- La semana próxima tendrán lugar las cruciales elecciones parlamentarias, las primeras desde el retiro de las tropas estadounidenses en 2011, en medio de una ola de violencia que impedirá la votación en algunas zonas de un país devastado por la guerra.
Más de 21 millones de electores están convocados el próximo 30 de abril para elegir a los 328 diputados del Parlamento entre un total de 9.040 candidatos que representan a las tres principales comunidades del país: los árabes chiitas, los árabes sunnitas y los kurdos.
El gobierno, dominado por la mayoría chiita, lidia con una creciente violencia sectaria que el año pasado llegó a un nivel no visto desde 2006 Y 2007, cuando el país quedó al borde de la guerra civil.
Las fuerzas de seguridad y la comunidad chiita, a la que pertenece la mayoría del Gobierno, son el objetivo elegido por la insurgencia sunnita.
Irak no sólo está afectado por la violencia, sino también por la corrupción y una economía deteriorada, así como por los estragos que causó la invasión militar ilegal norteamericana de 2003.
La coalición que encabeza el primer ministro, el chiita Nuri al Maliki, en el poder desde 2006, es considerada como favorita.
Sin embargo, se espera que ningún bloque pueda hacerse con la mayoría parlamenaria por sí solo, por lo que la formación de un nuevo gobierno dependerá de la capacidad de las fuerzas más votadas para concertar alianzas con otros partidos que le permitan llegar a las 165 bancas necesarias para controlar el Legislativo.
Al actual premier, que aspira a un tercer mandato, le llevó 10 meses formar un gobierno tras las elecciones de 2010 debido a los ajustados resultados electorales.
Al Maliki llegó al poder tras aliarse con los chiitas de la Alianza Nacional Iraquí, después de que la fuerza más votada, Al Iraqiya, una coalición entre el ex premier chiita Iyad Allawi y líderes sunnitas, no lograra una mayoría suficiente para gobernar.
En estas elecciones, la Coalición de Estado de Derecho (CED) de Al Maliki espera no tener que depender de otros partidos como el Movimiento Sadrista liderado por el clérigo Muqtada al Sadr, que junto al Consejo Supremo Islámico de Irak, repesentan las tres fuerzas puramente chiitas que se presentarán el próximo 30 de abril.
"Probamos un Ejecutivo de coalición nacional y vimos que se trata de una vía débil y llena de obstáculos para preparar los proyectos de ley y la aplicación del programa gubernamental", dijo Abbas al Bayati, candidato de la CED, a la agencia de noticias EFE.
Al Bayati confió en que los próximos comicios marcarán "un giro en el proceso político hacia la consolidación de la democracia, la construcción de las instituciones y la dotación de servicios".
Las elecciones llegan en un momento en el que Irak afronta importantes desafíos como la división política, la crisis entre el gobierno central y las provincias de mayoría sunnita y el deterioro de la situación de seguridad en varias zonas del país.
La minoría sunnita, que dominó el país hasta el derrocamiento del ejecutado Saddam Hussein (1979-2003), acusa al gobierno chiita de disciminación y de desatención, y durante el año pasado protagonizó una ola nacional de protestas cuya sangrienta represión agravó y alimentó más las divisiones y la insurgencia.
Sólo el año pasado, más de 8.000 personas, de las cuales 7.818 eran civiles, murieron en atentados cometidos en su mayoría por grupos sunnitas, según datos de Naciones Unidas.
El gobierno ya dijo que no habrá votación en las zonas de la provincia occidental de Al Anbar, la más extensa del país, donde el Ejército realiza una ofensiva contra la rama local de la red Al Qaeda, el sunnita Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).
La operación comenzó en enero pasado y aumentó la tensión con las tribus sunnitas que predominan en la provincia, que creen que la ofensiva es un intento de acabar con sus reivindicaciones de mayor participación en la gestión política y administrativa del país.
El EIIL controla desde diciembre parte de la capital provincial, Ramadi, y casi toda la vecina ciudad de Fallujah, ubicada 60 kilómetros al oeste de Bagdad, la capital iraquí.
Hamed al Mutlaq, candidato de la coalición opositora Al Iraqiya, dijo que "Irak está ante alternativas difíciles y el proceso político está a punto de derrumbarse por la división sectaria".
Al Mutlaq, que integra también la Comisión de Seguridad y de Defensa en el actual Parlamento, advirtió que el proceso electoral se caracterizará por la "debilidad y los grandes desequilibrios" en Ramadi y Fallujah, una situación ante la cual -dijo- no hay mejor opción que la celebración de los comicios.
