El ébola continúa su expansión imparable en el oeste de África, donde se inició esta pandemia, pese a los recursos desplegados por los países occidentales y del resto del mundo, que intentan blindarse con controles a posibles enfermos y protocolos sanitarios para impedir la entrada del virus.
En Liberia y Sierra Leona, los dos países más golpeados por la fiebre hemorrágica, el ébola está arraigando en las capitales, Monrovia y Freetown, pese a los esfuerzos nacionales e internacionales desplegados para atajar los contagios. Con más de 2.200 muertos y cerca de 4.000 casos,
Liberia se ha convertido ya en el epicentro mundial del ébola, donde el virus solo ha comenzado a descender entre el personal sanitario, según informan las autoridades sanitarias. Sierra Leona, donde ya han fallecido unas 880 personas, sufrió una escalada de casos tras el cierre de tres días decretado por el Gobierno el pasado septiembre, y alcanzó su máximo de muertes en un solo día hace una semana, con 121.
Ambos países han recibido ayuda militar estadounidense y británica esta semana para tratar de contener la expansión del ébola, que en toda la región ya se ha cobrado más de 3.800 vidas y ha comenzado a gestar una crisis más allá del ámbito sanitario.
Así, en Guinea, cuna del brote de ébola más mortífero de la historia, el caos desatado "impregna ya cada aspecto de la vida de las personas", alertó el director de la Oficina de Políticas de Desarrollo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el español Magdy Martínez-Solimán.
La economía de Guinea había comenzado a crecer tras una prolongada inestabilidad política, pero esa tendencia ha vuelto a contraerse con la expansión del virus, que ha causado 768 muertos, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Médicos Sin Fronteras (MSF) advirtió también de que sus centros de acogida a pacientes en Conakry corren peligro de saturarse, como consecuencia de un aumento repentino de casos en los últimos días en la capital guineana.
El doctor madrileño Jose María Echevarría, que lucha cada día contra el ébola en Sierra Leona, explicó hoy a Efe que, aunque la epidemia siga "totalmente fuera de control", la única manera de frenar su expansión son los protocolos. "Hay que ponerlos en marcha, funcionan si se hacen bien las cosas", explica en una entrevista telefónica. Por ello, este médico voluntario de la ONG estadounidense International Rescue Comittee (IRC) opina que hubo fallos en la aplicación de los protocolos para atender a los infectados por el virus en España, que ha registrado el primer caso de contagio en Europa.
Mientras la única enferma de ébola confirmada en España, la auxiliar de enfermería Teresa Romero, permanece en estado grave, el Ministerio de Sanidad ha anunciado que reforzará los protocolos de actuación para que los sanitarios en contacto directo con pacientes infectados sean considerados personal de riesgo.
Las autoridades sanitarias brasileñas trasladaron hoy a Río de Janeiro un paciente guineano considerado como el primer caso sospechoso de ébola en Brasil, que fue detectado en la sureña ciudad de Cascavel (estado de Paraná). No en vano, y aunque por ahora no se ha registrado ningún enfermo de ébola en Latinoamérica, la muerte el miércoles de un liberiano en Estados Unidos, la primera en América, ha llevado a redoblar en la región la alerta frente al virus.
Australia, por su parte, ha descartado la presencia del virus en una enfermera ingresada que manifestó supuestos síntomas después de trabajar en Sierra Leona, informaron hoy fuentes oficiales. El ébola, descubierto en 1976 y cuyo brote actual es el más grave que se ha visto, ha golpeado fundamentalmente a Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, pero también se han registrado casos en Nigeria, Senegal, Estados Unidos y España, con casi un total de 8.000 enfermos.
EFE
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