Aquel encuentro —el primero entre mandatarios de los dos países— dejó muchos interrogantes en lo que se refiere a la desnuclearización y los analistas consideran que es necesario que la cita en la capital vietnamita aporte respuestas más claras. En Singapur, Kim prometió “trabajar por la desnuclearización completa de la península coreana”, pero la ausencia de avances desde entonces ha generado críticas.
El representante especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Stephen Biegun, reconoció en enero que Pyongyang y Washington no tenían una “visión compartida sobre lo que implica la desnuclearización”.
Estados Unidos ha pedido repetidamente que Corea del Norte abandone su arsenal nuclear de forma completa y verificable. Pyongyang tiene un concepto más amplio de la desnuclearización y busca el fin de las sanciones y de lo que considera amenazas estadounidenses —que en unas ocasiones incluyen la presencia militar estadounidense en el Sur y, en otras, en toda la región—.
“La ambigüedad y oscuridad del término ’desnuclearización’ exacerba el escepticismo sobre el compromiso de Estados Unidos y de Corea del Norte con la desnuclearización, escribió Shin Gi-wook, director del Programa Corea de la Universidad de Stanford.
Trump ha recurrido al palo y la zanahoria con Corea del Norte: elogió la “gran fuerza motriz económica” que representa, pero también aseguró que se mantendrán las duras sanciones hasta que el país dé un paso “significativo”.
En un acto el domingo en la Casa Blanca, dijo que las sanciones a Pyongyang por sus pruebas nucleares y de misiles permanecerán. “Las sanciones están activas. Todo está activo. Pero tenemos una corazonada especial, y creo que llevará a algo muy bueno. Quizás no”, dijo.
Pyongyang insiste en que ya ha tomado esas medidas, al llevar más de un año sin probar misiles balísticos ni armas nucleares y haber destruido las entradas a su sitio de ensayos atómicos. Pero al mismo tiempo, Corea del Norte dice que completó el desarrollo de su arsenal y que ya no necesita las instalaciones.
“EL PEOR ESCENARIO”
Biegun y su par norcoreano, Kim Hyok Chol, podrían empezar a trabajar en la declaración conjunta desde la mañana del miércoles. Recientemente, la retórica de Washington ha insistido en la seguridad de los ciudadanos estadounidenses más que en que el Norte abandone su arsenal, lo que ha planteado dudas sobre si Trump estaría dispuesto a aceptar una Corea del Norte con el arma nuclear a cambio de que abandone los misiles balísticos intercontinentales, con los que puede alcanzar Norteamérica.
Así, tanto Corea del Sur como Japón, aliados de Estados Unidos, seguirían al alcance del arsenal del Norte, lo que un editorial del Korea Herald describió como “el peor escenario”.
Trump dijo la semana pasada que no tiene un “calendario apremiante” para convencer a Pyongyang de que abandone su arsenal nuclear mientras mantenga detenidos sus ensayos.
Para Scott Seaman, de Eurasia Group, el presidente estadounidense —quien tras la cumbre de Singapur dijo que ya no había una amenaza nuclear norcoreana— tiene la vista puesta en el Premio Nobel. “Trump probablemente se centrará más en reforzar la narrativa de que ha garantizado la paz que en presionar a Kim por la desnuclearización”.
“MEDIDAS SIMBÓLICAS”
El mejor escenario, según Kim Yong-hyun, de la Universidad de Dongguk, sería que Trump y Kim elaboren una hoja de ruta para la desnuclearización. Corea del Norte podría adoptar “medidas simbólicas y visibles”, como el cierre del complejo nuclear de Yongbyon y el desmantelamiento de los misiles balísticos intercontinentales.
Washington podría prometer garantías de seguridad, una declaración del fin de la Guerra de Corea (1950-1953), que terminó con un armisticio, pero sin tratado de paz; o la apertura de oficinas de representación. Sería la primera etapa de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Corea del Norte, señala Go Myong-hyun, del Asan Institute of Policy Studies, y un “paso simbólico políticamente”.
“La expectativa de que (esta reunión) será un hito (…) probablemente es inapropiada”, dijo a la AFP. Pero Trump es imprevisible y podría intentar desviar la atención de los asuntos domésticos, en un momento en que su exabogado Michael Cohen debe declarar ante el Congreso, el 28 de febrero. “Trump podría decidir por impulso hacer concesiones significativas a Kim en Vietnam por interés propio”, señala el exanalista de la CIA Soo Kim.
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