- Según 'The New York Times', eran remanentes de programas abandonados y encontrados en territorio que ahora controla el Estado Islámico.
EEUU ocultó que entre 2004 y 2011, tras iniciar la guerra en Irak en 2003, hubo al menos siete soldados heridos por armas químicas abandonadas años atrás durante el régimen de Sadam Husein, según indica The New York Times en un reportaje de investigación publicado este miércoles.
"Durante esos años las tropas estadounidenses y las iraquíes encontraron repetidamente armas químicas abandonadas y en varias ocasiones los soldados resultaron heridos", se asegura en un reportaje titulado Las víctimas secretas de las armas químicas abandonadas en Irak. En total, los soldados estadounidenses encontraron alrededor de 5.000 armas químicas, entre cabezas explosivas, proyectiles y bombas de aviación, según los testimonios de doce participantes y documentos de Inteligencia a los que tuvo acceso el rotativo.
Según The New York Times, el Pentágono declinó pronunciarse sobre la información que recoge este reportaje. "El secretismo del Gobierno, aseguran las víctimas y participantes, impidió a los soldados recibir una información médica adecuada y reconocimiento oficial por sus heridas", indica el diario. Ahora la preocupación, recoge el rotativo, reside en la localización de esos restos químicos descubiertos, que estaban en territorios que a día de hoy controlan en gran medida los milicianos del Estado Islámico.
"Me sentí más como un conejillo de indias que como un soldado herido", ha declarado al periódico estadounidense un exsargento del Ejército que sufrió quemaduras por gas mostaza en 2007 y que, según ha explicado, se le negó la asistencia hospitalaria y la evacuación médica a EEUU a pesar de las peticiones de su comandante. The New York Times denuncia que el descubrimiento y la exposición a armas químicas en Irak no fue ni compartida públicamente ni entre los propios militares.
El diario relata que el Congreso tampoco fue informado al 100% de todo lo que se encontró en Irak, un hecho que se entiende al conocer que las tropas y los oficiales fueron instruidos para mantener silencio o para presentar informes que poco tenían que ver con la realidad que habían encontrado. "No hay nada de importancia, es lo que se me ordenó decir",asegura Jarrod Lampier, un comandante del Ejército recientemente retirado que estuvo presente en el mayor descubrimiento de armas químicas durante la guerra. Según ha relatado al diario estadounidense, en su operación de 2006 se descubrieron en un antiguo puesto de la Guardia Republicana más de 2.400 cohetes que contenían un agente nervioso.
Fuente: publico.es
"Durante esos años las tropas estadounidenses y las iraquíes encontraron repetidamente armas químicas abandonadas y en varias ocasiones los soldados resultaron heridos", se asegura en un reportaje titulado Las víctimas secretas de las armas químicas abandonadas en Irak. En total, los soldados estadounidenses encontraron alrededor de 5.000 armas químicas, entre cabezas explosivas, proyectiles y bombas de aviación, según los testimonios de doce participantes y documentos de Inteligencia a los que tuvo acceso el rotativo.
Según The New York Times, el Pentágono declinó pronunciarse sobre la información que recoge este reportaje. "El secretismo del Gobierno, aseguran las víctimas y participantes, impidió a los soldados recibir una información médica adecuada y reconocimiento oficial por sus heridas", indica el diario. Ahora la preocupación, recoge el rotativo, reside en la localización de esos restos químicos descubiertos, que estaban en territorios que a día de hoy controlan en gran medida los milicianos del Estado Islámico.
"Me sentí más como un conejillo de indias que como un soldado herido", ha declarado al periódico estadounidense un exsargento del Ejército que sufrió quemaduras por gas mostaza en 2007 y que, según ha explicado, se le negó la asistencia hospitalaria y la evacuación médica a EEUU a pesar de las peticiones de su comandante. The New York Times denuncia que el descubrimiento y la exposición a armas químicas en Irak no fue ni compartida públicamente ni entre los propios militares.
El diario relata que el Congreso tampoco fue informado al 100% de todo lo que se encontró en Irak, un hecho que se entiende al conocer que las tropas y los oficiales fueron instruidos para mantener silencio o para presentar informes que poco tenían que ver con la realidad que habían encontrado. "No hay nada de importancia, es lo que se me ordenó decir",asegura Jarrod Lampier, un comandante del Ejército recientemente retirado que estuvo presente en el mayor descubrimiento de armas químicas durante la guerra. Según ha relatado al diario estadounidense, en su operación de 2006 se descubrieron en un antiguo puesto de la Guardia Republicana más de 2.400 cohetes que contenían un agente nervioso.
Fuente: publico.es
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