Se trata del cuarto mayor crecimiento en todo el mundo en 2013, tras el de Sierra Leona, Sudán del Sur y Turkmenistán, según el pronóstico del Fondo Monetario Internacional (FMI).
El crecimiento de dos dígitos de Paraguay este año coincide con la previsión oficial y es un ejemplo de los enormes vaivenes de su economía, que en 2009 también se apuntó un crecimiento del 13 % después de otra recesión el año anterior.
El ministro de Hacienda, Germán Rojas, destacó hoy que el nivel de crecimiento de Paraguay es uno de los más altos del mundo pero explicó que se da en "un marco de volatilidad".
Con unos 14 millones de cabezas de ganado y una población de 6,6 millones de habitantes en un territorio algo mayor que Alemania, que tiene 80 millones de habitantes, Paraguay es una nación agropecuaria de vastos espacios deshabitados.
Su destino y su economía están muy vinculados a las lluvias, las sequías y las plagas.
El crecimiento de este año está fundamentado en la recuperación de los mercados de carne perdidos por un brote de fiebre aftosa que afectó a las exportaciones.
También se debe a la mejora general del sector agropecuario, que tras la mala cosecha el curso anterior tuvo un incremento del 50 %, al que se suma un aumento del 8 % del PIB no agropecuario.
El informe del Banco Central de Paraguay (BCP), presentado en rueda de prensa por el ministro de Hacienda, augura un crecimiento en 2014 del 4,8 %, cerca de las previsiones del FMI en octubre: un 12 % para este año y un 4,6 % el que viene.
Paraguay es el país con la segunda mayor concentración de tierras del mundo, ya que el 2,6 % de los propietarios detentan el 85,5 % de la superficie agrícola, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La soja y la carne, las dos principales exportaciones de Paraguay, generan un 20 % de su PIB y la gran mayoría de sus exportaciones, pero solo contribuyen un 2 % a los ingresos fiscales.
Asimismo, la bonanza de las cosechas no supone necesariamente en un gran flujo de guaraníes para el Estado paraguayo, que es el que menos tributos recauda en América Latina, un 12,3 % del PIB, según el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).
Sus explosiones económicas han tenido un impacto reducido en los indicadores de desarrollo.
El nivel de pobreza bajó del 36,8 % en 2001 al 32,4 % en 2011, pero la pobreza extrema aumentó del 16,7 al 18 % en el mismo periodo, mientras que el empleo informal se redujo del 87,1 % al 81,3 %, según un reciente estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Además, el año se cierra con un déficit del 1,85 %, cuando el Parlamento aprobó recientemente una ley impulsada por el Ejecutivo que lo limita al 1,5 %.
"Si apostábamos a la realización del 100 por ciento de lo contemplado en el presupuesto para este año íbamos a tener un déficit de -2,9 por ciento de déficit fiscal", justificó el ministro, que auguró una mejor tendencia de ahora en adelante.
El ministro explicó que con el presupuesto de 2014 se pretende reducir aún más ese déficit fiscal, contener los gastos corrientes, reducir los superfluos y evitar el incremento de salarios, y aun así, mantener los programas orientados a la reducción de la pobreza.
Fuente: EFE/elEconomista.es
El crecimiento de dos dígitos de Paraguay este año coincide con la previsión oficial y es un ejemplo de los enormes vaivenes de su economía, que en 2009 también se apuntó un crecimiento del 13 % después de otra recesión el año anterior.
El ministro de Hacienda, Germán Rojas, destacó hoy que el nivel de crecimiento de Paraguay es uno de los más altos del mundo pero explicó que se da en "un marco de volatilidad".
Con unos 14 millones de cabezas de ganado y una población de 6,6 millones de habitantes en un territorio algo mayor que Alemania, que tiene 80 millones de habitantes, Paraguay es una nación agropecuaria de vastos espacios deshabitados.
Su destino y su economía están muy vinculados a las lluvias, las sequías y las plagas.
El crecimiento de este año está fundamentado en la recuperación de los mercados de carne perdidos por un brote de fiebre aftosa que afectó a las exportaciones.
También se debe a la mejora general del sector agropecuario, que tras la mala cosecha el curso anterior tuvo un incremento del 50 %, al que se suma un aumento del 8 % del PIB no agropecuario.
El informe del Banco Central de Paraguay (BCP), presentado en rueda de prensa por el ministro de Hacienda, augura un crecimiento en 2014 del 4,8 %, cerca de las previsiones del FMI en octubre: un 12 % para este año y un 4,6 % el que viene.
Paraguay es el país con la segunda mayor concentración de tierras del mundo, ya que el 2,6 % de los propietarios detentan el 85,5 % de la superficie agrícola, según la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
La soja y la carne, las dos principales exportaciones de Paraguay, generan un 20 % de su PIB y la gran mayoría de sus exportaciones, pero solo contribuyen un 2 % a los ingresos fiscales.
Asimismo, la bonanza de las cosechas no supone necesariamente en un gran flujo de guaraníes para el Estado paraguayo, que es el que menos tributos recauda en América Latina, un 12,3 % del PIB, según el Centro de Análisis y Difusión de la Economía Paraguaya (CADEP).
Sus explosiones económicas han tenido un impacto reducido en los indicadores de desarrollo.
El nivel de pobreza bajó del 36,8 % en 2001 al 32,4 % en 2011, pero la pobreza extrema aumentó del 16,7 al 18 % en el mismo periodo, mientras que el empleo informal se redujo del 87,1 % al 81,3 %, según un reciente estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Además, el año se cierra con un déficit del 1,85 %, cuando el Parlamento aprobó recientemente una ley impulsada por el Ejecutivo que lo limita al 1,5 %.
"Si apostábamos a la realización del 100 por ciento de lo contemplado en el presupuesto para este año íbamos a tener un déficit de -2,9 por ciento de déficit fiscal", justificó el ministro, que auguró una mejor tendencia de ahora en adelante.
El ministro explicó que con el presupuesto de 2014 se pretende reducir aún más ese déficit fiscal, contener los gastos corrientes, reducir los superfluos y evitar el incremento de salarios, y aun así, mantener los programas orientados a la reducción de la pobreza.
Fuente: EFE/elEconomista.es
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