Dos mujeres que formaban parte de la poderosa policía femenina Al Khansa y que han escapado a Turquía, hablan de su vida bajo el régimen y de los castigos que fueron obligadas a suministrar a otras mujeres.
"La belleza requiere sacrificio", afirman en sentido figurado mujeres en todo el mundo, desconociendo que las mujeres de Siria, controladas por Al Khansa, saben por propia experiencia lo que es.
Dos exmiembros del escuadrón de policía femenino del Estado Islámico, Al Khansa, han preferido mantener el anonimato al hablar con el canal Sky News. Sobre sus tareas recordaron quedebían asegurarse que las mujeres estuvieran totalmente cubiertas, que no llevaran zapatos de tacón y que en público estuvieran acompañadas por un hombre. De no cumplirse estas normas, se les aplicaban castigos.
Entre los 'delitos' más graves, señalan el intento de escapar, que se castiga con 60 latigazos, mientras que por llevar tacones se aplican 40 latigazos.
Una de las exagentes de Al Khansa confiesa que lamenta haber azotado a mujeres de edad, aunque sostiene que "las jóvenes deberían vestirse de manera adecuada".
Las dos mujeres, que por su trabajo cobraban 70 libras al mes, estaban casadas con yihadistas extranjeros. Daa (no es su nombre real) abandonó Siria luego de que su marido se inmolara en un atentado suicida. La mujer comenta que su marido la convenció de que la vida en el Estado Islámico era el camino correcto.
La otra exagente, que se presentó como Umm Ous, dijo que tenía 23 años cuando llegó al Estado Islámico, "donde estaba la verdadera religión" y agregó que "todos llegaron para combatir a los no creyentes". Como muchas otras mujeres, estaba casada con un combatiente extranjero. Su primer marido fue asesinado en una batalla, el segundo la abandonó al huir del EI.
A pesar de que las dos escaparon a principios de este año a Turquía, todavía tienen miedo de que los militantes del Estado Islámico las encuentren.
Dos exmiembros del escuadrón de policía femenino del Estado Islámico, Al Khansa, han preferido mantener el anonimato al hablar con el canal Sky News. Sobre sus tareas recordaron quedebían asegurarse que las mujeres estuvieran totalmente cubiertas, que no llevaran zapatos de tacón y que en público estuvieran acompañadas por un hombre. De no cumplirse estas normas, se les aplicaban castigos.
Entre los 'delitos' más graves, señalan el intento de escapar, que se castiga con 60 latigazos, mientras que por llevar tacones se aplican 40 latigazos.
Una de las exagentes de Al Khansa confiesa que lamenta haber azotado a mujeres de edad, aunque sostiene que "las jóvenes deberían vestirse de manera adecuada".
Las dos mujeres, que por su trabajo cobraban 70 libras al mes, estaban casadas con yihadistas extranjeros. Daa (no es su nombre real) abandonó Siria luego de que su marido se inmolara en un atentado suicida. La mujer comenta que su marido la convenció de que la vida en el Estado Islámico era el camino correcto.
La otra exagente, que se presentó como Umm Ous, dijo que tenía 23 años cuando llegó al Estado Islámico, "donde estaba la verdadera religión" y agregó que "todos llegaron para combatir a los no creyentes". Como muchas otras mujeres, estaba casada con un combatiente extranjero. Su primer marido fue asesinado en una batalla, el segundo la abandonó al huir del EI.
A pesar de que las dos escaparon a principios de este año a Turquía, todavía tienen miedo de que los militantes del Estado Islámico las encuentren.
RT
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