Después recitó el “Angelus” del mediodía frente a una impresionante multitud que lo ovacionaba desde la plaza y envió un mensaje a los que no creeny a los católicos indiferentes o distanciados de la Iglesia, asegurándoles que “Dios los está esperando con amor y respeto”.
La Epifanía es la última de las fiestas de fin de año en las celebraciones católicas y la liturgia sirvió para que el Papa argentino anunciara también que el Día de Pascua de este nuevo año será el 20 de abril. Por la tarde el Papa acudió a una parroquia de la urbe en su condición de obispo de Roma, donde presenció un pesebre viviente de 200 fieles de la iglesia de San Alfonso de Liguori. El detalle colorido es que el bambino Jesús estaba representado por un bebé que fue bautizado con el nombre de Francisco ayer por la mañana.
En su primera celebración como pontífice de la misa por la Epifanía del Señor, Jorge Bergoglio lucía el báculo que perteneció a Juan Pablo II. Dijo que el ejemplo que dieron los Reyes Magos significa que “no podemos contentarnos con una vida mediocre ni con grandes apariencias” sino ser sencillos porque, como Melchor, Gaspar y Baltasar, “buscamos la luz”.
El Evangelio “nos dice que cuando los Magos llegaron a Jerusalén perdieron de vista momentáneamente” a la estrella que los guiaba. El Papa argentino recordó la oscuridad que se esparcía por culpa de Herodes que mataba a los hijos de la carne “porque el miedo te mata en el corazón”.
“Su ejemplo nos ayuda a levantar la mirada hacia la estrella y seguir los grandes deseos de nuestro corazón. Los Magos nos ayudan a no dejarnos engañar por las apariencias. Debemos ir de nuevo hacia Belén”, dijo el Papa.
Poco más tarde, desde la ventana del tercer piso del Palacio Apostólico, Francisco rezó el Angelus y lanzó un gesto de acercamiento a los católicos distanciados de la Iglesia. “Quisiera decirles a todos aquellos que se sienten lejos de Dios y de la Iglesia, con respeto hacia quienes tengan temor o indiferencia: El Señor los convoca, quiere que sean parte de su pueblo, y lo hace con gran respeto y amor. El Señor no hace proselitismo, da amor y este amor los busca, los espera, a ustedes los que no crean o que se hayan apartado” de la iglesia.
Por la tarde, Francisco, obispo de Roma, visitó la parroquia romana de San Alfonso de Liguori, donde lo esperaban centenares de chicos con globos con los colores amarillo y blanco del Vaticano. El Papa argentino presenció un pesebre viviente con más de 200 parroquianos figurantes que evocaban el nacimiento de Cristo en Belén.
El papel estelar lo tenía un bebé que ayer fue bautizado con el nombre de Francisco y que representaba al niño Jesús. Durante una hora, Jorge Bergoglio, que se mostraba alegre y cómodo entre la gente que lo aclamaba, lo saludaba y lo tocaba conmovida, primero rezó en privado y después salió a saludar personalmente, en primer lugar, a enfermos, discapacitados y a los chicos, que lo esperaban desde hacía horas.
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