la Gala de este año.
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