Pese a no haber logrado una reconciliación nacional, Al Maliki cuenta con el apoyo de Estados Unidos e Irán que, por distintos motivos, lo consideran como el candidato más conveniente para intentar conducir el país hacia una democracia consolidada.
Fuente: Telam
El gobierno, dominado por la mayoría chiita, lidia con una creciente violencia sectaria que el año pasado llegó a un nivel no visto desde 2006 Y 2007, cuando el país quedó al borde de la guerra civil.
Las fuerzas de seguridad y la comunidad chiita, a la que pertenece la mayoría del Gobierno, son el objetivo elegido por la insurgencia sunnita.
Irak no sólo está afectado por la violencia, sino también por la corrupción y una economía deteriorada, así como por los estragos que causó la invasión militar ilegal norteamericana de 2003.
La coalición que encabeza el primer ministro, el chiita Nuri al Maliki, en el poder desde 2006, es considerada como favorita.
Sin embargo, se espera que ningún bloque pueda hacerse con la mayoría parlamenaria por sí solo, por lo que la formación de un nuevo gobierno dependerá de la capacidad de las fuerzas más votadas para concertar alianzas con otros partidos que le permitan llegar a las 165 bancas necesarias para controlar el Legislativo.
Al actual premier, que aspira a un tercer mandato, le llevó 10 meses formar un gobierno tras las elecciones de 2010 debido a los ajustados resultados electorales.
Al Maliki llegó al poder tras aliarse con los chiitas de la Alianza Nacional Iraquí, después de que la fuerza más votada, Al Iraqiya, una coalición entre el ex premier chiita Iyad Allawi y líderes sunnitas, no lograra una mayoría suficiente para gobernar.
En estas elecciones, la Coalición de Estado de Derecho (CED) de Al Maliki espera no tener que depender de otros partidos como el Movimiento Sadrista liderado por el clérigo Muqtada al Sadr, que junto al Consejo Supremo Islámico de Irak, repesentan las tres fuerzas puramente chiitas que se presentarán el próximo 30 de abril.
"Probamos un Ejecutivo de coalición nacional y vimos que se trata de una vía débil y llena de obstáculos para preparar los proyectos de ley y la aplicación del programa gubernamental", dijo Abbas al Bayati, candidato de la CED, a la agencia de noticias EFE.
Al Bayati confió en que los próximos comicios marcarán "un giro en el proceso político hacia la consolidación de la democracia, la construcción de las instituciones y la dotación de servicios".
Las elecciones llegan en un momento en el que Irak afronta importantes desafíos como la división política, la crisis entre el gobierno central y las provincias de mayoría sunnita y el deterioro de la situación de seguridad en varias zonas del país.
La minoría sunnita, que dominó el país hasta el derrocamiento del ejecutado Saddam Hussein (1979-2003), acusa al gobierno chiita de disciminación y de desatención, y durante el año pasado protagonizó una ola nacional de protestas cuya sangrienta represión agravó y alimentó más las divisiones y la insurgencia.
Sólo el año pasado, más de 8.000 personas, de las cuales 7.818 eran civiles, murieron en atentados cometidos en su mayoría por grupos sunnitas, según datos de Naciones Unidas.
El gobierno ya dijo que no habrá votación en las zonas de la provincia occidental de Al Anbar, la más extensa del país, donde el Ejército realiza una ofensiva contra la rama local de la red Al Qaeda, el sunnita Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL).
La operación comenzó en enero pasado y aumentó la tensión con las tribus sunnitas que predominan en la provincia, que creen que la ofensiva es un intento de acabar con sus reivindicaciones de mayor participación en la gestión política y administrativa del país.
El EIIL controla desde diciembre parte de la capital provincial, Ramadi, y casi toda la vecina ciudad de Fallujah, ubicada 60 kilómetros al oeste de Bagdad, la capital iraquí.
Hamed al Mutlaq, candidato de la coalición opositora Al Iraqiya, dijo que "Irak está ante alternativas difíciles y el proceso político está a punto de derrumbarse por la división sectaria".
Al Mutlaq, que integra también la Comisión de Seguridad y de Defensa en el actual Parlamento, advirtió que el proceso electoral se caracterizará por la "debilidad y los grandes desequilibrios" en Ramadi y Fallujah, una situación ante la cual -dijo- no hay mejor opción que la celebración de los comicios.
Pese a no haber logrado una reconciliación nacional, Al Maliki cuenta con el apoyo de Estados Unidos e Irán que, por distintos motivos, lo consideran como el candidato más conveniente para intentar conducir el país hacia una democracia consolidada.
Fuente: Telam
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