“Lo que todavía nos falta es una estructura macroeconómica definitivamente sólida”, señaló el mandatario, a solo siete meses de las elecciones presidenciales -con primarias en agosto- ante multitud de funcionarios de su Gobierno en una reunión de gabinete ampliado en el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires.
El presidente disertó apenas unas horas antes de que el instituto de estadísticas publique el dato adelantado del producto interior bruto y los indicadores del mercado de trabajo de 2018, año en que se desató una recesión causada principalmente por una fuerte sequía en el campo y la devaluación del peso ante el dólar.
En su discurso, Macri criticó duramente a los opositores que señalan que la situación económica se arregla “creciendo”.
“¿Y quién no quiere crecer? ¿quién no quiere crecer? para crecer tenemos que hacer esas cosas de fondo, estructurales, de base, que nos permiten crecer. Es elemental”, señaló, y reiteró que los cambios no se producen “de un día para el otro”, ya que “no se sopla y se hacen botellas”.
Según continuó, “cuesta mover” las estructuras y “correr a los estafadores que han adquirido privilegios a partir de trabar y hacer todo complejo”.
“Quiero decirles que estoy caliente, estoy caliente, por si no lo notaron. Siempre me calentó la mentira. Y otra vez volver a escuchar a los que vienen a proponer ese maravilloso atajo… esa solución mágica que nos desliga y nos releva de seguir este camino de trepar la montaña, con orgullo y esfuerzo pero convencidos”, subrayó.
Para Macri, que llegó a la Presidencia tras 12 años de Gobiernos kirchneristas con los que siempre ha sido muy crítico, “son muchos años de haber frustrado generaciones y de tirar gigantescas oportunidades por la ventana”.
“Pero también quiero decirles que a la misma vez que estoy un poquito enojado, estoy muy esperanzado porque todos los días pasan cosas que te llevan a ponerte bien y sentir que no es verdad que estamos condenados al fracaso persistente, que no podemos cambiar la historia”, sentenció, y puso como ejemplo los cambios en las fuerzas policiales o las mejoras de los indicadores educativos.
En este sentido, insistió en que lo que está haciendo su Gobierno “no es en vano” y recordó el apoyo otorgado a su gestión de parte de los más importantes líderes mundiales, especialmente durante la cumbre del G20 celebrada en Buenos Aires a finales del año pasado.
“A todos esos predicadores de la resignación y el escepticismo les digo que no es verdad que los argentinos estemos condenados a persistir en la línea de agresión, de aislamiento, de la no construcción en equipo”, enfatizó el presidente, que portó calcetines de distinto color para unirse a la conmemoración del Día Internacional del Síndrome de Down.
Tras unas primarias de voto obligatorio el 11 de agosto en las que se decidirán los candidatos definitivos de cada partido, el 27 de octubre tendrán lugar las elecciones generales, en las que se elegirá al nuevo presidente del país, se renovará la mitad de la Cámara de Diputados para los próximos cuatro años y un tercio de la de Senadores hasta 2025.
Varios son ya los políticos de orientación peronista -la corriente ideológica mayoritaria en el Parlamento- que han presentado su precandidatura a las presidenciales, y Macri ya ha confirmado en varias entrevistas que optará a la reelección.
Es así que en este año, para el mandatario, “más que nunca”, todos los argentinos van a recorrer “una profunda reflexión” de si se está haciendo “lo correcto”.
“Hagámonos cargo de ese liderazgo, de decirles a los argentinos que es por acá y por acá vamos hacia el futuro”, afirmó, convencido de que “claramente hay que arrimar el hombro” y “remar un poco más”.
“Porque de todo lo que se heredó no se sale de un día para el otro. Sin llorarla. Convencidos de que estamos en el lugar correcto y a la hora indicada. Somos la generación que vino a cambiar la historia para siempre”, concluyó.
EFE
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