Hasta 15 personas fueron necesarias para sacar del agua la criatura, un pez sable, con el que posteriormente posaron, sosteniéndolo en sus brazos, en una divertida foto.
El animal ya estaba muerto cuando fue descubierto por una instructora del Catalina Island Marine Institute (CIMI), Jasmine Santana, que se encontraba buceando cuando llevó a cabo el descomunal hallazgo. «Nunca habíamos visto un pez de este tamaño, la última serpiente marina que encontramos medía un metro. «Tengo que sacar esto o nadie me creerá», explicó Mark Waddington, del CIMI, en declaraciones que recoge Fox News.
Muestras de tejido del enorme animal, así como imágenes de vídeo, han sido enviadas a la Universidad de California, en Santa Bárbara, para que un grupo de biólogos explore a fondo este descubrimiento, que remite a las viejas leyendas de criaturas monstruosas, responsables de naufragios.
La realidad es que los peces sable o remo son animales esquivos, solitarios y difíciles de localizar, ya que habitan a profundidades de mil metros. Pueden alcanzar los 17 metros de longitud, así que no es de extrañar el pavor que les profesaban, hace siglos, los asustados marinos.
Fuente: eleconomista.es
El animal ya estaba muerto cuando fue descubierto por una instructora del Catalina Island Marine Institute (CIMI), Jasmine Santana, que se encontraba buceando cuando llevó a cabo el descomunal hallazgo. «Nunca habíamos visto un pez de este tamaño, la última serpiente marina que encontramos medía un metro. «Tengo que sacar esto o nadie me creerá», explicó Mark Waddington, del CIMI, en declaraciones que recoge Fox News.
Muestras de tejido del enorme animal, así como imágenes de vídeo, han sido enviadas a la Universidad de California, en Santa Bárbara, para que un grupo de biólogos explore a fondo este descubrimiento, que remite a las viejas leyendas de criaturas monstruosas, responsables de naufragios.
La realidad es que los peces sable o remo son animales esquivos, solitarios y difíciles de localizar, ya que habitan a profundidades de mil metros. Pueden alcanzar los 17 metros de longitud, así que no es de extrañar el pavor que les profesaban, hace siglos, los asustados marinos.
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