Cuando la situación económica en Argentina apenas inicia el camino de la crisis, otra mala noticia tapa una vez más la luz al final del túnel. Según un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el país ya es el más endeudado de todo el subcontinente, y esto sólo toma en consideración el primer desembolso de 15.000 millones de dólares del total de 57.000 millones que le solicitó al Fondo Monetario Internacional (FMI) en 2018.
Según un informe preliminar al tercer trimestre de 2018 realizado por el Ministerio de Hacienda, la deuda externa de Argentina fue de 307.656 millones de dólares y la relación con el PBI alcanzó un pico histórico de 95,4%. Cabe destacar que el cálculo del PBI pasado a dólares se vió gravemente afectado por la fuerte devaluación del 100% que sufrió el peso argentino en 2018 y que se estima que el ratio deuda/PBI culmine cercano al 80%.
En 2001, año en que la Argentina cayó en default y suspendió los pagos de su deuda externa, ésta no superaba los 133.000 millones de dólares y la relación con el PBI saltó del 54% al 166% en el primer año de la crisis, el peor de la historia reciente. En 2015, año en el que asumió Mauricio Macri, la deuda pública rondaba los 240.000 millones de dólares y representaba un 52,6% del producto bruto interno.
La política económica del Gobierno de Mauricio Macri ha encarado desde los inicios de su mandato un endeudamiento con el mercado de capitales para financiar el reordenamiento fiscal y estructural que habría intentado realizar de manera gradualista. El salvataje financiero del FMI cambió el panorama y las previsiones de cara al futuro en cuanto al crecimiento e impacto de la deuda están lejos de ser tranquilizadoras.
“La deuda lo que genera es un mecanismo de coerción porque, al no ser sostenible en el tiempo, obliga a recurrir a organismos internacionales que auxilien, como de hecho pasó, y de la mano del FMI vienen nuevos condicionamientos en el manejo de las cuentas públicas y reformas”, dijo a Sputnik Francisco Cantamutto, economista e investigador.
El Fondo Monetario sigue de cerca las cuentas públicas y demanda un fuerte ajuste económico para lograr eliminar el déficit fiscal.
Cantamutto recordó que, de acuerdo a los memorandos que han surgido de los acuerdos con el FMI y sus revisiones, el organismo exige avanzar con una reforma de la Carta Orgánica del Banco Central, en la privatización de activos del Estado —incluyendo terrenos— y en reformas previsional y laboral, asuntos que serían parte de la agenda en el corto o mediano plazo.
“El FMI lo que hace es explícitamente imponer la agenda de lo que quiere realizar. El llegar a un acuerdo con el Fondo no es una señal de solvencia sino de crisis y pérdida de soberanía, teniendo que rendir cuentas a ellos antes que al pueblo argentino”, dijo Cantamutto.
“Esto se parece mucho a lo que ocurrió en el caso de Grecia, donde llegaron a tener casi un centenar de funcionarios en distintos ministerios tutelando lo que se decidía”, sentenció el economista, miembro de la Sociedad de Economía Crítica (SEC) de Argentina.
Sputnik.
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