- Giulia, de siete meses, recibió el sacramento hoy en la capilla Sixtina, junto a otros 31 niños.
- Sus padres contrajeron matrimonio solo por civil.
- Durante la ceremonia, el Papa recordó que la herencia más bella que los progenitores pueden dejar a sus hijos es la fe.
El papa Francisco bautizó hoy a 32 niños en la capilla Sixtina en ocasión de la celebración del bautismo de Jesús y entre ellos estuvo Giulia, una niña de siete meses, hija de una pareja italiana casada por lo civil.
Que los padres no estén casados por la Iglesia no ha sido un problema para el papa argentino que accedió a bautizar a la pequeña el pasado 25 de septiembre, cuando ellos mismos se lo pidieron durante la audiencia general de los miércoles.
El padre, Ivan Scardia, y la madre, Nicoletta Franco, son ambos militares en la localidad toscana de Grosseto (centro) y tienen otra hija, Giorgia, de cinco años.
Scardia explicó a los medios italianos que hubo "un pequeño problema" al inicio cuando se enviaron los documentos al Vaticano y se supo que no estaban casado por la Iglesia, pero "que se resolvió" rápidamente.
El pasado miércoles, durante su catequesis en ocasión de la audiencia general, el papa precisó que el Bautismo "no es una formalidad" y "que no es lo mismo un niño o una persona bautizada que una que no lo está".
En otro de sus mensajes, el papa había pedido que no se cerrarán nunca las puertas de la Iglesia y se impidiese por ejemplo, por cualquier circunstancia, negar el bautismo a un niño.
La tradición de bautizar niños en la capilla Sixtina para recordar el bautismo de Jesús la inauguró Juan Pablo II y generalmente son hijos de residentes o empleados de la Ciudad del Vaticano. En 1989, en el día en el que la Iglesia católica recuerda ese suceso, Juan Pablo II comenzó a bautizar a algunos niños y la tradición continuó después celebrándose en la capilla Sixtina.
Estos fueron los primeros bautismos de Jorge Bergoglio como pontífice, aunque no fue la primera vez que vuelve a la Sixtina tras su elección, ya que el día después, el 14 de marzo, ofició rodeado de los frescos de Miguel Ángel una misa con el resto de cardenales que participaron en el cónclave.
Durante el bautismo, el papa Francisco recordó que la herencia más bella que pueden dejar a sus hijos es la de la fe.
En una breve e improvisada homilía recordó a los padres católicos que son ellos los encargados de transmitir la fe: "Sois vosotros los que tenéis el deber de transmitir la fe a estos niños. Es la herencia más bella que les podéis dejar", dijo el pontífice argentino.
En su homilía, el papa explicó que Jesús no tenía la necesidad de ser bautizado, "pero que los primeros teólogos explicaron que este bautismo fue para que todas las aguas tuvieran el poder de bautizar" y agregó que "el Señor antes de salir a los cielos nos invitó a marchar por todo el mundo y bautizar".
Por ello, agregó que desde el día de su bautismo comenzó "una cadena que nunca se ha roto" y que los niños hoy bautizados son "anillos de esta cadena".
En una capilla Sixtina en la que resonaron continuamente los llantos de los niños, el papa aseguró que estos eran "el coro más bonito" de la celebración. "Algunos llorarán porque están incómodos o tienen hambre", dijo Bergoglio, que invitó a las madres a dar de comer a los pequeños si estos tenían hambre. "¡Tranquilas! Dadles de comer, que hoy ellos son los protagonistas", exclamó.
Entre los niños bautizados hoy había dos pequeñas llamadas "Francesca" y otras dos que lo llevaban como segundo nombre, pero ningún "Francesco" entre los varones.
Como se lleva haciendo desde hace algunos años, el rito se celebró en una de las paredes laterales de la capilla Sixtina y no en el altar central, para "no alterar" y poder disfrutar mejor de los frescos que representan el Juicio Final que pintó el polifacético artista del Renacimiento Miguel Ángel Buonarotti. En el momento de la eucaristía, el papa se dirigió al altar central y ofició este paso de la misa de espaldas a los fieles.
Fuente: Infobae
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