A primera hora de la mañana de ayer las autoridades de la república islámica enviaron un mensaje contundente a los «grupos hostiles al régimen» a los que culpan de la emboscada sufrida en la localidad de Saraván. Un 'ojo por ojo' del que, aseguran, ya venían alertando a sus enemigos. «Hemos ahorcado a 16 rebeldes en respuesta al acto terrorista», anunció el fiscal general de Sahedán, capital de la provincia de Sistán Baluchistán, Mohamed Marzie.
«Habíamos advertido a los grupos rebeldes de que un ataque a la población civil o a miembros de las fuerzas de seguridad no quedaría impune», zanjó Marzieh en declaraciones recogidas por la agencia Fars. Los reclusos, de los que no han trascendido detalles por parte del Gobierno, habrían sido juzgados y condenados, pero sus ejecuciones se habrían adelantado a raíz del asalto, según informó la cadena BBC. Aun así, no está claro qué tipo de relación guardaban los reclusos con los hombres que atacaron el puesto fronterizo.
Si bien el ataque no ha sido reivindicado, las sospechas de Teherán se centran en el grupo armado suní Yundulá (Ejército de Dios). La república islámica los considera una organización terrorista que opera en la región de Sistán Baluchistán para defender los derechos de la minoría a la que representan. El líder de Yundulá, Abdolmalek Rigi, fue ahorcado en 2010 tras ser capturado por las autoridades persas cuando obligaron a aterrizar el avión en el que sobrevolaba el espacio aéreo del país.
Fuente: larioja.com
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