- El régimen egipcio decidió alterar la hoja de ruta trazada por los militares tras el derrocamiento del islamista Mohamed Mursi y enarbolada ante la comunidad internacional como el compromiso de una ordenada "transición hacia la democracia".
El cambio desbarata el calendario electoral elaborado el pasado julio al adelantar las elecciones presidenciales, que se celebrarán en el plazo máximo de tres meses, y postergar las parlamentarias.
El trueque, anunciado por el presidente interino Adli Mansur, ofrece al líder castrense Abdelfatah al Sisi un vía rápida hacia el palacio presidencial en pleno culto a su figura.
"He decidido enmendar la hoja de ruta para celebrar las elecciones presidenciales primero, seguidas por las parlamentarias",proclamó Mansur en un discurso a la nación retransmitido por la televisión estatal.
El magistrado, quien sucedió a Mursi tras el golpe de Estado, aseguró que la mayoría de los movimientos políticos se han mostrado favorables al adelanto.
De acuerdo con la nueva Constitución, aprobada con el 98,1% de los votos a mediados de enero, la cita con las urnas podría producirse como tarde a mediados de abril.
Al Sisi, quien tendría previsto anunciar su candidatura en los próximos días, carece de rival. Tras meses de propaganda, una parte de la población le considera un redentor capaz de devolver la estabilidad y atajar la crisis económica.
El sábado miles de personas tomaron la simbólica plaza Tahrirde El Cairo en la enésima muestra de delirio popular hacia el general.
"La gente ha expresado su deseo de un modo muy claro. Quieren a Al Sisi en el trono presidencial y la presión no cesará hasta que anuncie su candidatura", señaló recientemente a EL MUNDO el portavoz de la Comisión Constitucional y novelista Mohamed Salmawi.
El anuncio llegó cuando el país aún intentaba digerir el reguero de muertos y detenidos que dejó la víspera el tercer aniversario de las revueltas que forzaron la salida de Hosni Mubarak.
Las fuerzas del orden arrojaron gases lacrimógenos y usaron munición real para aplastar las manifestaciones convocadas por separado por islamistas y jóvenes revolucionarios. La brutal represión policial convirtió la conmemoración en un baño de sangre.
Hasta 49 personas perdieron la vida y otras 247 resultaron heridas en varias provincias del país. El Ministerio de Interior arrestó a más de 1.000 manifestantes.
Un baño de sangre
La violencia, precedida por los cuatro atentados que el viernes sacudieron la capital y dejaron seis muertos, indica la incapacidad del gobierno interino para restablecer el orden siete meses después de la asonada. Desde noviembre la ofensiva contra los partidarios de Mursi se ha ampliado a la disidencia secular, crítica con un Ejecutivo que ha aprobado una draconiana ley antiprotestas y ha dado luz verde al regreso del estado policial.
En su alocución, Mansur advirtió de que "no dudará" en adoptar"medidas excepcionales y extraordinarias" para recuperar la estabilidad.
"La Historia ha demostrado que Egipto ya derrotó el terrorismo en los 90 del siglo pasado y volveremos a dar la batalla sin misericordia ni compasión", agregó tras reconocer que ha ordenado a las autoridades judiciales que habiliten nuevos juzgados especializados en terrorismo.
Horas antes de su intervención, tres soldados murieron en un ataque contra un autobús en el Sinaí. El sábado 25 de enero otroscinco uniformados fallecieron al estrellarse un helicóptero del ejército en el norte de la península.
Aunque las fuerzas armadas no han esclarecido las causas del accidente, el grupo yihadista Ansar Beit al Maqdis (Seguidores de la Casa de Jerusalén, en árabe), inspirado en Al Qaeda, se ha atribuido el ataque.
En un comunicado divulgado en Facebook, el ejército volvió a subrayar su determinación de "erradicar a los defensores de la opresión, la sedición y la blasfemia" en alusión a los Hermanos Musulmanes.
Fuente: elmundo.es
El trueque, anunciado por el presidente interino Adli Mansur, ofrece al líder castrense Abdelfatah al Sisi un vía rápida hacia el palacio presidencial en pleno culto a su figura.
"He decidido enmendar la hoja de ruta para celebrar las elecciones presidenciales primero, seguidas por las parlamentarias",proclamó Mansur en un discurso a la nación retransmitido por la televisión estatal.
El magistrado, quien sucedió a Mursi tras el golpe de Estado, aseguró que la mayoría de los movimientos políticos se han mostrado favorables al adelanto.
De acuerdo con la nueva Constitución, aprobada con el 98,1% de los votos a mediados de enero, la cita con las urnas podría producirse como tarde a mediados de abril.
Al Sisi, quien tendría previsto anunciar su candidatura en los próximos días, carece de rival. Tras meses de propaganda, una parte de la población le considera un redentor capaz de devolver la estabilidad y atajar la crisis económica.
El sábado miles de personas tomaron la simbólica plaza Tahrirde El Cairo en la enésima muestra de delirio popular hacia el general.
"La gente ha expresado su deseo de un modo muy claro. Quieren a Al Sisi en el trono presidencial y la presión no cesará hasta que anuncie su candidatura", señaló recientemente a EL MUNDO el portavoz de la Comisión Constitucional y novelista Mohamed Salmawi.
El anuncio llegó cuando el país aún intentaba digerir el reguero de muertos y detenidos que dejó la víspera el tercer aniversario de las revueltas que forzaron la salida de Hosni Mubarak.
Las fuerzas del orden arrojaron gases lacrimógenos y usaron munición real para aplastar las manifestaciones convocadas por separado por islamistas y jóvenes revolucionarios. La brutal represión policial convirtió la conmemoración en un baño de sangre.
Hasta 49 personas perdieron la vida y otras 247 resultaron heridas en varias provincias del país. El Ministerio de Interior arrestó a más de 1.000 manifestantes.
Un baño de sangre
La violencia, precedida por los cuatro atentados que el viernes sacudieron la capital y dejaron seis muertos, indica la incapacidad del gobierno interino para restablecer el orden siete meses después de la asonada. Desde noviembre la ofensiva contra los partidarios de Mursi se ha ampliado a la disidencia secular, crítica con un Ejecutivo que ha aprobado una draconiana ley antiprotestas y ha dado luz verde al regreso del estado policial.
En su alocución, Mansur advirtió de que "no dudará" en adoptar"medidas excepcionales y extraordinarias" para recuperar la estabilidad.
"La Historia ha demostrado que Egipto ya derrotó el terrorismo en los 90 del siglo pasado y volveremos a dar la batalla sin misericordia ni compasión", agregó tras reconocer que ha ordenado a las autoridades judiciales que habiliten nuevos juzgados especializados en terrorismo.
Horas antes de su intervención, tres soldados murieron en un ataque contra un autobús en el Sinaí. El sábado 25 de enero otroscinco uniformados fallecieron al estrellarse un helicóptero del ejército en el norte de la península.
Aunque las fuerzas armadas no han esclarecido las causas del accidente, el grupo yihadista Ansar Beit al Maqdis (Seguidores de la Casa de Jerusalén, en árabe), inspirado en Al Qaeda, se ha atribuido el ataque.
En un comunicado divulgado en Facebook, el ejército volvió a subrayar su determinación de "erradicar a los defensores de la opresión, la sedición y la blasfemia" en alusión a los Hermanos Musulmanes.
Fuente: elmundo.es
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